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—Hwang —le arrebate mi celular antes de que escriba algo más aunque me causó ternura como escribía tan emocionado—, ya sé cuando serán los exámenes finales del primer semestre. Mis notas son con otro fin, lo sabes perfectamente.
Hizo un puchero cruzando sus brazos, me reí ante tan acto y tal hizo que sus gestos y expresiones cambiaran a un semblante frío.
—Me preocupo por ti, aparte tienes mala memoria y eres algo lenta para darte cuenta de las cosas.
Mi pulso se aceleró bastante al ser intimidada por él aunque no haya sido su motivo.
—¿Esa fue una indirecta? —lo primero lo entendí, si que tengo mala memoria para algunas cosas, aunque lo segundo me dejo bastante intrigada.
Me quedo mirando mientras sonreía haciendo que sus ojos se fueran entrecerrando, era una mirada dulce, al menos yo la pude deducir así. Me quedé anonadada viendo cada detalle de su cara, me gustaban mucho sus labios, que envidia.
—¿Sabes cuales son las intenciones de alguien que le ve los labios a otra? —soltó sin más, no pude evitar ponerme nerviosa.
—No.
Sin titubear el pelinegro se acercó a la castaña lentamente sin quitar su mirada de los labios de ella. Aunque se viera bastante seguro de sí mismo, le empezaron a temblar los labios a tanta cercanía, sólo dejó un beso en la comisura de sus labios y al instante se alejo algo nervioso, pero supo disimular.