Capítulo 37

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Un poco más. La lengua de _______ había invadido completamente. Su impaciente lengua tocaba cada rincón exterior del sexo de Billie. La había dejado descansar, pero no podía más, deseaba verla con más... más impaciente, más desesperada. Así que dio un lametón lento a su entrada e introdujo una vez más su lengua entre su clítoris tocando lentamente cada espacio.

-Dios... voy a correrme... le avisó. Esto era muchísimo. Tanto placer junto la estaba haciendo perder la noción. Bajó la cabeza al notar que _______ no había reaccionado ante sus palabras, encontrándose a esta comiéndose su dulce coño. Pudo divisar su lengua pasándose por cada centímetro de sexo. Eso no hizo más que estremecerla más. Excitarla. Solo _______ había podido hacer estas cosas con ella. Jamás se atrevería a hacerlo con alguien más. Era una cosa de las dos. Algo que no haría con algún hombre y mucho menos con una mujer. Y así le gustaba.

-Te estoy esperando, gatita. – le alentó _______ entre susurros, pero no hizo falta para que Billie pudiera dejar salir todo su delicioso elixir dentro de su boca. Su erección creció al notar que Billie se estremecía más y más pegada a su cuerpo. No podía pedir algo mejor que verla correrse en su boca y sentir sus espasmos pegados a ella. Era exquisito. Tan jodidamente placentero. – Dios... eres deliciosa... - le susurró.
Billie soltó otro gemido en forma de respuesta. Lentamente los labios de _______ subieron por ella, deteniéndose entre sus senos. Desabotonó su camisa a cuadros completamente y logró destaparlos, besándoselos por encima. La camisa desapareció y las manos de Billie acariciaban el cabello de _______ de una manera sutil y perfecta. En ese momento, cualquier cosa que Billie pudiera hacer, la haría excitar muchísimo. Y Billie... ella lo sabía perfectamente. Así que bajó sus manos y masajeó sus palmas sobre la erección de _______. Un gemido duro y fuerte salió de entre la garganta de _______. Pero no sería suficiente. Billie bajó sus pantalones, aunque estos ya estuvieran lo suficientemente caídos, y a la misma vez el bóxer. Sus pequeñas manos se enredaron entre su miembro, sobándolo de arriba hacia abajo. Estaba durísimo. La sobó despacio. Pero los gemidos de _______ no lo eran para nada, al contrario, cada contacto que Billie hacía contra su miembro, la hacía estallar. Y entonces, aumentó la velocidad. Más y más. De arriba hacia abajo. Haciéndole la mejor paja de su vida. Proviniendo de ella, todo era lo mejor... todo... cada pequeña cosa era especial.

Y en medio de todo esto, la puerta del departamento de _______ sonó de repente. Ambas se miraron un momento largo. Billie terminó por reírse de todo lo que estaba pasando entre las dos. Un beso. De parte de _______, callando sus risas. Un beso pequeño que se volvió más grande.

-Te amo. – susurró _______. Casi inentendible. Aún le costaría mucho acostumbrarse a decírselo sin tener que avergonzarse.

-Yo no... - le dijo Billie, mirándola con ganas de jugar.

-¿No? – le retó _______, levantando una ceja. Apretó su cuerpo al de ella y la llenó de pequeños besos sobre ambos senos.

-¡No! – gritó Billie, riéndose alto de lo que _______ hacía.

-Dime que me amas... - se detuvo y subió la mirada.

-Están tocando la puerta, guapa.

-No voy a abrir, hermosa.

Tocaron una vez más, insistiendo de nuevo.

-Joder... - se quejó _______.

-¿Y si es importante?

-Tú eres más importante.

Billie bajó la mirada una vez más. Sus mejillas enrojecieron y aún más, al notar que ambas estaban semidesnudas sobre aquella cama.

-Ve a abrir. – le pidió ella. – no va a pasarme nada. – le sonrió y se inclinó para besarle suavemente los labios. Un cosquilleo invadió el cuerpo de _______. Uno que la hizo sonreír como un idiota y sin saber por qué. Se puso de pie, Billie soltó otra risa más al notar su todavía notable erección.

-Ríete de mí. – refunfuñó _______ con un lindo puchero, acomodándose los pantalones. – esto no se va a quedar así Billie y lo sabes muy bien. – abrió la puerta de su habitación, dedicándole una última mirada a aquella chica que yacía enredada entre las sábanas de su cama... sonrió...y salió a abrir la puerta principal.

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