Capítulo 18

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— ¿Te han pedido esto varias veces? —Caminé hacia el escritorio y me senté.

—Solo dos. —Dijo mirándome.

— ¿Ves? Se aprovechan de ti. —Negué con la cabeza. —Pero, si tú lo quieres. No puedo decirte nada. —Alce los hombros.

—No podría negarme, sería descortés.

— ¿Y te gusta hacerlo?

—No lo sé, normal.

—Entonces, le diré a alguien más que me lleve a casa, es que me duelen las piernas.

Me levanté del escritorio.

— ¡No! Espera. —Exclamo.

— ¿Si? —La mire atentamente.

—Te dije que puedo pagarte el taxi a casa.

—No necesito que me pagues el taxi.

—Sí, porque de una u otra manera te hice un desplante.

—Bueno, eso sí es verdad.

—Lo siento, créeme que de no ser por eso ya estuviéramos camino a casa, sabes lo mucho que me gusta estar contigo, lo mucho que me gusta verte.

—No sé qué decirte. Ya sé que no quieres quedar mal con el colegio, así que no importa. —Sonreí.

— ¿Estas molesta?

—No. —Negué con la cabeza. —Ya dejemos de darle tantas vueltas a esto, no tiene sentido.

_______ caminó lentamente hacía mí, parecía insegura, nerviosa. Lo mismo de siempre.

—Yo... quería... quería, pe... yo... —Tartamudeo. —Quería. —Suspiró. —Bueno... es que tenía una sorpresa para ti.

— ¿Una sorpresa? —Sonreí. — ¿Qué sorpresa?

—La dejé en el auto de papá, pensaba dártela cuando saliéramos de clases, pero se presentó esto.

— ¿Qué clase de sorpresa? —Me acerqué a su oído. — ¿Cómo la que querías darme ayer en la noche? —Susurre, y me alejé nuevamente.

—Oh... No. —Río nerviosa. —Otra clase de sorpresa, no tiene que ver con... Con...

— ¿Con besos y caricias? —Interrumpí.

—Sí, no tiene nada que ver con eso.

Entonces esto ya me estaba emocionando. ¡Una sorpresa!

—Después me la darás, ¿no? —Sonreí.

—Claro. —Sonrió.

— ¿Por ahora sabes que puedes darme? —Enredé las manos en su cuello.

— ¿Si? —Me miró ilusionada.

—Un besito. —Acaricie su largo cabello con una de mis manos.

Ella sonrió, y se acercó para besarme. Tímidamente como siempre, como si tuviera miedo. Típico de _______ Cooper. ¿Tenía miedo a sobrepasarse o me tenía miedo a mí?

Los niños estaban en recreo, y no había profesores en el lugar, así que nadie podía vernos.

_______ puso sus manos alrededor de mi cintura, y me pegó más a ella, mientras el beso se ponía más intenso. Ahora sus labios devoraban los míos sin piedad, y sin miedo. Me gustaba eso.

Nos alejamos un poco para tomar suficiente aire, y entonces aproveché para besar su cuello. Está vez si iba a dejarle un gran chupetón, oh sí.

—Oh... —_______ gimió cuando me sintió succionando la piel de su cuello.

Me alejé para mirarla y sonreír.

—Creo que tu mami te va a regañar. —Susurre.

Ella río, y volvió a besarme.

Caminamos en reversa hacia el escritorio donde se sentaban los profesores, y me separé de ella para sentarme encima de este, luego volví a jalarla hacía mí, y la besé nuevamente. Las manos de _______ fueron a mis brazos para acariciarlos de arriba abajo. Y luego dejó de besarme para dirigirse a mi cuello... ¡Por fin me había besado en otro lugar que no fueran los labios!

—_______... —Cerré mis ojos.

Ella siguió besando mi cuello, hasta que algo nos interrumpió.

— ¡_______! —Una voz femenina me hizo abrir los ojos en ese instante.

_______ se separó de mí, y miró hacia la puerta.

Allí había una chica bajita, de cabello negro hasta los hombros, gafas en sus ojos... Otra nerd.

—_______, no puedo creer que estés haciendo esto, en el colegio, en un salón, con ella. ¡_______! —Dijo dolida. ¿Acaso le gustaba _______?

—Emma, por favor no digas nada. —Rogó _______ nerviosa.

—Pensé que eras una chica seria, y que no te metías con tipas como ella. —Me miro celosa.

— ¿A qué te refieres con tipas como yo? —Me baje del escritorio.

—Vamos, las tipas como tú no andan con chicas como _______, ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué te haga una tarea? ¿Para eso tienes que besarla?

—Emma, por favor, tú no sabes nada. —Exclamo _______.

— ¿Acaso son novias o algo? ¿Estás celosa? —Pregunte.

—Emma no es mi novia. —Dijo _______.

—Es mi amiga, y no voy a permitir que la utilices.

— ¿De qué hablas? —Alce una ceja.

— ¿Por qué la estabas besando? Sé que no te gusta, ¿cómo podría gustarte a ti?

Muy bien, una tonta nerd me va a dañar los planes.

—Mira, tú no eres nadie para hablarme así. ¿Entiendes? Esto es una ridiculez. ¿Qué acaso no sabes que _______ puede besarse con mujeres? Ah, y con mujeres no me refiero a ti, me refiero a mujeres de verdad. —Dije.

