Capítulo 2

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Una sacudida abrupta y fuerte despertó a Talia. Por alguna razón estaba encerrada, en una caja . "¿Qué rayos es esto? ¿Dónde estoy?" pensó con ansiedad. Escuchaba algo metálico golpear el piso constantemente en la oscuridad. Sus manos no se apartaron de lo que pensó era su única salida. "Si me estaba moviendo alguien debía estar afuera, ¿no?"

-¿Hola? ¡Quién sea, saquenme de aquí! - gritó con fuerza varias veces. Nadie respondía, después de un rato empezó a pensar que quizás realmente estaba en problemas.

-¡Te lo advierto, en cuanto salga de aquí lo lamentarás! ¡Soy pobre y no valgo un centavo idiota!- Talia no se rindió, siguió golpeando lo que supuso era madera. Si era un secuestrador, no debía mostrar que realmente estaba asustada. "Piensa, piensa. ¿Cómo llegaste aquí?"

Rebuscó en sus memorias, algún indicio, alguna señal. Lo último que recordaba era estar en la biblioteca mirando el collar. El susto apresuró sus manos a buscar entre su ropa, sintiendo un alivio al sentir la forma circular y los bordes torcidos. No quería perderlo, decidió ponérselo y la sensación de tenerlo colgado relajó levemente su temor.

Una fuerte sacudida interrumpió sus pensamientos, el mundo daba vueltas. La caja rodó un par de veces antes de detenerse. Algo mareada escuchó algo desde el otro lado. Una voz chillona sin duda, pero no era femenina.

-¡¿Hay alguien?!-

-¿eh? Rayos, creo que lo desperté- no le dio buena espina esa respuesta, pero era mejor que el absoluto silencio.

-Quién seas, ya estoy harta. Dejame ir-

-¿Cómo te atreves a hablarme así? ¡Al gran Grim! Todavía te hago el favor de roba... ehm... de ayudarte y me gritas.- respondió.

-Espera... ¿tú no me encerraste? ah, como sea... lo lamento, pero no puedo ver nada y ya me duelen los pies de estar pateando esta caja.- contestó un tanto frustrada, me moría por salir y regresar a casa.

-Ya que yo respondí a tus gritos, hagamos un trato. Yo te sacó y tú me das tu ropa. ¿No soy generoso?-

Perfecto! Me encontré con un pervertido" pensó molesta, pero en circunstancias así no debía desaprovechar la oportunidad.

-Si, si, como sea. Solo sácame-

Esperaba un par de golpes, nada como lo que pasó después. Cual fuego de infierno, las brasas del calor en la total oscuridad le hicieron luchar desesperadamente por salir.

-¡Estas enfermo! - Tosió a abrirse paso y caer en el césped. El calor le hizo gatear lejos de las llamas y cuando finalmente se recostó miró el cielo nocturno. Jadeando, sintiendo el corazón a mil del susto, no vio venir una sombra de ojos azules a su rostro.

-¡¿Qué es eso?!- Talia por reflejo le dio una cachetada, no esperaba una respuesta de esa "cosa".

-Eres muy grosero humano. Dame tu ropa o te tostare ahora mismo-

Algo inexplicable, algo imposible estaba frente a Talia. Una criatura voladora con aspecto de gato y alas de murciélago hablaba. Esa voz chillona que seguía exigiéndole su ropa, los tirones a su cabello eran reales.

Y luego otra cosa hizo click en mi mente.

- ¿Pretendes que ande desnuda por ahí solo para verte arrastrar mi ropa? No soy un animal como tú.-

Se miraron, como en esos documentales de leones a punto de pelear por el liderazgo de la manada.

Aquellos ojos azules, similares a los rasgos gatunos se ensancharon de par en par.

-Espera, no es el uniforme. Rayos, no me sirve de nada.-

-¿Uniforme? ¿Para qué...?- De repente soltó un grito y se dió la vuelta, empezó a hablar solo mientras buscaba en los escombros.

Twisted Wonderland - StorybookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora