That annoying side of you

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A las siete de la mañana en punto, highway to hell a todo volumen despertó sus sentidos adormecidos. Como cada mañana tocó su pecho para recordarse que ahí no había más que su corazón y algunos otros órganos... siempre tenía ese sueño recurrente en el que el reactor aún seguía incrustado en su pecho y este poco a poco le iba convirtiendo en esta especie de ser de metal que le espantaba cuando podía alcanzar a verse en el espejo del tocador. No era una armadura, era él. no había mas piel, no había nada humano en él... solo metal y un terror inmenso en su interior.

¿Tenía miedo de ser Iron Man por siempre? ¿Que su vida se limitara a una llana y vacía existencia solo viviendo para los demás? 

Rodó en la amplia cama, para colocarse boca abajo y dejar el rostro descansando de lado. Tenía un millón de preguntas volando por la mente, pero al igual tenia otro millón de respuestas que no estaba seguro de querer asimilar. Quizá en su próxima sesión lo mencionara a su terapeuta, aunque al final siempre terminaba hablando de cosas que dolían de su infancia, a las que siempre culpaba por su casi nula evolución como adulto. 

—Friday Cariño... ordena por favor una caja de seis donas, dos de chocolate, dos con glaseado tradicional y dos de... uhm, ¿cual es el sabor del día? 

—Señor, me pidió que ignorara sus pedidos de comida chatarra.

—Bueno, anula esos comandos.

—No puedo señor, usted me programó para solo ofrecerle comida saludable. El menú de su nuevo plan alimenticio consiste en...

—Friday, anula mis anulaciones. Ahora. 

—¿Puede darme la clave de desactivación?

—Mierda no la se, solo elegí números al azar... 

—Sin la clave no puedo ayudar, Señor. 

—Sabes que... déjalo— Resopló molesto consigo mismo y su idea estúpida de ponerse en forma y no autosabotearse — Jódete Tony Stark de hace dos días, jódete. Conseguiré mis donas.

—Pero señor... 

—Solo cambiaré el desayuno, puedes ordenar las siguientes comidas del día... dejo eso en tus manos. 

—No es bueno engañarse a si mismo, Señor Stark. 

—Gracias por el consejo, Friday... treinta años tarde, por cierto. 

 Apenas logró conciliar quizá tres o cuatro horas de sueño luego de su última idea brillante para el prototipo de exoesqueleto en el que estaba trabajando. A altas horas de la madrugada, dejó un mensaje en la contestadora de Rhodey pidiéndole encontrarse en el complejo y así hacer las primeras pruebas y ajustes.   

Dormitó una hora más, hasta que Friday le recordó sus actividades del día y empezó esa mañana de viernes con una ducha refrescante y solo tres donas, en lugar de seis camino al complejo. 

Keep me where the light is  ||  IRONWIDOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora