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Durante las dos semanas que Saint estuvo hospitalizado debido a sus problemas de nervios, Anong estuvo a su lado.

La omega era la única visita que este recibió pues todos los demás le producían temor e inquietud.

A pesar se ello, nada pudo impedir que el castaño omega pasase por varias crisis, las cuales le hicieron desestabilizarse emocionalmente.

Su miedo a que Zee entrase mientras dormía y matase a su bebé era una de las peores pesadillas que tenía, además de otras en la que se veía durmiendo en la calle y comiendo de la basura con su pequeño en brazos.

La ama de llaves intentó quitarle todos esos miedos de la cabeza y trasmitirle lo arrepentido y triste que estaba Zee desde que estaban lejos uno del otro.

Finalmente este fue dado de alta y a pesar de negarse y no tener a donde ir, regresó a la casona donde todos estaban ansiosos por su regreso.

La verdad era que en el tiempo que el omega había vivido allí, todos los empleados le habían tomado mucho cariño pues era un ser amable, bondadoso y tierno.

Para su recibimiento, la cocinera le preparó su comida favorita y además le hizo un delicioso pastel de chocolate y las doncellas le dieron un enorme abrazo al verlo, al igual que el chófer, el cual le regaló una de sus encantadoras sonrisas.

A pesar de la maravillosa bienvenida, el omega no estaba muy feliz, todo lo hablado con el alfa en el hospital no le había aclarado sus dudas.

Tras el recibimiento, este se sintió muy cansado y con la ayuda de Anong subió a su habitación.

Al entrar, este contempló con sorpresa que la estancia estaba diferente.

-Ha sido idea del joven Zee-habló la ama de llaves-... el sabe que las flores te gustan mucho, así que encargó esto para ti.

 el sabe que las flores te gustan mucho, así que encargó esto para ti

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(...)

Mientras en la empresa, Zee estaba por volverse loco.

...-Señor, ¿se encuentra bien?-preguntó su secretario al verlo tan nervioso.

-Si...es solo cansancio- mintió-...por favor date prisa con esos informes, hoy quiero salir antes.

-Si, ahora mismo señor.

La verdad era que sabía que Saint ya había salido del hospital y ya estaba en la casa y se moría de ganas por verlo, aunque también se moría de miedo.

En todos esos días que no lo había visto, su mundo había cambiado junto a su manera de pensar y de comportarse, ya que una fuerza lo arrastraba a querer proteger al omega en todo momento.

Sentía mucha intranquilidad por su estado y bienestar, además de que su alfa interior no había dejado de desgarrarlo, eufórico por ir al encuentro de este.

8. «Luces y sombras» - Zaintsee -Omegaverse -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora