Mi Primer y Ultimo Amor |Zarry| (Resubida)

✿ Capitulo 9 ✿

La mujer suspiró desabrochándose el amarillo delantal para colgarlo junto a la puerta, despues de hacer eso espero allí unos segundos con los ojos cerrados, pensando en cómo actuar para hacerle entender a su hijo que aquella amistad no estaba bien. No quería ser violenta pero al mismo tiempo sentía como la rabia y decepción le contaminaba la sangre, oscureciendo su mirada. Harry siempre había sido un niño ejemplar, educado, el mejor de su clase, no causaba problemas, fue ella quien lo educó de esa manera y tuvo que esforzarse el doble ya que tuvo que hacerlo sola...

—Me desobedeciste —murmuró aún mirando el delantal colgado, dándole la espalda a su hijo.

Harry miraba en silencio sus zapatos, sentía una angustia enorme en el corazón pero al mismo tiempo un poco de frustración y rabia. ¿Por qué tuvo que tratar así a su amigo? Él no se lo merecía, de ningún modo, no después de lo bueno que ha sido con él. Frunció los labios al escuchar a su madre suspirar con cansancio. Ella se agachó para quedar a la misma altura del pequeño y con una mano suelta y despreocupada le levantó el mentón.

—Ese niño no es bueno para ti, Harry. Es un hijo del fuego y ellos son malos —decía la mujer cambiando su voz como si le estuviera contando un cuento, pero Harry ya estaba grande para ese tipo de manipulaciones baratas. Él sabía que Anne se había arrepentido de llamarle "enfermo" la última vez que pelearon y ahora estaba intentando abordar el problema desde otro ángulo, pensando que de ese modo podría convencerle.

—Pues Zayn ha sido bastante bueno conmigo... —dijo subiendo la vista para mirar a su madre a los ojos —No había necesidad de tratarlo así de mal, madre.

— ¡Sí que la hay! —exclamó volviendo a su altura normal y comenzó a caminar en círculos por la sala —Mira lo que te ha hecho, te ha convertido en un niño desobediente e insolente! —pasó una malo por su cabello negro, tirándolo hacia atrás asi éste no le tapaba los ojos— Antes nunca me respondías...

—Mamá —interrumpió cansado ya de todo el drama que su madre estaba haciendo— Admite que aunque Zayn fuera hijo del agua o del aire tendrías la misma reacción, porque a ti no te molesta que Zayn sea un hijo del fuego sino que temes que yo sea un... —se calló un segundo, en su mente era tan fácil decir esa palabra pero cuando llegó el momento de concretar la acción parecía impronunciable. Con un hilo de voz y el mentón temblando finalizó —... un enfermo.

Anne quedó en silencio, no sabía qué responder ante aquel comentario. Y es que era como si Harry le hubiera leído la mente, le aterraba y asqueaba la idea de que su hijo fuera un enfermo y si siente que su amigo es una posible amenaza hará todo lo posible por mantenerlo alejado de su retoño.

—Solo no te vuelvas a encontrar con él ¿Está bien? ¿Qué tan difícil puede ser? —preguntó con la voz ronca— Pasado mañana es tu cumpleaños, no quiero estar enfadada contigo. Si me obedeces todo estará bien —sonrió mostrando los dientes pero su hijo no le respondió de la misma manera. Hecho que le hizo reemplazar el semblante amistoso por uno duro. —Obedeceme y estaremos bien.

Harry asintió y subió a su cuarto fingiendo tristeza, al encerrarse apoyó su espalda contra la puerta de madera y lanzó un suspiro entrecortado. ¡Cómo le gustaría hacer feliz a su madre y obedecerle en todo lo que ella dice! Pero desafortunadamente no podía hacerlo, había descubierto otra manera de ver la vida y ahora esta no se centraba en hacerla feliz a ella sino que en buscar su propia felicidad.

Seguiría siendo amigo de Zayn aunque eso le cueste la buena relación que tenía con su madre pues su amigo le llenaba un vacío desconocido que su madre jamás podrá llenar, de ninguna manera.

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Al atardecer del día siguiente ambos chicos se habían encontrado una vez más después de la escuela. Harry se encontraba sentado en la orilla del lago mirando como el pelinegro lanzaba algunas piedras al agua, intentando que éstas rebotaran contra la superficie. Rió al verlo tan frustrado ya que no conseguía más de dos rebotes por piedra, negó con la cabeza un par de veces antes de aconsejarle con una sonrisa brillante.