CAPITULO I

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       No era una noche estrellada  del mes de julio más , en el fuerte San Cristóbal . En la noche del 21 de Julio de 1797  se realiza una actividad frenética por parte de la guarnición . Bajo la luz de los faroles el sargento de artillería Juan Manuel , observa como los soldados bajo su mando trasladan los proyectiles esféricos  de hierro , los barriles de pólvora y los paquetes de pólvora que se introducen en el interior del cañón , desde el polvorín hasta la posición de la batería costera . A lo largo de la muralla , allí donde hay un cañón , una dotación de soldados de artillería hace lo mismo . Abajo de las murallas , los soldados de la guarnición formada por la milicia  limpian sus mosquetes .
        El motivo de tan inusual actividad es la noticia del avistamiento de una flota inglesa  de invasión . La isla de Tenerife es un objetivo estratégico vital , ya que está en medio de las rutas que llevan a los territorios de hispanoamerica y a la ruta que bordea el continente africano .
         El sargento Juan Manuel mira hacia el puerto , donde está amarrada la fragata española San José .
         < ¿ Cuántos barcos ingleses serán ? ¿ Tendremos suficientes cañones para impedir que se acerquen sus barcos ? ¿ Podremos rechazar el desembarco ? > preguntas que se hace en silencio .
          Sabe que la ciudad está bastante bien defendida . De ello se ha encargado de forma eficaz el general  Antonio Gutiérrez .  Durante los seis años que ha estado al mando en la isla de Tenerife , el general Gutiérrez ha  organizado una línea defensiva formada por los castillos de San Andrés y San Cristóbal ,  a la que se suma una serie de fortines que mando construir  en las alturas y el embarcadero .
        Sin dejar de lado el continuo entrenamiento desde que se declaró la guerra entre España e Inglaterra .
         Mira su reloj de cadena y ve que faltan dos horas para el amanecer .

          - ¡ Barcos a la vista ! - grita uno de los centinelas .

          - ¡ Vamos daos prisa ! ¡ Hay que preparar esos cañones !

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        Se llama Mateo y es artesano .
Alfarero para más señas . Usa el pringue del barro que el mismo saca de la tierra y con el torno , le da forma para convertirlo en jarrones , vajillas , vasos , botijos ... Pero hoy no madruga para trabajar . Hoy se coloca la casaca del batallón de la milicia al que pertenece , frente al espejo de su casa . Después se coloca las bandoleras que portan la bayoneta de cubo y la cartuchera con la munición .
        
        - Estás muy guapo con ese uniforme - le dice con una triste sonrisa su joven esposa Carmen al mismo tiempo que le entrega el bicornio .

        Mateo devuelve la sonrisa a su esposa y se coloca el bicornio en la cabeza con el plumero por delante . < Si esto hubiera pasado cuando era un adolescente , habría sentido el entusiasmo propio de la juventud al vivir una aventura . Pero a mis treinta y tres años , con mi mujer y un hijo en camino , tengo miedo >
         Unos golpes en la puerta de la casa le avisan de la reunión de la tropa . Con un suspiro , Mateo se vuelve y su esposa , llorando , le da un abrazo .

         - ¡ Hey , vamos , vamos ! ¡ No es para tanto mi amor ! Solo es pegar unos tiros y los ingleses se irán .

          - ¡ Tú vuelve a casa con vida !

         Mateo y Carmen se dan un beso apasionado , deseando ambos que no sea el último . Al separarse , Mateo pasa sus dedos por el rostro de su mujer , para quitarle las lágrimas .

        -  Volveré .

        Se separa de su esposa y recoje su mosquete . Un último abrazo y sale de su casa , aún siendo de noche , hacia una guerra que detesta y le da miedo , porque tiene mucho que perder . 
        < Soy artesano y  trabajo con las manos , y temo que una herida me prive de una mano . Luego está la perspectiva de la muerte , ¿ Si eso pasa , de que va a vivir mi esposa y mi hijo ? ¿ De una compensación del Estado por mi muerte al servicio de España , y eso si alguna vez llega ? Lo peor , es que no me puedo alejar de está locura . No quiero ver mi casa ardiendo y a mi mujer deshonrada por unos ingleses . No hay otra Mateo , a luchar y hacer lo posible por volver a casa >
          Se reúne con sus vecinos , vestidos con el mismo uniforme de color blanco y vueltas , cuello , y mangas de color  rojo . Su batallón de la milicia está formado por gente  que va de jóvenes de diecisiete años hasta adultos de cuarenta y cinco años .
        Los jóvenes con el entusiasmo propio de la juventud sin miedo conversan entre  ellos excitados por la perspectiva de un combate , los adultos por el contrario callan y solo saludan de forma corta al ver una cara conocida , con miedo en el cuerpo por lo mucho que pierden . Artesanos como Mateo , pescadores y labriegos , solo a los sargentos se les puede considerar soldados propiamente dicho .
         Estos  piden silencio a los jóvenes y comienzan a llamar a los hombres a sus respectivas unidades .
         El ruido de cascos de un caballo contra el adoquinado de la calle , atrae la atención de todos los presentes . Un  joven oficial frena su caballo .

LA  DERROTA  DE NELSON  - escrito por Jesús Quintela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora