Don't leave me

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Rosé se aseguró de dejarme en casa después de casi recorrer todo el centro comercial. Si hay una cosa en la que ella no ha cambiado, es en gastar dinero. Rosé siempre desparramaba dinero en todo, ella no se preocupa por las facturas de su tarjeta de crédito. Yo soy lo contrario, no me gusta gastar mucho dinero. No veo la necesidad, pero cada uno con sus costumbres.

Creo que, desde hace veintiocho días, me había sentido muy feliz de volver a casa. Mis pies están palpitando, y no puedo soportar más este enorme abrigo. Es de noche, las luces de mi casa están encendidas. No tengo idea de si Lisa ya está en casa o anda en el estudio. Entro a la casa y huelo las magdalenas de plátano con chocolate, son inconfundibles.

-Mami llegó.

Louis grita desde el sofá cuando me ve en la puerta, esbozo una sonrisa, dejando caer las bolsas a mis pies y me agacho para abrazarlo. Louis agarra mi cuello y aspiro su perfume, perfume que huele a Lisa. Me levanto con el pequeño, dándole miles de besos en la mejilla, se ríe con los ojos cerrados.

-Te eché de menos, mi amor. – Lo abrazo más fuerte, sintiendo el calor de su pequeño cuerpo. No hay mejor sensación que abrazar a tu hijo, es una cosa inexplicable. - ¿Está tu madre en casa?

-Fue a preparar chocolate caliente. – Responde cuando lo coloco en el suelo, no me da tiempo para quitarme los tacones y me jala en dirección a la sala. – Vamos a ver una película, ven con nosotros.

En la mesa del centro veo una gran bandeja de galletas con trocitos de chocolate. Unos de mis favoritos, imposible no reconocer el olor de lejos. Me siento en el sofá, Louis se siente en mi regazo, de lado con la cabeza apoyada en mi pecho.

-Está todo listo... - Lisa aparece en la habitación y se sorprende de verme allí. - ¿Llegaste ahora? No oí el ruido del carro fuera.

-Acabo de llegar. – Louis se baja de mi regazo y se dirige a la mesa de café para tomar una de las tazas que trajo Lisa. – Ten cuidado de no quemarte la lengua.

-Puedes tomar.

Dice y se sienta en el suelo junto a la mesa de café, las piernas cruzadas en forma de indio. Una vez más miro a Lisa que está inmóvil, mirándome.

-¿Qué paso?

-¿Debería ser tan erótico verte así toda seria?

Abro los ojos al oírla, Lisa voltea la cabeza ligeramente hacia un lado y me está mirando. Mi rostro se comienza a calentar, mis mejillas deben tener el color de un chile rojo. Lisa sonríe, ¡Maldita! ¿Así que ese es su juego?

-Mamá... - Desvió la mirada de aquella descarada y miro Louis, que está a un lado soplando la taza de chocolate caliente. - ¿Qué es eroti... eróti? ... Eso que dijiste. ¿Qué es?

Mi mandíbula cae un poco y miro a Lisa, que está más boquiabierta que yo. Pero entonces sonrío, bien hecho. Nadie la mando a decir ese tipo de cosas enfrente de nuestro hijo.

-Entonces mamá, ¿Qué es erótico?

Sonrío cínicamente a Lisa, que hace una mueca y me dispara una mirada. Ella toma una respiración profunda y mira Louis, el pequeño está con su mirada vidriosa en espera de la explicación.

-Erótico es... Hm, es... Una cosa... ¿Cómo puedo explicarlo? – Comienza a gesticular y se enreda con las palabras, dejo escapar una pequeña risa y ella me fulmina con la mirada. – Cuando seas mayor te lo explico.

-Ah, mamá, pero quiero saber...

-Yo también quiero saber Lili...

Las fosas nasales de Lisa se inflan, su cara comienza a ponerse un poco roja y acabo riéndome de su expresión enojada y avergonzada. Esto es para que aprenda a no hacer ese tipo de cosas. ¡Toma eso!

Stupid Wife | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora