Sonic The Hedgehog 2: La película

Planeta Hongo

En un universo gigantesco, lleno de galaxias infinitas, con planetas de distintos colores y tamaños, se encuentran uno en especial: el Planeta Hongo. "¿Qué tiene de especial?", Se preguntando. Bien, yo se los contaré.

En todo el universo, existían infinitos seres vivientes. Estoy casi seguro de que ha escuchado hablar de alguno, pero simplemente te pareció increíble o "tonto" el pensar que había más planetas de los que nos enseñan en la escuela primaria. Bien, todo es cierto. Así como existe Marte, Júpiter, e incluso el planeta Tierra, también existen otros planetas como Mobius, Pandora, Cybertron y Krypton. Todos son reales. No obstante, los seres que viven en estos planetas no son como te los imaginas, por desgracia —o fortuna—. Pero existe un solo planeta que es diferente de todos los demás. Para resumir, este hermoso, bello y sano planeta, es habitado únicamente por hongos. Hongos de distintos tamaños.

¡Damas y caballeros! Me es un honor para mí darles este bello recorrido por el Planeta Hongo en el Hongosafari. De su lado derecho podrá encontrar una asombrosa vista de una enorme manada de hongos. Hongos adultos, criando a sus bebés hongos. Asimismo, de su lado izquierdo, podrán encontrar ... ¡Oh, sorpresa! Más hongos.

No hay mucho sobre como describir el paisaje. Hongos y más hongos. O al menos así era hasta hace poco.

Hace unos meses eso cambió. Cambió cuando un enorme anilló dejó entrar una majestuosa nave espacial —eso parecía— que venía nada más ni nada menos que con un humano. Sí, el primer y único humano estaba habitando ahora el planeta jamás habitado: Planeta Hongo.

Me atrevo a decir que su estadía no fue deseada, puesto que después de darse cuenta de que su majestuoso aparato era pérdida total, comenzó a enloquecer. Admito que tardó un poco en darse cuenta de eso, e incluso ahora, día 93 desde su arribo, sigue sin aceptarlo.

A pesar de que se encuentra ahora mismo jugando hongo-ajedrez con uno de sus robots amigos, cree fielmente que está totalmente cuerdo. Y, en algunos momentos, lo parece.

¿Qué si lo dije bien? ¿Robots? Sí, robots.

Creo que no se los conté, pero después de que el "doctor" se diera cuenta de que estaba atrapado para siempre, al menos sin su nave, comenzó a desarmarla. Tenía la ilusión de que esas piezas le sirvieran en el futuro, tal vez como refugio por su llovía. ¿Llueve en Planeta Hongo? Por su puesto, de hecho llueve bastante seguido. Por si fuera poco, el calor es detestable. Pero ese no es el caso. Durante su desarmamiento, el doctor chiflado encontró la púa de su —ahora—archienemigo. Para su sorpresa, esta titilaba. Tenuemente, pero lo hacía. Esto hizo que una pequeña pizca de esperanza, o lo que fuera que estuviera sintiendo, se encendiera dentro de él.

La púa contenía energía, era obvio, sin embargo, esta era tenue. Decidió deshacerse de esa duda de una vez por todas, y colocó la púa una última vez en lo que era su ex nave. Esta se encendió sin titubeos, y escribía en el tablero "energía ilimitada". Al parecer, no estaba perdido después de todo.

Desgraciadamente, su nave ya no servía para volar, así que, a pesar de tener una energía técnicamente ilimitada, no tenía el medio para salir de ahí.

—¿Qué planea hacer ahora, doctor? —decía Robotnik, imaginando que aquella piedra con cara era quien emitía tal sonido, imitando la voz del agente Roca— Esa es una pregunta estúpida, Roca. De hecho, todo lo que dices es estúpido. Porque lo malo de ser el ser humano más inteligente del universo es que...

—Todos parecen estúpidos.

—Exacto, Rocky.—Robotnik toma la piedra y la lanza lejos, como solía hacerlo siempre.— ¡Estoy harto de ti!