11- Andar por el buen camino según Robert Lightwood (Robert Lightwood)

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Robert Lightwood miro la puerta de madera que se encontraba en frente de él. Sabía que era un paso para superar todo y volverse la persona que debía ser, y si ¿no quería ser esa persona? No, él sabía que era lo correcto.

Tocó la puerta con nervios.

Cuando se abrió, salio un hombre delgado, alto y con una mirada de alegría. El psicólogo Alexander.

-Hola, Rob. Nunca pensé que vendrías ahora

-Mientras más luego mejor, ¿No cree?- Miro por debajo de él- ¿Puedo pasar?

El señor Alexander miro por detrás de él y lo dejo pasar. La sala era fresca y limpia, todo brillaba allí dentro, hasta los papeles que tenia en la mesa.

-Siéntate en el sofá

Robert miro el sofá. Grande, rojo y opaco. La única cosa deprimente de esa sala feliz.

El señor Alexander se sentó frente de Robert y lo miro como si estuviera esperando a que todo saliera con tan solo mirarlo.

-Bueno, ¿Cómo te ha ido este último tiempo? ¿Hiciste nuevos amigos?

Se aclaró la garganta, lleno de nervios.

- S-si. Tengo nuevos amigos

-¿Y como te va con tu compañero de habitación? Michael Wayland. Por lo que me dijeron, él era un chico peligroso y muy desordenado

Robert sintió una punzada en el corazón al escuchar el nombre de su mejor amigo. "Entonces, con eso te puedes calmar. Podríamos hacerlo de nuevo..." "No". Esa palabra retumbaba en su cabeza, el no del rechazo. Sabía que le había roto el corazón a su amigo, pero ya no podía hacer nada. No era gay.

-No es como lo pintan. Michael es bueno conmigo, me ayuda con las tareas, cuando no puedo dormir, cuando me tengo que poner una runa. Siempre esta ahí para mi y yo para él

-¿No has pensado en hacerlo tu parabatai?

Después de hace mucho, Robert se sonrojo como nunca pudo. Eso vagaba por su cabeza como un águila, listo para el próximo ataque.

-Aún no lo conozco lo suficiente. Quiero esperar algunos años

-Bueno, es lo típico- Sonrió apoyándose en sus piernas- Y ¿Qué me dices de la escuela? ¿Te gusta?

Tuvo que tragar saliva antes de contestar. Robert odiaba el instituto más que nada, sentía que era como una prisión, que los tenían dentro para ser torturados, como animales en un matadero.

-Me gusta- Dijo de manera casi convincente

Así no engañarias a nadie.

-Mmm...- Cerró sus ojos por un momento hasta que volvió a abrirlos- ¿El amor? ¿Ya te gusta alguien?

La imagen de Michael besandolo le volvió a inundar la cabeza. A ver sentido esos suaves y fríos labios sobre los suyos. Pensaba que era lo correcto, tener a su amigo así por él lo hacía sentir bien, hasta Robert sentía algo pequeño por él, pero sabía que, en realidad, lo correcto era otra cosa.

-Señor Alexander- Murmuró

-Llámame Alec. No hay problema

Bajo la cabeza.

-Alec, ¿Qué pasa cuando un chico besa a otro, pero este cree que no debe aceptarlo porque debe seguir un buen camino. Aunque igual sienta algo por el otro chico?

-¡¿Quien te beso?!- Alec abrió grande los ojos como si se fueran a salir de la órbita

Robert lo imitó e empezó a negar con las manos y la cabeza.

-¡No! ¡Yo no, un amigo!

Alec empezó a reír. Una risa limpia y simple.

-¿Cómo se llama tu amigo?

Robert quedó petrificado por un momento hasta que dijo:

-Chin. Su nombre es Chin

Idiota.

-Bueno,- Aún seguía sonriendo- si tu "amigo" piensa así no es bueno. Uno tiene que seguir lo que dicte el corazón, la razón la puedes dejar a un lado cuando se trata del amor. Si siente algo por el otro chico, que se lo diga y punto. El buen camino es el que uno sigue con el corazón. La gente no debería juzgar por los actos que cometen, en cierto modo solo les traerá problemas a ellos y eso afectará mucho en sus vidas. Como a ti, cuando intentaste suicidarte.- Dejo de sonreír, esta vez su mirada era fría y seria- Robert, si a ti te gusta ese chico, ve por él. Pero primero descubre que es lo que ocurre aquí- Indica su corazón- y aquí- indica su cabeza-. Comete errores, no hagas siempre lo correcto

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Después de la hora, Robert salió dispuesto a hacer lo que dictaba su corazón, lo que consideraba correcto. Cuando miro fuera, sus amigos lo estaban esperando, hasta Valentine estaba allí.

-¿Qué hacen aquí?- Pregunto mirando a Michael que bajaba la mirada con miedo

-Mike nos dijo que venias al psicólogo, por eso venimos a esperarte- Contestó Maryse con una sonrisa radiante

Robert miro a Michael o como lo llamo Maryse, Mike. Miro su cara y un impulso de conciencia apareció en él.

Agarro a Michael del brazo y se lo llevo lejos diciendo que necesitaban hablar. Michael reclamaba que lo soltará, pero Robert lo siguió arrastrando hasta la parte más desolada del instituto. Allí acorralo a su amigo y lo miro con desesperación.

-¿Qué te pasa?- Le reclamo exaltado

Robert tomó la cara de Michael y la acercó para besarlo. Fueron segundos en los que Robert sentía la felicidad en su corazón, como si todo lo malo que hizo se volviera polvo y volviera a convertirse en ese cazador de sombras valiente que solía ser.

Cuando se separo de él. Sostuvo su cintura con una mano y con la otra su mejilla, evitando el impulso de volver a besarlo.

-Lo siento. Por lo de antes

-Robert...- Noto el sonrojo de su amigo

-No sabia lo que hacía, me guíe por lo creía y no por lo que sentía. Perdóname- Agacho la cabeza mostrándole su arrepentimiento

Michael lo miro pensativo por varios minutos, en los que solo un silencio desgarrador abundaba entre los dos.

El tomó su cabeza y lo miro dulcemente. Con un suspiro le dio un pequeño beso en los labios.

-Hay, Robert. Eres tan complicado. Pero te lo diré de nuevo, te amo y no me importa lo que elijas con tal de que sigas a mi lado

Las lágrimas caían por la cara de Robert. Este ruborizado, abrazo a su amigo y beso su mejilla. Deseando que ese momento no se detuviera nunca.

Los inadaptados (Cazadores de sombras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora