03. 𝑚𝑖𝑟𝑎𝑑𝑎

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HOSTIL

"Dale, vayámonos de acá." insistía mi amigo, el único que quedaba en el hospital junto a mi. Llevábamos más de media semana encerrados en pequeñas habitaciones, durmiendo en las duras camillas de la clínica y comiendo puré con milanesa todos los días.

"No puedo depa, me duele la panza todavía." le recuerdo con cierto cansancio, me había propuesto escaparnos por lo menos tres veces en lo que llevamos acá dentro, seguía sin entender el estado en el que me encontraba.

"Tenes razón, perdoname." asiento con tranquilidad, restándole importancia al tema. "Veni que te cambio la venda." Se acerca hacia mi con una gasa y alcohol en mano, dispuesto a cambiarme el vendaje.
Me incorporo con su ayuda, permitiendo que me cure la herida rápidamente.

"Gracias amigo." agradezco cuando termina de cambiarme la venda, como todos los días. Se había ofrecido él mismo a curarme, como una excusa para estar más tiempo juntos ya que se aburría estando solo. No me quejaba, la compañía de un amigo siempre es necesaria.

"Bueno, tengo que volver a la cucha, después nos vemos." se despidió con pesar, caminando hacia la puerta tranquilamente.

Apenas se fue me levanté de la cama, poniéndome la ropa con bastante dificultad mientras saltaba de un lado a otro debido a lo frío que estaba el piso. Salgo de la habitación a las corridas, con una paciencia muy reducida, necesitaba buscar las medialunas tan especiales que preparaban en el bufete del hospital, eran sin duda lo mejor que me había pasado en esta semana, pero no quería compartir mi conocimiento con mi amigo, por la tarde solo quedaban unas pocas y no quería compartirlas.

El dolor lo había dejado atrás, lo único que anhelaba era probar nuevamente aquellas medialunas de manteca, mi panza las aclamaba. Unos gritos me desvían rápidamente de mi camino a la cafetería, haciendo que me dirija a los gritos de aquella habitación, siempre habían peleas ahí adentro, ahora lo que necesitaba era saber que pasaba ahí, la curiosidad era más fuerte que todo.

"No se cual es tu problema." a medida me iba acercando lograba escuchar con mayor claridad. "Tenes que dejar de ocultarte Sele, no tiene nada de malo que..." Aquella voz chillona, que parecería provenir del mismo nene de la otra vez, se apagó de golpe, indicando que alguien le había tapado la boca para que dejara de hablar.

Seguí caminando hasta encontrarme en la deteriorada puerta de la habitación, podría decirse que poseía un aspecto bastante lúgubre, pero algo dentro de ella emanaba alegría, como esos lugares desastrosos que de alguna forma u otra logran inspirar confianza y terminan siendo más cálidos de lo que parecían.

"Ya te dije Santi, me gusta como me queda." mis ojos se iluminan interesados al escuchar nuevamente esa voz suave con destellos de cansancio que dejaban entrever cierta frustración por parte de la chica. Instantáneamente asomo un poco más mi cabeza, casi por inercia, buscando comprender de que trataba la charla ajena tan repetitiva que escuchaba al pasa por este pasillo. "Dale San, ya no me da risa, ¿Me lo podes devolver?"

"Atrápame." Unos pasos acelerados me alertaron, quise correr mi cuerpo hacía un costado pero ya era muy tarde, me habían visto.

Un nene bastante petiso se quedó totalmente quieto, observándome con gracia luego de abrir la puerta por completo. Mi corazón seguía acelerado por el susto mientras mi cabeza no entendía lo que pasaba.

"¿Quien sos vos?" mis ojos se dirigen velozmente a la dueña de la pregunta la cuál me observaba con sus grandes ojos marrones los cuáles destilaban curiosidad, estos me miraban expectantes mientras ella acomodaba con apuro un gorro blanco en su cabeza. "¿Que haces acá?" inquiere al no obtener respuesta de mi parte, luego de dirigirle una mirada de enojo al enano.

"Escuché gritos y vine." me limité a responder sin mucho detalle. "Pero si no pasa nada me voy yendo." amago a irme cuando noto que era seguramente una típica pelea de hermanos, pero su voz me lo impide.

"¿Cómo te llamas?" giro mi cabeza nuevamente en su dirección, estaba pálida, su fino pelo marrón claro caía levemente por sus hombros mientras su cuerpo reposaba en una de esas incómodas camillas que la cubrían entre blancas sábanas, dándole un aspecto cansino.

"Valentin, vos?" inquiero con tranquilidad, aunque sabía su apodo, desconocía su nombre completo. Me mira dubitativa hasta que decide responderme.

"Selene." suelta en forma de suspiro, como si hablar le costara, como si aquella conversación le sacara fuerza, ahí supe que necesitaba descansar.

"Nos vemos, Sele." respondo vacilante antes de girarme por completo, dando por finalizado aquel encuentro.















































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aparezco

buenas, me tomé como más de dos semanas hasta que al fin me llegó la inspiración. Espero que lo disfruten, voten y comenten.

nos estamos leyendo🖤

5-10-2020🤍

Hostil ; wosWhere stories live. Discover now