Era un día común y corriente en el viejo y pacífico Green Hills. Maddie había ido temprano a trabajar, al igual que Tom. Ozzy había salido a pasear al patio de la casa después de comer, e incluso el cartero ya había dejado el correo en la residencia Wachowski, pero Sonic seguía sin levantarse.
Una llamada inesperada hizo que el teléfono fijo de la residencia emitiera el odioso sonido. Ring una, ring dos. Ozzy recibió el llamado, así que comenzó a ladrar. El erizo comenzó a girar en su cama, pues los molestos ladridos de su compañero lo empezaban a fastidiar.
—Ozzy, basta—decía mientras cambiaba de posición en la cama. El perro seguía ladrando, inclusivamente, más chillón que la vez anterior.—¡Ya basta! ¿No te enseñaron modales? ¡Hay alguien tratando de dormir!
El azul se coloca su almohada encima de la cabeza para evitar escuchar sonido alguno, y cuando lo logra, prosigue a dormir. Después de unos segundos, Ozzy se sube sobre él y comienza a buscarlo por debajo de la almohada, olfateando todo lo que puede con su nariz. Cuando lo encuentra, comienza a lamer su rostro para levantarlo. Sonic se enfurece, pues quería seguir durmiendo.
—¡Ozzy, no!—Le regañaba al cuadrúpedo—Te he dicho que odio que me levantes de esa forma. ¡Deaj!— continuaba mientras se limpiaba el rostro, a la par que escupía.
Ozzy continuó con su sinfonía de ladridos. —¿Qué ocurre? ¡Ya estuvo bueno!
Una vez que se despertó por completo, ignoró un momento a Ozzy para enfocarse en el sonido secundario: el ring ring del teléfono.
—¡El teléfono! ¿Eso es a lo que te refieres?—le preguntaba al perro. Pregunta retórica, obviamente. Ozzy no habla.
A toda velocidad, Sonic bajó hecho un destello hacía donde se encontraba el objeto, lo tomó entre sus manos y contestó.
—¿Aló? Usted está hablando a la residencia Wachowski, el comisario no puede atenderlo ahora, ¿quiere dejar algún mensaje para él con su servidor que, OBVIAMENTE, no es un erizo extraterrestre?—decía a la persona mientras bostezaba y luchaba contra sí mismo para mantener los ojos abiertos, recargándose en la isla de la cocina.
—Sonic, soy yo. Tom.
—¡TOM!—al extraterrestre se le abrieron los ojos, era su mejor amigo— ¿Qué tal todo? ¿Cómo va tu día como comisario de Green Hills?—comentaba, ilusionado. Pronunció las últimas palabras con una voz más grave, de presentador. Como si estuviera anunciando la llegada de Lady Gaga a los Grammys.
—Ahm... ¿Bien? Escucha, lamento haberte despertado...
—¿Qué? ¡Pff! ¡Para nada! Yo estaba despierto hace...—inconscientemente se le escapó un bostezo, nuevamente.—...mucho.
—Ajá, claro. Escucha. A Carl se le acaba de quedar varada su camioneta a mitad de la 431 en dirección a Nashville.
—¿Carl? ¿Carl, el loco?—preguntaba.
Tom le había dicho incontables veces que Carl, el loco, había dejado de ser Carl, el loco. Ahora solo se le llamaba Carl, pero, para Sonic, Carl podría ser la misma Reina Isabel y seguiría llamándole loco.
Tom da un largo y tenso suspiro—Si, Sonic. Carl, el loco. Sospecho que puede que tenga un serio problema en la batería, ¿podrías venir, amigo?
—¡Por su claro que sí! Voy de inmediato.
—¡Sonic!—lo llamaba con afán.—Sé precavido, no vengas por la carretera, ven por el...—Sonic interrumpió lo que Tom estaba a punto de decirle.
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Sonic The Hedgehog 2: La película
AventuraDespués de la catastrófica llegada de Sonic el erizo al planeta Tierra, y de su gloriosa victoria con el doctor Robotnik, Green Hills se encuentra en apacible calma, por el momento. Pero no por mucho, pues el planeta vuelve a estar en riesgo gracia...