Los días en casa se volvieron cada vez más silenciosos para Hyunjin. Llevaba semanas sin mantener una conversación amena con su marido, él llegaba a casa con aspecto cansado, pero con una sonrisa en los labios que él creía poder interpretar. ¿Jeongin lo estaba engañando? ¿Aún tenía derecho a preguntar? A sentirse ofendido, a sentirse triste, insuficiente. ¿Tenía derecho a estar celoso? ¡Por supuesto que sí!, él era su esposo maldita sea. La realidad pareció burlona, sonriendo de forma irónica al dueño de estos pensamientos. Él debía descubrir a donde iba su marido, debía recuperarlo.
Jeongin por su parte, inconsciente de los pensamientos destructivos de su pareja. Pensaba en como había disfrutado de sus tardes con Changbin y Félix, mientras jugaba monopoly y uno, comiendo fuera casi todos los días con Han, comiendo con Chan y Woojin que después de años había reencontrado y visitando incluso a su abuela que vivía en el otro lado de la ciudad. Hace tiempo, Jeongin no se sentía libre. Y por primera vez en mucho tiempo, tenía ánimos de levantarse al día siguiente para ir a sus clases de arte y terminar proyectos inconclusos sin pensar en con quien o como estará Hyunjin. ¡Incluso alquiló un pequeño estudio para enseñar a dibujar y la pintura! Su pasión por el arte lo estaba llevando lejos por primera vez. Sonrió inconscientemente.
-Amor-. Un afligido Hyunjin lo miraba de frente, mientras se mordía los labios y balbuceaba incoherencias.-Innie... ¿No quieres salir a cenar?
Jeongin pareció pensarlo, resistirse a la idea y ese pensamiento mantenía al pelinegro a la expectativa de un no seguro. Al final, asintió. Con un poco de temor y quizá desinterés, mientras tanto el castaño pensaba que esta era la manera de su esposo de robarse la calidez que había encontrado recientemente, robarle la poca paz mental que podría haber conseguido las semanas anteriores.
-Acepto, tengo un lugar al que quiero llevarte-. Hyunjin asintió curioso, sonriendo mientras achinaba las esquinas de sus ojitos de forma risueña. Y contrario a lo que pensó, esa expresión ya no le producía nada más que un sentimiento extraño de nostalgia.-Debo irme-. Recogió sus cosas que hasta el momento se encontraban desparramadas sobre la mesa.
-¿No iremos hoy?- Jeongin negó.
-Iremos mañana-. Pronunció severo. -Hoy tengo cosas pendientes, no estaré aquí para la cena-. Sonrió de forma que hizo al pelinegro perder la cabeza.
-¿No puedes dejar esos pendientes para después?-El tono seductor que empleó el alto hizo al más pequeño arquear la ceja. -Ya sabes...-El mayor colocó de espaldas a su pequeño niño contra él, para empezar a dejar pequeños besos en la parte posterior de su cuello.-Podríamos divertirnos un rato-. Sonrió de medio lado observando directamente al menor.
-No me esperes despierto, Hyunjin- La sonrisa que embozaba el pelinegro poco a poco se transformó en una expresión de tristeza.
Como pudo, se liberó del apretado agarre del mayor para correr a su auto dejando a Hyunjin parado en la cocina creyendo que dentro de unos segundos Jeongin volvería para abrazarlo, darle un beso y musitar que era una broma. Una broma de mal gusto que hizo sin pensar, irían a cenar para luego regresar a casa para hacer el amor frente a las llamas de la chimenea y luego hablar hasta el día siguiente. Pero ese momento... Nunca llegó. Corrió hacia la ventana para observar al menor subiendo a su auto, mientras hablaba animadamente por teléfono. Sin rastros de haber quedado afectado por la actitud de Hyunjin, no parecía desear ningún tipo de plan con él.
Podía llamar a uno de sus muchos contactos para saciar su necesidad de placer, pero por alguna razón no lo hizo... Quería a Jeongin, necesitaba a Jeongin, y esa necesidad lo tenía al borde de perder la cabeza. Se dirigió de nuevo a la cocina, para sacar una botella de whisky barato de ese que le regalaron sus colegas creyendo que no se daría cuente. Para beber directo de la botella dos tragos largos, mientras arrugaba el rostro por el sabor amargo. Se despojaria de la pena con esa maldita botella. Y culparia a su marido de no poder ir mañana al trabajo por una borrachera.
ESTÁS LEYENDO
A que no me dejas... (Hyunin).
FanfictionA pesar de cuanto te he dañado, de cuanto has sufrido... Voy a besarte y volverás a mi, Jeongin. A que no me dejas, Innie.