Capitulo 23:

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-¿Me vas a decir de una puta vez que mierda paso? - Le pregunte por tercera vez.

Estabamos en su camioneta, el manejando y yo sentada a su lado. En la radio pasaban distintas canciones de los 80.

El estaba callado, lo cual era raro y, de vez en cuando, sentía que me miraba y luego volvía su mirada a la carretera.

Me sentía bien allí, me sentía segura, pero el miedo de lo que me había pasado no se iba. Y menos se iba a ir si sabía la mitad de la historia.

-¿Vas a hablar o no?

El suspiro, me miro y luego volvió su atención al volante.

-Muy bien, no sé muy bien que paso, pero fue algo así:

《Estaba en el parque con las gemelas,me habían insistido por meses para que las llevase al parque de diversiones. La cuestión es que tenia hambre, así que las deje con Micky Mouse y me fui corriendo a la tienda de comida rapída, pedí una hamburguesa con queso y... - Me miro tras una breve pausa y siguio - La cuestion es que me debea una - Lo mire con cara de asesina, el trago y continuo - Bueno, bueno fue broma, no te enojes, lobita. La verdadera cuestión es que quería comer mi hamburguesa en paz, así que me fui a mi camioneta a ojear una de las nuevas revistas de conejitas, pero en el camino escuche a alguien llorar, así que camine hacia donde venia el llanto y te vi a ti, llorando, junto a un hombre con una pistola,apuntandote. Mi primer instinto fue atacar... bueno huir, mi mama estaría orgullosa de mi. Pero no me deje llevar y me fui hacia donde tu estabas, te tome de la espalda y te deje desmayada en el suelo. Para decir la verdad, casi te rompo la cabeza, por que un fuerte ruido sonó en todo el parque, no se que fue, porque empece un pleito contra ese chorro de mierda justo...

-Alto, ¿peleaste con el ladrón? - Lo interrumpí aturdida.

Cuando le dije esto, Alex giro el auto hacías un costado de la ruta y estaciono la camioneta. Se dio la media vuelta y me miro fijo a la cara.

-Sí, eso dije ¿Por qué?

-Tenía un arma.

No podía creer lo que me estaba diciendo, ¿Se había enfrentado a un ladrón con pistola, con ningún arma además de su cuerpo, por mi? ¿Por salvarme a mí? ¿Alex?

Había algo que no encajaba en todo este rompecabezas.

Alex se empezó a reír a todo pulmón y yo estaba allí, pensando de que el podría haber resultado gravemente herido por mi culpa.

Me acerque más a él, hasta estar a unos centímetros de su rostro.

-Podrías haber resultado gravemente herido - Añadí preocupada

Cuando dije esto, el se acerco un poco más a mí.

-Te diré un secreto, pero no le digas a nadie, ¿me lo juras?

No sabía que estaba pasando, estaba confundida, aturdida y desesperada por respuestas.

-Te lo juro, ahora dime.

-La pistola era de juguete, yo la tengo, me la gane en uno de los juegos del parque.

De repente sentí que me liberaba, que la presión de haber tenido un arma real apuntando mi cabeza desaparecía, que los nudos de mi garganta dejaron de doler.

Largue un largo suspiro de alivio mientras Alex me sonreía a centímetros de mi boca, yo le di un empujón amistoso en el hombro.

-¡Ay dios Alex! ¡Casi me da un ataque! - Le devolví la sonrisa y nos quedamos un rato así, quietos, a centímetros de distancia, analizando cada detalle del rostro del otro - Déjame decirte que a pesar de que el arma no era de fuego, tú fuiste un héroe de verdad, enserio, gracias por salvarme de ese tipo raro.

No sé cómo paso, ni que se me paso por la cabeza, pero cuando me quise dar cuenta, nuestros labios quedaron unidos en un suave y salvaje beso.

Sentía sus labios lamiendo los míos, mordisqueándolos incentivándolos a más. No resistí y le correspondí. Nuestras lenguas se unieron compartiendo saliva. El me tomo de la cintura y me sentó arriba suyo. Le rodee el cuello con los brazos, mientras le agarraba el pelo con las manos. Empecé a juguetear con su lengua, mientras el soltaba gemidos.

Sentí como bajo su cabeza hasta mi cuello, donde comenzó a darme pequeños golpecitos con la lengua. Esta vez fui yo la que gemí.

El comenzó a bajar, desde mi boca hasta pasar por todo mi cuello y volví a gemir, esta vez tirándome ligeramente hacia atrás, hasta quedar sobre el volante.

El busco mi boca, apretándome más en el volante. Gemí.

BAAAWN

Sonó la bocina, que, por lo que parece, habíamos apretado los dos.

Guerra de idiotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora