III

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—Entonces, quienes me amenazaron eran realmente ángeles, los cuales tal parecen existen, que te estaban buscando a ti por órdenes del cielo —. Señalo a Castiel, este asintió en silencio, dejando al otro continuar —. ¿Y estuvieron a punto de matarme porque ustedes dos le ayudaron después de que cayera de la nada y casi los chocara? —. Ante una segunda positiva, esta vez de parte de los hermanos, Singer se recostó en el respaldo de la silla a la vez que dejaba ir un pesado suspiro.

Los hermanos, sin saber que más decir, solo se quedaron en silencio evitando mirar a Bobby. El ángel por su parte trataba de analizar a esos tres cazadores, su interacción con la humanidad había sido muy limitada desde su creación. Y viendo como ahora era perseguido por los suyos, suponía que debería aprender un poco más sobre costumbres humanas.

—¿Y tú que diablos hiciste para molestar tanto a los de haya arriba?

—Eso es lo que me gustaría saber... —. Confesó acomodándose como pudo en donde estaba sentado, las heridas aún le dolían —. Solo sé que el cielo y el resto de mis hermanos están tras de mí, y por haberme ayudado, también tras ustedes.

—Genial, una más en nuestra lista de cosas que quieren matarnos —. Dijo un sarcástico Dean mientras sacaba algunas cervezas de la nevera. Le entrego una a los otros dos cazadores y después regreso a su lugar con otra para él. Antes de que Sam le diera un sorbo a la botella se dirigió al ángel con una pregunta:

—Castiel, ¿qué puedes decirnos sobre los ángeles?

—Mejor aún, explica por qué mis balas no le hicieron nada a esos tipos, pero eso sí —. Apunto a la espada que estaba sobre la mesa, aun con algo de sangre.

—"Eso" es una espada ángel. Forjadas en el cielo, entregadas para defendernos y cumplir las órdenes del cielo. Sus armas mortales no pueden hacernos nada, solo dañan al recipiente.

—¿Recipiente? ¿Te refieres a una posesión?

—Los ángeles necesitamos de un cuerpo humano para movernos por la tierra e interactuar con ustedes. Si algún humano viera nuestra verdadera forma, no acabaría bien.

—Así que estás usando a un pobre desgraciado en contra de su voluntad, ¿dónde he visto eso antes? —. Los verdes ojos de Dean se toparon con los celestes de Castiel, y Sam podía jurar oír a su hermano gruñir. Había entendido perfectamente aquella insinuación, y el ser comparado con un asqueroso demonio le hizo salirse de sus casillas. Hecho su herido cuerpo hacia adelante, encarando al cazador.

—Él era alguien devoto, pidió y rezo por esto, así que se lo cumplí. Él me dio permiso para utilizar su cuerpo, y precisamente esa es la diferencia entre yo y unos viles demonios —. El ambiente, ya de por sí tenso, empeoró después de eso. Humano y ángel ahora mismo estaban teniendo una intensa batalla de miradas, de la cual ninguno tenía contemplada la derrota. Sam, sabiendo que si no los separaba esto iría de mal en peor, dijo:

—Dean, creo que necesitamos hablar un momento solo tú y yo —. No respondió ante el llamado, solo siguió mirando al ángel con aún más intensidad.

—Es importante, muy importante —. Insistió el castaño, por un momento pareció que había vuelto a ser ignorado, pero Dean acabaría dignándose a quitar sus ojos de los de Castiel. Se levantó con brusquedad de su silla, no disimulando su enojo cuando pasó a un lado de Sam. Guió a su embravecido hermano hasta el sótano, y una vez allí le recrimino su (para él) infantil actitud. Acusación de la cual se defendió diciendo:

— No confió en ese sujeto, y tú tampoco deberías de hacerlo.

—Él nos ayudó, salvo a Bobby, siquiera dale el beneficio de la duda.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2023 ⏰

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