Cuando tenía apenas 10 años, no entendía muy bien que sucedía a mi alrededor, las personas a las que acostumbraba ver, ya no estaban y poco a poco me fui sintiendo sola y más pequeña en esta enorme casa. Todo empeoró el día en que mi padre y mi madre regresaron de Idris, se habían ido hace una semana, dejándome con Dot, una bruja amiga de la familia. Al entrar a casa, se dirigieron de inmediato al piso de arriba, entrando en mi habitación conmigo pisando sus talones.
Mientras armaban una maleta con mis cosas, mamá solo repetía que esta era la única forma de mantenerme a salvo y que era demasiado importante como para que ellos me encontrarán. Nunca entendí, ni pregunté de que se trataba. Al terminar de juntar mis pertenencias, Dot se despidió de mi, y abrió un portal, en el que entramos mamá, papá y yo. No sabía a donde íbamos, pero ambos se veían lo suficientemente preocupados como para preguntar.
Una vez pasamos por el portal, llegamos a una gran ciudad, que acostumbraba ver en fotos. Estábamos en la ciudad de New York, rápidamente papá me tomó en brazos y ambos corrieron por la gran e iluminada ciudad. Al pasar el tiempo, llegamos a una casa casi a las afueras de la ciudad, papá me bajó de sus brazos, me ayudaron a ponerme una mochila que mamá había preparado y pusieron mi maleta justo a mi lado. Entendí lo que ocurría cuando ambos se arrodillaron frente a mi para quedar a mi misma altura. Mamá lloraba pero intentaba mantener el control de aquella lagrimas que resbalaban por su suave rostro.
Mamá y Papá debían marcharse, por lo que los abracé tan fuerte para sentirlos por lo que esperaba no fuera la última vez que los vería, ellos me estaban poniendo a salvo y yo haría lo que fuera por cumplir con lo que sea que me correspondía.
Por último, antes de marcharse, mamá me entregó una caja, la cual tenía un pequeño pero fuerte candado en su abertura, solo recuerdo que al entregármela, mamá dijo: "No la abras hasta que cumplas tus 18 años, debes seguir con tu entrenamiento, debes estar lista". Luego de eso, atravesaron un portal, dejándome a las afueras de esa pequeña pero hermosa casa.
Desperté con el corazón acelerado, el recuerdo era tan claro, que parecía como si ese acontecimiento había sido solo hace un par de días, pero no era así. Ya habían pasado 12 años desde aquel acontecimiento y mi vida era muy diferente a lo que pensaba que sería.
Después de que mis padres cruzaran el portal, toqué el timbre de aquella casa, que por cierto es la misma en la que vivo actualmente. Me recibió un hombre de cabello negro y tes morena, quien al verme, se sorprendió, miró a la calle y al percatarse que no había nadie me pidió entrar, ayudándome él con mi maleta.
Su nombre es Magnus Bane, el gran brujo de Brookling, quien me crió y ayudó a adaptarme al mundo mundano, pero aún manteniendo la esencia de un Shadow Hunter. Vivimos juntos hasta que cumplí 15 años, ya que decidimos que era momento de aprender a subsistir sin su ayuda constante.
Como se podrán imaginar, mis padres no regresaron, no supe nada de ellos en estos años, por que pronto asumí que ambos estaban muertos. Al cumplir los 18 años, abrí la preciada caja que mi madre me entregó antes de irse. Esta contenía su estela, una foto de la familia, el anillo familiar de mi padre y un trozo de lo que parecía ser una piedra azul enganchado en un collar. El collar es mi accesorio favorito, por lo que siempre está conmigo, al igual que la estela de mi madre. Junto a todo esto, había un papel con lo que parecía ser una carta con las instrucciones que debía seguir ahora. En el papel no había mucho, solo decía:
"Esperamos que puedas llegar a leer esto y estés a salvo, estamos seguros que Magnus hará un buen trabajo manteniendote escondida. Debes quedarte en el mundo mundano todo lo que sea necesario, aprende de ellos, pero no olvides nunca dejar de entrenar y estar lista. En cualquier momento alguien de la familia Herondale debe buscarte o enviar a alguien a que te encuentre, para ese momento debes estar lista, no sabemos lo que te espera para ese momento, pero estamos seguros de tu fortaleza, sabemos que lograrás lo que sea que venga. Confía en los Herondale, son tu familia también.
Mantente fuerte, Mamá y Papá"
Vivir en un mundo mundo mundano no es nada sencillo, o quizá lo sería si solo viviera en ese mundo. Fui a la escuela por muchos años, conocí a muchos chicos y chicas de mi edad, pero siempre me mantuve distante, involucrar a un mundano al mundo de las sombras es demasiado peligroso para ellos y para nosotros, por lo que casi no logré hacer amigos. Digo casi, porque a pesar de ser alguien muy reservada, un chico, muy insistente llamado Matt Donoban, logró ganar mi confianza y convertirse en un gran amigo, con el cual, a pesar de los años que han pasado, seguimos siendo muy buenos amigos.
Matt, es chico muy alto, de ojos marrón claro y cabellos negro, suele ser bastante divertido y es muy inteligente. Actualmente estudia medicina, y trabaja de medio tiempo en un hospital cercano a el Instituto de Shadow Hunters de New York, por lo que lo visito seguido solo para poder ver de cerca el instituto, ya que al estar en cubierto en el mundo Mundano, no puedo asistir a este hasta que llegue el momento.
En fin, tenía la sensación de que sería un día largo, por lo que decidí levantarme a entrenar y a prepararme para comenzar mi día.
ESTÁS LEYENDO
Dos Mundos
FantasyEmily Blackthorn creía que su vida ya era lo suficientemente complicada, estaba preparada para lo que fuese, o eso creía ella. Sin embargo, pensaba que el día en que volvería al mundo de las sobras demoraría más en llegar, por lo que al ver a 2 chic...