Su espíritu emanaba justicia, de esas que reprimían pero no juzgaban, de esas que genuinamente te llevaban por aquel buen camino del que tanto hablan. Castigaba con sus suaves caricias mis rebeldías, amansaba a los feroces leones de la impulsividad que inundaban mi cuerpo.
Amaba con todo su cuerpo, amó hasta su último suspiro. Su fragilidad asustaba, un poco de presión la desarmaría en varios pedazos, los que luego me punzarían dolorosamente.
Observaba sus latidos, como acrecentaban su frecuencia cuando respiraba cerca suyo, deseaba que no cesaran, sabía que algún día lo harían, tal vez antes de lo que esperaba. Su cuerpo carecía de vida pero su sonrisa engañaba, daba a pensar que todo estaba bien.
Comían mucho, la vida come mucho, quería llevársela, otros querían encerrarme, acabar con aquel brillo que escapaba de sus poros, quitarme la libertad. Algo dentro suyo no me permitía alejarme, ni aunque lo intentara.
Aquella aura, esa que todos tenemos según dicen, era diferente, no era igual a ninguna, no tenía punto de comparación. Irradiaba armonía, hasta me atrevo a decir que emanaba cierta magia, de esas que protegen lo que está cerca, eso era, su cercanía protegía el lugar.
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Selene Moreno. 19 años
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Valentin Oliva. 20 años
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Hola, cómo andan? espero que bien y con ganas de leer esto medio improvisado, me surgió de una idea loca que espero que les guste tanto como a mi.
