⡠﹞⚘ [ Melancholic • RobertoCein ]﹝⠢ׂׂૢ་

♡'ೃ ° ◦۪۪̥┊soledad

01

Era de madrugada cuando un repentino insomnio se apoderó del delgado chicho y las pocas horas de sueño que se permitía se vieron interrumpidas.

Todo comenzó en una noche y el sentimiento tan abrupto que tenía la soledad, una vaga y pasajera tristeza que le hizo recordar a quien era antes.

Ahí, envuelto en las suaves cobijas que arropaban su cuerpo la melancolía entró de poco en poco y se quedó por un tiempo hasta que sin notarlo, unas lágrimas calleron por sus mejillas, dañaron su corazón y se abrumó por el constante pensamiento de no ser suficiente, de no ser auténtico. Aquellos sentimientos acariciaban su alma con diversión, amenazaban a dañarlo sin que se diera cuenta en una leve caricia que dolía como el infierno.

Y quizás solo era el insomnio y el estrés que había sentido todos estos días,su mente estaba cansada y su visión devastada no mejoraría en un tiempo.
La melancolía nace de una visión a su pasado reflejado en su presente.

Entre botellas de alcohol y tanta nicotina en su sistema, ver al pasado era algo que resultaba incluso refrescante. Y aún si disfrutaba tanto su presente, ahora no podía evitar sentir aquella melancolía por el pasado que durante tanto tiempo le hizo feliz. Con lo poco que tenía y aquella inocencia que ocultaba dentro de si,era tan feliz  que dolía mirar el presente.

Suspiró dando vueltas entre las abultadas telas y abrazándose a si mismo,su cuerpo temblaba ante los sollozos tan fuertes y silenciosos que no podían parar.

Estaba cansado, su cabeza dolía y sus ojos estaban hinchados por el llanto tan repentino y la falta de descanso en su cuerpo.

-Desearía un abrazo ahora mismo... -Pensó, pero fue otro balde de agua fría para si mismo.

Nunca había sido alguien que no disfrutara de la soledad, pero la vista de un Roberto rodeado de tanta gente le dañó el alma e incrementó la humedad en sus mejillas.

-Estoy completamente solo.

Miró al techo tratando de calmar sus lágrimas,respirando el aire frío de la habitación. No era la primera vez que se sentía así, y quizás tampoco la última, pero era triste sentir que poco a poco en un momento aquellos pensamientos volvían, su estabilidad dependía de tabaco y alcohol a cada momento, los dolores de cabeza cada mañana eran el precio que debía de pagar por evitar llantos nocturnos como estos. Llorar le hacía sentir débil y perdido, le hacía sentir rabioso ante la idea de que el alcohol nunca sería suficiente para apagar ese pensamiento tan grande de ser insuficiente, de no dar lo máximo de si mismo para tener algo mejor.

Era amarga la forma en la que se reía de si mismo, incluso tras llevar tanto tiempo en ese trance dependiente a bebidas alcohólicas y noches llenas de llanto, había tocado fondo hace meses y aún creía que alguna de esas cosas lo ayudarían a mágicamente ser quien era en un pasado.

Sentía estar podrido por dentro, quizás estancado en un sentimiento tan duro de asimilar que dolía, le dolía aceptar que no podía más frente a sus mismos pensamientos. Siempre se vió a si mismo como alguien fuerte pero frente a la fría y cruel sensación de soledad pudo jurar rendirse.
 

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Botellas de alcohol tiradas por el suelo fueron iluminadas por la cálida luz que se hacía lugar entre las gruesas cortinas,a su lado un pelinegro delgado dormido a los pies de su propia cama.

La noche fue dura y aquel dolor de cabeza que conocía ya muy bien lo confirmaba, abrió los ojos lentamente para encontrarse con un panorama normal de no ser por las tantas latas de cerveza y botellas esparcidas a su lado. No recordaba como terminó otra vez así, pero estaba claro que su obsesión por el alcohol y los llantos nocturnos aún no desaparecía, y lo odiaba.
La sequedad en su boca era irritante y aún lograba sentir el ardor del alcohol pasar por su garganta.

Con algo de pesadez logró levantarse de su lugar para caminar con cuidado al baño, no existía músculo de  su cuerpo que no doliese  y su cabeza lo torturaba  tanto que no distinguía si la razón de aquello eran sus tan faltantes horas de descanso,su llanto nocturno o por el alcohol que poco a poco pudria su sistema.

Se miró al espejo, sus cabellos hechos un desastre sobre su frente, unas grandes ojeras sobre su suave piel,se veía devastado.
Llegó al baño con la intención de lavar su rostro y darse una ducha,sin embargo un asco repentino acompañado de náuseas  le hizo agacharse rápidamente en la taza del baño para comenzar a vomitar.

Era lo único que le faltaba para no tener fuerzas de moverse de ahí en todo el día,trataba de respirar y controlarse una vez terminó de vomitar aún hincado frente al inodoro. Su cuerpo se sintió débil de nuevo y todo lo malo de días anteriores hizo efecto en su pequeño cuerpo.
Los días sin dormir,el alcohol excesivo en tan solo una semana, los vómitos constantes, el dolor muscular, la poca comida que era ingerida en su sistema y la nula hidratación tras horas dónde solo lloraba por fin cobró efecto.
Apenas podía moverse de aquel lugar, el esfuerzo que hizo al vomitar le sacó algunas lágrimas que tras ver su tan deprimente estado terminó en otro sollozo desesperado pero silencioso ante algo que el mismo se causó.

Trató de calmarse y apoyándose en los muebles de su baño logró entrar en la ducha.
Retirando su ropa lentamente, dejando su ahora aún más delgado cuerpo a la vista dejó que el agua caliente intentara relajar a sus músculos y darle un respiro por un momento a su mente.
Los largos cabellos negros del joven lograban caer sobre su rostro bajo y algunos llegaban a sus hombros, completamente mojados tras varios minutos fueron lavados con lentitud.

Roberto estaba cansado, pero debería ducharse y comer algo antes de desmayarse.

Quizás el dolor en su cuerpo era mucho menor que el de su mente, un chico tan lindo y talentoso estaba siendo corrompido por si mismo, aquella alma joven comenzaba a ser amarga y no existía nada que le motivara a seguir con acciones que antes hacía con amor como los streams, llevaba un mes sin dar luz de vida en prácticamente ninguna red social, sin aviso, sin saber si siquiera regresaría. Se sentía decaído e inútil. Un abrazo curaría y daría paz a ese joven chico  por tanto tiempo que la confortalidad que antes el alcohol le proporcionaba sería solo un mal recuerdo de un Roberto roto por dentro.

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