CAPÍTULO II

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         Los botes de desembarco se movían a merced de las olas a pesar de los esfuerzos de los casacas  rojas de llevarlos en línea recta , con los remos .
         El sargento Ford , un infante de marina , veterano de la guerra de la independencia de las colonias americanas , tuerce el gesto al darse cuenta , de que por efecto del oleaje , los botes no van a llegar juntos . Lo peor son las salpicaduras de agua , que mojan los uniformes y la pólvora . Como precaución Ford y sus soldados de marina han colocado trapos que envuelven y protegen la cazoleta y el pedernal , de la humedad .
          < Tardaremos tiempo en formar a los hombres y marchar hacia el castillo . Menos mal que esos españoles papistas no se lo esperan >
         Mira hacia la playa . Por la dirección se dio cuenta de que se habían desviado bastante de su zona de desembarco .
         < Maldecir no sirve de nada >
         El bote  donde viaja choca contra la arena . Otros botes llegan a la arena de la playa y comienzan a salir de ellos soldados británicos .

         - ¡ Vamos a tierra ! - ordena el sargento Ford .

          Un ruido fuerte de madera rompiéndose le llama la atención .
Está vez maldice , pues uno de los botes ha encallado y volcado , provocando que los soldados que iban en él , tengan que alcanzar la orilla a nado .

         - Empezamos bien . Espero que los españoles no lo hayan oído o ...
  
          Lo primero que se oye es el sonido de un cañonazo , y en seguida se desata el infierno sobre los casacas rojas . No son balas de cañón lo que disparan los españoles , sino metralla formada por balas de mosquete , que se dispersan y hieren a varios hombres .

            ☆☆☆☆☆☆☆☆☆

          En el castillo de Palo Alto , el cabo y jefe artillero Jacinto Gutiérrez , prepara para la lucha junto a su dotación de artilleros el cañón de 24 libras . Seis hombres vestidos con sus casacas azul oscuro , vueltas ,  mangas y cuellos rojos , pantalones azul oscuro , polainas negras y en sus cabezas un bicornio con el  símbolo dorado del cuerpo Real  de artilleros .
         Alertados por el centinela , los seis hombres trabajan con rapidez y coordinación .  Pablo es el encargado  de acarrear tanto las cargas de pólvora como las balas esféricas y los botes de metralla .
         El  soldado Pablo entrega la carga de pólvora metida en un saco de tela relleno con 3 ' 62 kilogramos al primer artillero de la izquierda llamado Andrés .
         Andrés mete el saco de tela por la boca del cañón .
         El primer artillero de la derecha llamado Carlos empuja con el atacador  , la carga de pólvora por  el ánima o interior del cañón hasta el fondo . El atacador es una pieza de metal alargada y cilíndrica , con un tope grueso y ancho con el que se empuja .
          
          - Trae un bote de metralla - ordena el cabo Jacinto a Pablo , mientras Carlos empuja con el atacador .

          El joven lo trae enseguida y se lo entrega a Andrés , el cual lo introduce en la boca una vez Carlos ha sacado del interior del cañón el atacador .
         De nuevo Carlos introduce el atacador para empujar hasta el fondo el bote de metralla , donde se junta con  el saco de tela llena de pólvora . Carlos vuelve a sacar el atacador .

         - Adelante - ordena Jacinto .

         Los seis hombres empujan el cañón con ayuda de las ruedas que lleva la cureña , arrimandolo a la almena hasta que  la boca del cañón asoma al exterior .
        De inmediato los artilleros siguen las indicaciones de su jefe Jacinto , bajando el tubo cilíndrico del cañón y apuntando la boca hacia la playa , donde los soldados ingleses están desembarcando .
        Jacinto como jefe artillero recibe la ayuda de Carmelo el cuarto artillero , para apuntar .

        - Un poco más a la derecha . Hay que tener en cuenta el viento que corre - comenta Carmelo .

         - Con un poco más de inclinación . ¡ Hay esta !

LA  DERROTA  DE NELSON  - escrito por Jesús Quintela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora