Cafetería Tai do burazāzu

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La fresca brisa mañanera entraba por la curvatura de una ventana abierta, dentro de una habitación muy bien ordenada, aunque con algunas prendas de ropa tendidas sobre los muebles mas pronunciados, hasta que el soplo de aire entraba y se revoloteaba sobre la cabellera de un adormitado joven, el sol aun no había salido, pero la el viento llamaba para su despertar matutino.

-Kaze... -

Una suave vos melancólica resonaba cerca del oído izquierdo del joven dormido, su tono suave y amable penetraba hasta en lo mas profundo de su sueño, tanto que provocaría que el aun dormido joven liberara unas cuantas lagrimas

-Buenos dias...- Diria un desganado Kaze, quien frotando sus ojos, levantaría su torso del suave colchón de agua, mientras estiraba sus brazos y piernas para entrar en el calor de un nuevo dia

Kaze se levanta, desganado, del colchón, caminando algo somnoliento por su habitación, mientras se frotaba aun mas el ojo izquierdo, su lento paso lo llevaría hasta un enorme espejo de cuerpo completo, a su espalda, una cortina se abriria de manera repentina, dejando que un flash de luz entrara en la habitación hecha penumbra, deslumbrando a todo aquel que no se haya acostumbrado a la luz. Kaze abriria lentamente sus ojos para poderse ver en el espejo un día más.

La apariencia de Kaze era un tanto peculiar, media un total de 1.78 metros, su piel era muy clara, a simple vista podía verse lo tersa y delicado de su dermis, mientras que su complexion parecía un tanto opuesta a su apariencia, parecía estar marcado y tonificado, como si hiciera ejercicio a diario, de su cuello colgaba un collar de hilo de mimbre, que sostenía en su punta una extraña caracola. Mirando a detalle, su mirada era un poco sesgada y el tono de sus ojos era de un azul muy claro, como si miraras el agua de la orilla del mar, su cabello, por otra parte, era en parte marrón, teniendo una leve decoloración celeste al final de sus puntas, estando todo alborotado por la falta de cuidado matutino.

-Un nuevo dia...-Kaze daría un largo y pesado bostezo- Otro platillo que servir- Dicho eso, Kaze tomaría una toalla de mano cercana, y con ella se acercaria a lo que parecía ser una ducha improvisada. Kaze se daría un baño para despertarse

Su habitación era algo pequeña, solo disponía de tres muebles: Una cómoda, un gavetero y su cama, después de eso, solo habían 3 ventanas con forma circular, dos de ellas eran del tamaño de un balón de fútbol, mientras que la tercera era de una forma cuadrada, y era el doble de grande que las otras dos, cada unoa se posicionaba sobre una de las 4 paredes del cuarto, la cuarta pared tenia una puerta a mano izquierda, la cual daba directo al pasillo principal, y frente a esa misma puerta, se encontraba otra que llevaba a una habitación diferente

Al fondo del calmado pasillo se encontraba una puerta de color azul celeste, decorada con varias conchas marinas, algunas estrellas de mar, incluso habian unas perlas aglomeradas sobre una linda y preciosa foto de una niña abrazando a Kaze. Detrás de la puerta, se encontraba el cuarto de la misma niña de la foto, todo su alrededor estaba alborotado, juguetes y almohadas desperdigadas por donde pasaras la vista, algunas sabanas estaban colgando de los muebles, simulando ser olas marinas, mientras que en el centro de todo eso, se encontraba durmiendo una pequeña e inocente niña, la cual estaba envuelta en una pijama de tiburón, una que la envolvía como un disfraz y la ocultaba del mundo, dormía como si fuera un coral.

-Umi. Despierta-Kaze había terminado de ducharse y también de vestirse, llamando así a la niña del cuarto, mientras tocaba gentilmente la puerta... Parecía no tener una respuesta- Umi, arriba, ya es de mañana- Kaze empezaba a girar de la manija plateada de la puerta y a empujar de esta, mientras se abría paso al interior del cuarto, parecía no importarle mucho el desorden de la habitacion, parecia bastante acostumbrado- Umi, debemos abrir pronto- Kaze vería como la inocente niña dormía cual títere en el centro del cuarto, envuelta en su pijama de tiburón y abrazando fuertemente un peluche de un pez koi.

Kaze se acercaba con cautela, hasta donde la niña tenia su pequeño recinto de privacidad

-Umi, el mar ya se despertó- Con solo decir eso, haría que la niña abriera lentamente sus ojos, y mientras liberaba un enérgico bostezo, se levantaba rápidamente de su cómodo rincón, estirando como podía sus brazos y piernas, mientras mantenía los ojos cerrados

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⏰ Última actualización: Sep 22, 2020 ⏰

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両親の海 (Ryoushin no umi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora