Capítulo 35: "Hacéis tan buena pareja..."

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Canción: Impossible, James Arthur.
Hugo en la multimedia *-*

-Ya estamos llegando- digo mientras miro por la ventana de nuestro vagón, ahí esta el mar que vi hace pocos meses.

-Nunca había estado en Málaga- dice mirando asombrado por el cristal. Nos habíamos levantado a las cinco de la mañana, nos habíamos duchado y habíamos llamado a un taxi para que nos llevara a la estación. Las dos primeras horas del viaje las habíamos pasado durmiendo, y las otras tres y pico hablando y viendo una película en la mini tele que había en cada asiento, como en los aviones.

-Pues tendremos que venir otra vez pero quedarnos más tiempo para enseñarte Málaga, o al menos, Benalmádena- comento, son las doce de la mañana, así que ya estamos en la estación, cuando suena el timbre Simon coge la maleta, yo cojo mi bolso y salimos a la acera donde está la gente esperando a sus familiares, me viene un déjà vu a la cabeza de la última vez que estuve aquí. Me bajo un poco la cremallera del abrigo, ya que no hace tanto frío como me imaginaba.

Cuando pisamos la parada después de salir de las vías no tenemos que esperar ya que veo el cabello marrón con mechas rubias rizado de mi madre y voy corriendo hacia ella y nos fundimos en un abrazo. Intento no llorar.

-Felicidades- la digo aun en sus brazos, ella me sujeta la cara y me da muchos besos en las mejillas. Cuando termino de abrazar a mi madre abrazo a mi padrastro.

-Te has cambiado el pelo- dice mirando mi pelo castaño casi rubio y con las puntas rosas.

-Sí, necesitaba un cambio- noto que mi madre me mira con pena pero en seguida me sonríe. Ella sabe todo lo que pasó con Pablo y lo mal que lo pasé, pero al fin y al cabo ella nunca dejará de quererle como a un hijo. Y sé que a ella también le va a costar superar que ya no estemos juntos, le encantaba la pareja que hacíamos.

-Te queda bien- le devuelvo la sonrisa. Me giro y veo que Simon no se ha movido de dónde estaba, le hago un gesto para que se acerque.

-Muchas felicidades señora- dice dándole la mano a mi madre tímidamente, haciéndome sonreír. Mi madre rechaza su mano tendida y le abraza, Simon lo toma por sorpresa pero no tarda en devolverle el abrazo, sonrío al ver la diferencia de altura, mi madre es más bajita que yo, y yo que sólo le llego al hombro a Simon, ella ni eso.

-Llámame Ana- sonríe mi madre- me haces parecer una vieja- se ríe contagiando a Simon que se empieza a reír también. Se presenta a mi padrastro con una sacudida de manos y una sonrisa.

-¿Y Hugo?- pregunto, necesito ver a mi hermano ya, le he echado tanto de menos.

-Está en casa, se estaba duchando- dice, Simon vuelve a coger la maleta y la lleva tirando por ella haciendo ruido cuando las ruedas chochan con el suelo, y seguimos a mis padres hasta el coche.

Soy la primera en entrar a casa, un olor a comida recién hecha invade todos mis sentidos. Había echado tanto de menos la comida sana de mi madre. La casa está igual que siempre, me quito el abrigo, la bufanda y el gorro y los dejo en la percha que hay al lado de la puerta, hago lo mismo con lo de Simon y subo las escaleras, con Simon detrás mía. Abro la puerta de mi habitación. Está todo en su sitio, como había echado de menos mi cuarto, dejo la maleta en la cama, el edredón es diferente al de la última vez, supongo que mi madre cambiara las sabanas. Me siento en la cama y miro al escritorio, dónde le hice el retrato a Pablo, o donde estaban las cajas de cartón el día que me fui para siempre. La cama, aunque pasamos poco tiempo en mi casa, recuerdo la vez que Pablo se quedo dormido conmigo, aunque en ese momento yo le odiaba, y juraría que aún podía oler su perfume impregnado en ella.

-¡Valeria, dormid en habitaciones separadas!- oigo que mi madre grita desde abajo. No entiendo porque me dice esto, ella sabía perfectamente que yo dormía con Pablo y nunca me dijo nada. Me levanto de la cama, se me había olvidado que Simon estaba en el marco de la puerta mirando cada movimiento que hacía.

Ahogándome en su adiós (Pablo Alborán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora