Después de mi salida en bicicleta por el centro de la cuidad, decidí regresar al conjunto, cuando iba entrando me abrió por decir así el único amigo que he tenido desde que llegue, Camilo, era el celador del conjunto, de estatura baja, robusto y con un acento paisa un poco desgastado, cuando nos mudamos acá el me recibió muy amable y trato de hacer un chiste el cual no entendí pero de todas maneras solté una sonrisa, lo he notado varias veces en las noches oculto por la oscuridad del monte que ocupa la mitad del conjunto, mientras su otro compañero José cuida la portería, eso me hizo aceptarlo como un amigo, teníamos en común que nos gustaba andar desapercibidos.
Puse mi cicla al lado de el árbol que esta junto a mi casa, al bajarme revice si las llantas seguían con aire ya que últimamente me había tocado despincharlas unas 7 veces, saque mis llaves y momento seguido me abre la señora que nos ayuda con el aseo, sandra, me saluda con una sonrisa que nunca falta en su rostro y sube a hacer el almuerzo.
- MAMÁ, LLEGUE!!-grito ya que se que esta abajo trabajando en la empresa que tiene por internet
-BAJA!- me ordena
Bajo con las piernas que no me pueden y me alisto para el regaño de por qué no aviso cuando salgo, pero en vez de eso gira la pantalla del computador y me muestra la pagina del colegio donde se supone que estudiare, pero como aún faltan 3 semanas no me preocupo.