— ¿Qué tratas de decirme? ¿Qué _______ no se puede fijar en mí?

Ah, ahora resulta que estaba enamorada de _______. ¡Qué belleza!

— ¿La amas? ¡Hay _______! —La mire. —Ella te ama, ve y bésala, cásense y adopten muchos hijos.

—Cálmate, no tiene sentido pelear por estas cosas. —_______ intentó tomarme de la mano.

— ¡No _______! —Me negué. —Me voy, quédense ustedes.

—No, no te vayas. Por favor. —_______ me tomó del brazo.

—_______, ¿no ves que ella no te quiere? Reacciona.

—Ni me conoces, no seas idiota. —La mire.

—Emma, no la conoces, no hables tonterías, deberías irte. —Exclamo _______.

Ella la miro decepcionada, celosa, triste, con ganas de llorar...

—Si eso quieres. ¡Después no te quejes! —Salió corriendo del salón.

_______ volvió a mirarme a mí.

—Perdóname, perdónala... Ella no sabe lo que dice. —Dijo avergonzada.

— ¿Sabes que _______? Se me arruino la tarde. En vez de esperarte a ti, me hubiera ido con alguien más, esto solo trae problemas. Esa chica está enamorada de ti, y ni me conoce para andar diciendo todas esas cosas de mí. Así que no quiero saber nada más de esto.

—No por favor. —Rogó. —Ella no sabe lo que dice, esto no tiene por qué afectar nuestra relación, yo...

— ¿Relación? Tú y yo no tenemos nada. —Me solté. —Ni siquiera sé porque nos besamos, ni siquiera sé porque me fije en ti. —Le di la espalda.

—Por favor, yo... no quiero que te vayas, no quiero dejarte de ver, no quiero que todo esto se vaya, porque tú me haces sentir bien, me haces sentir como nunca antes, y eso me gusta.

La sentí acercarse.

—Ella solo estaba molesta por vernos besándonos en el colegio, nada más. Hablo sin pensar seguramente.

Me giré para verla.

— ¿Tú la quieres? ¿Te gusta?

— ¡No! Claro que no. —Dijo.

—Pues, tú le gustas a ella.

—Y tú me gustas a mí. —Susurró. —Y lo sabes, creo que es imposible que no te hayas dado cuenta de lo mucho que me gustas.

—No sé qué decirte, _______. Me ha molestado mucho lo de ahora. —Suspire.

—Cooper. —Una chica interrumpió.

Las dos la miramos.

—Alguien daño el auto de tu papá. —Dijo la chica exaltada.

— ¡¿Qué?! —Gritó.

Me tomó de la mano como si yo le perteneciera, y salió corriendo por el corredor, yo igual que ella.

Recorrimos todo el colegio, hasta salir, e ir al parqueadero donde _______ parqueaba el auto de su padre, ese auto que tanto me gustaba, y entonces vimos que estaba rayado, y habían echado pintura encima de él. Sin contar las llantas desinfladas.

— ¿Quién fue? —Dijo _______ destruida. — ¡Maldición! —Gritó.

—Alexa, Lucy, y su nueva amiga. —Exclamo la chica.

Oh no... ¡Sofía! No... Por favor no. ¡Sofía no! ¿Por qué?

_______ me soltó, y se acercó al auto, lo miro por todos lados, miro cada detalle, cada daño.

— ¿Por qué lo hicieron? —_______ miro a la chica. — ¿Por qué me odian tanto? —Sollozó.

—No lo sé. —Dijo ella.

Yo no sabía que decir, ¿por qué lo hicieron?

—Ella tendrá que pagar el arreglo, _______. —Fue lo único que pude decir.

Ella me miro.

—Eso es lo de menos. El problema aquí es que le diré a papá, ¿por qué me odian? ¿qué les hice?

Volvió su mirada al auto, claramente _______ sabía que Sofía había participado.

—Lo siento mucho. —Dije.

—Tú no tienes la culpa. —Abrió la puerta del auto, y se subió para revisar adentro.

Mire a la chica que estaba a mi lado, la misma que había avisado sobre el auto.

— ¿Tu viste cuando lo hicieron?

—Cuando llegué, ya se estaban marchando. —Dijo mirándome fijamente.

— ¿Eran tres?

—Sí, la otra no sé cómo se llama, pero tenía el cabello rubio, lizo, y ojos azules, bien parecido.

Sofía.

— ¿Y un trasero grande? —Pregunte.

—Como el tuyo. —Respondió.

Entonces sí era Sofía... pero esa chica... ¿Acaso me había mirado el trasero?

—No dañaron nada adentro. —Avisó _______, y se bajó del auto.

—Gracias a dios. —Me acerqué. — ¿Vas a llamar a tu papá? —Pregunte.

—Sí, tengo que avisarle sobre esto.

—Lo siento, yo... no sé qué decirte. —Tragué saliva.

—Tú no tienes la culpa, ya te lo dije.

— ¿Y las clases? ¿El auto? ¿Qué vas hacer?

—Me temo que no podre ayudarles con la clase de hoy, debo llamar a mi papá, y seguramente llevar el auto al taller.

No se veía tan angustiada, claro, ella tenía como pagar el arreglo.

—Me imagino que tienes que anunciarles, ¿no?

—Si... Si... —Se pasó la mano por el cabello. —Les llamaré.

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Enamorada de mi Vecina (Billie Eilish y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora