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Kun pasó la página de su cuaderno, comenzando automáticamente a leer sus propios escritos. Había sido una buena idea llevar al gato a la cocina, pues pudo recobrar su habilidad de concentración y hasta ahora iba bastante bien aprendiendo de memoria lo que había anotado, estaba seguro de que el examen de mañana sería igual de exitoso que los últimos diecinueve. Por fin, el último examen, y luego vendrían los recuperativos, pero como él había sacado un 10 perfecto en todos, no le hacía falta, por lo que podría tomarse unos días de descanso para él mismo, cosa que le urgía.

De pronto, escuchó que un plato se rompió.

—¿Eh?... Ah, mierda, el gato — Se levantó rápido de su silla, casi corriendo hasta la cocina donde al llegar se encontró con una extraña escena.

Uno de sus platos estaba roto, sí, pero no había sido roto exactamente por un gato, al parecer...

—¿Quién jodidos eres tú y cómo entraste?

Un joven de apariencia menor a la de él con orejas de gato, cola de gato, cabello rubio suave y totalmente desnudo estaba sosteniéndose de la isla de la cocina, viéndolo confundido con sus tiernos ojos azules.

—Tú me dejaste entrar.

—Yo no recuerdo haber dejado entrar a ningún chico a mi apartamento. Tienes un minuto para explicar quién eres tú y qué haces aquí.

Las orejas del chico se encogieron un poco, mientras su colita se enrollaba algo temerosa por el tono que el otro había usado.

—T-Tú me dejaste entrar, me tomaste en brazos — Ladeó su cabeza —, no entiendo a qué te refieres.

—Que yo sepa, dejé entrar a mi apartamento a un pequeño gatito, no un chico con orejas y cola de gat-... ¿Qué mierda? — Retrocedió.

Cuando volvió a darle otro vistazo al chico, fue más consciente de la desnudez que traía - que no parecía afectarle en lo más mínimo al otro -, por lo que volteó la mirada para apartar sus ojos de ese chico.

—¿Acaso eres un híbrido?

—¿Sabes lo que es?

—Claro, en las noticias de hace tres semanas hubo un reportaje sobre una docena de híbridos vivos encontrados en el sótano de un exmilitar que hizo experimentos con ellos. Se supone que los diez están custodiados por la policía.

—No tienes idea — Escuchó el cambio de su voz a uno más melancólico —, él trataba de ayudarnos, pero los egoístas policías nos sacaron de allí a la fuerza. Nos hacen pasar torturas horribles a mis amigos y a mí.

—¿En qué se supone que iba a ayudarlos?

—A irnos. Ir a un lugar libre donde no tuviéramos que ocultarnos — Eso sonaba muy bonito como para ser cierto.

—¿Planeaban cometer suicidio todos ustedes?

—Es una forma de verlo.

Kun frunció el ceño y prefirió ver a los ojos al híbrido, total, no tenía que tener vergüenza, ese era su apartamento.

—Entonces no entiendo qué haces aquí, estás metiéndome en problemas.

—Porque no puedo soportar estar ahí. Tuve que huir.

Kun caminó hasta donde estaba el plato vacío en el suelo, recogiéndolo de ese lugar para dejarlo en el lavaplatos.

—Bueno, ya puedes suicidarte en paz. Estamos en el sexto piso, así que creo que es distancia suficiente para que te mates, solo asegura tirarte de cabeza por si acaso.

—¡No quiero suicidarme aquí!

—No pues, disculpa, señor exigente, ¿quieres que te lleve al edificio 77 entonces?

Neko Neko [Kuniao] WayVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora