Llevo años queriendo escribir de esta temática, así que este fic al fin vio la luz. Porque lo que nos muestra Netflix es solo una pequeña parte de un enorme mundo. Personas como tú y como yo, viviendo situaciones comunes y corrientes, salvo por un pequeño detalle: son judíos. Y ser judío no es solo una religión, es una cultura.
Kosher: Lo que es permitido comer según la Ley Judía.
Nota importante: cualquier comentario antisemitista será reportado. Sea cortés, ande con cuidado, edúquese lo mas que pueda, respete para que lo respeten...Y que Hashem nos ampare.
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En un mundo moderno como este, globalizado, interconectado. Relativamente lejos de los conflictos internacionales, con una economía estable, donde todos pueden soñar con cumplir sus aspiraciones. En un país en vías de desarrollo, donde existen oportunidades, donde el futuro está puesto en la juventud. En una sociedad que puede no ser ideal, pero es llevadera.
En ese país hay una ciudad, ni grande ni pequeña. Una ciudad con edificios nuevos y viejos, altos que casi alcanzan el cielo y otros donde ni siquiera son necesarias las escaleras. Una ciudad con casas de gente adinerada, gente clase media y gente con necesidades. Avenidas, calles estrechas y pasajes, una autopista que conecta con otras ciudades. Transitan automóviles, locomoción colectiva, bicicletas y motocicletas. Hay parques, plazas, centros comerciales. Colegios públicos y privados, universidades públicas y privadas. Empresas grandes y pequeñas, comercios grandes y también pequeños.
En esta ciudad, hay comunidades castizas y extranjeras. De esas familias extranjeras donde aún se habla un idioma que no es el local, otras donde ese idioma ha sido olvidado y solo guardan el apellido. Familias conformadas por una pareja y sus hijos, o solo una pareja, o una persona y su mascota, o un padre con sus hijos o, quizás, solo uno. Personas creyentes, personas ateas, personas esotéricas.
En un lugar así comienza esta historia.
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La óptica Ackerman era de aquellas pequeñas que en nada se parecen a las de las franquicias. Aquellas tenían grandes pendones, los vidrios con sus últimos descuentos y gente modelando sus productos, todos bellos y sonrientes. En cambio, la óptica Ackerman era de esas pequeñas que surgen de pronto en medio de un sector comercial, entre heladerías, tiendas de ropa, en la esquina de una concurrida, pero no moderna calle. Tenían varias marcas, desde módicos precios, hasta la lata gama, pero en pocas unidades. No era llamativa, pero sus precios adecuados acorde al mercado y la atención al cliente era especialmente buena. Atendida por su propio dueño.
Albert Ackerman estaba tras el mostrador, sentado en un taburete mientras revisaba unas compras pendientes. Un poco más atrás, su hija mayor, Mikasa de catorce años hojeaba una revista de productos Natura que la señora de la heladería siempre le dejaba a su madre allí. Albert se volteaba de tanto en tanto para verla en su posición desanimada, la cabeza apoyada en una mano y con la otra daba vuelta las hojas con lentitud y desinterés.
Había sido otro día malo en el colegio. Desde que había ingresado a la secundaria todo parecía ir de mal en peor. La adolescencia había atacado con todo y, con ello, los acosos a quienes son más callados, tranquilos o diferentes. Y Mikasa era diferente. Era una muchacha hermosa, con su largo cabello negro y sus ojos almendrados, herencia asiática de su madre. Pero tener dos etnias en ella la volvió el blanco fácil. Solo porque sí. Maika, la madre, siempre le decía que las otras chicas estaban celosas porque no eran tan hermosas, pero eso no aliviaba el pesar de Mikasa. Nadie hablaba con ella en la escuela, todos se burlaban de ella y se sentía apartada de todo. Su único consuelo hasta entonces habían sido sus amigos Eren y Armin, pero cuando los Ackerman se cambiaron de barrio, ya no los veía tan seguido como quisiera.
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Kosher
FanfictionUniverso alterno. Cuando ingresó a la secundaria, el mundo de Mikasa cambió rotundamente. Sus compañeros de clase le hacen la vida de cuadritos, Eren se cambió de escuela y se encuentra realmente sola. Las cosas comienzan a cambiar cuando el hijo de...