♡'ೃ ° ◦۪۪̥┊vómito

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El paso de otra semana más dió lugar a más alcohol en su sistema y una completa decadencia mental.
Parecía incluso tonto, pero el evadir tanto sus sentimientos por fin cobraba factura. Con el paso de los días y su desaparición a la vista de los demás, llegó una preocupación mayor para sus amigos.

No era la primera vez que pasaba, pero quizás si la más larga, después de todo ellos también notaban su problema con el alcohol. Normalmente pasaban tres días antes de que regresara, pero hace ya una semana no contestaba ningún mensaje, no respondía ninguna llamada y precia no haber rastro de el,claro está que nadie podía buscarlo con rapidez al vivir en cuidades diferentes.
Esperarían un día más, si no aparecía tratarían de contactar con su familia o bien ellos ir a buscar si estaba bien.

En aquel departamento,los pesados ojos de el pelinegro luchaban por abrirse, tras tanto alcohol los apenas cinco días, no podía más.
Casi todas las bebidas que tenía en su pequeña casa se terminaron mientras se sentía poca cosa. Esa misma noche compro aún más alcohol, el whisky ahora era ron sin ningún tipo de adición.

Quizás fue completamente una mala idea comprar aquella bebida, su sabor tan fuerte y característico que lo disfrutó,aunque horas después lloró el triple de lo que ya habia llorado.

Roberto siempre fue una persona simple pero a la vez completamente complicada, era impredecible ante todo, aún así era una persona hermosa.
Quizás el hecho de que siempre fuera tratado como la sombra de algo le afectaba realmente a la larga. Toda su vida fue alguien destacable en cualquier ámbito, fuera del karate, del inglés, música o ingenio, el pelinegro era alguien que muy pocas personas lograban ver tal y como era.
Aún sobre su sinceridad tan fuerte ante todo, era difícil de descifrar.

Roberto era lindo simplemente siendo el, siendo aquel chico con sonrisa radiante y personalidad aveces tan brillante y aveces tan cansada, era lindo en cualquier aspecto, desde sus largos dedos acomodando sus cabellos azabache hasta él durmiendo tras tomar hasta no sentir el cuerpo.
Era un buen amigo,una persona talentosa, comprensible y capaz de muchas más cosas, aunque esto no lo viera nadie a su alrededor, el delgado chico era lo más cálido que tenían a su lado.

Y aún sobre su físico o personalidad, siempre terminaba decaído. Era una buena persona, demasiado genuina en las relaciones, se dejaba llevar por sus cálidos sentimientos y eso muchas veces le afectaba.

Siempre le gustó aquel sabor amargo entre sus labios, el mareo en su cuerpo y el cambio de emociones que presentaba que le hacía sentir más calmado. Sin embargo, el ron  le hacía sentir especialmente triste aún si era su bebida alcohólica favorita. 

Sabía cómo soportar el alcohol en su cuerpo y nunca vomitaba,sin embargo éstas semanas apenas pudo comer restos en su alacena cuando se sentía lo suficientemente fuerte para salir de la cama. El agua solo era necesaria en los momentos donde se sentía desmayar,o cuando tomaba una aspirina para soportar el horrible dolor de cabeza.

Despertó en el suelo,sin ganas de nada de nuevo,sin saber que hora era, que día era, sin ganas de seguir tomando o llorando, inevitablemente solo sentía ganas de dormir y dormir hasta sentirse mejor.

Acurrucándose entre las cálidas mantas en su cama, las náuseas llegaron a su cuerpo, haciéndolo sentir escalofríos junto con el peor dolor estomacal que había sentido en toda su vida.

Se levantó y así como apoyó un pie en el frío suelo, cayó contra la madera.

Con las fuerzas que le quedaron llegó al baño y vómito en el baño, con lágrimas en los ojos por el dolor que está acción le causaba.

El sabor metálico en su boca y el característico color rojo de la sangre ahora presente en su vómito le alarmó al punto donde su vista se nubló, su piel palideció rápidamente luego de eso perdió completamente la conciencia.

Donovan , el más cercano en ubicación.

Hacía días no recibía señales de vida de su amigo, y tras tantas llamadas perdidas y mensajes sin responder, se decidió a dirigirse al departamento del chico de cabellos negros.

Usando el elevador del edificio, con cierta incertidumbre y enorme preocupación por la desaparición de su mejor amigo.
Era simplemente raro, a diferencia de otros amigos, ellos normalmente salían juntos a fiestas o había algún mensaje que aclaraba cuando solo eran días de descanso por tanto alcohol en su sistema.

Ahí,frente a la puerta del departamento se sintió con un tan mal presentimiento que cuando su amigo no abrió la puerta al primer timbre, empujó con algo de fuerza la puerta;que no estaba cerrada con llave, para entrar.

Caminó por la sala, algunos platos y vasos por ahí, nada demasiado horrible o notorio más que el olor a alcohol y algunas latas de cerveza cerca de la televisión.

-¿Roberto? - Caminó está vez hacia la habitación, con la puerta entre abierta.

Recorrió la habitación frunciendo las cejas ante todas las botellas de alcohol tiradas en el suelo y el olor de estás mismas.
El baño siempre estaba abierto por la comodidad del más pequeño y estaba alado de su respectiva habitación.

Al mirar al chico con sangre en los labios tirado en el suelo del baño su sangre se congeló y a su mente llegaron tantos pensamientos que se aturdió , y su cuerpo respondió solo ante aquella escena.

Llamando a emergencias se acercó a su amigo, con lágrimas en sus ojos por la escena, sus manos temblando por la responsabilidad de checar su pulso lo más rápido posible y el celular en su oreja tratando de responder a las preguntas que le hacían y la dirección para enviar una ambulancia lo más rápido posible.

La sangre se veía aún roja,aún tenía pulso , todo parecía tan fresco que juraría que de no haber ido a verlo ,lo habría perdido.

Ver a los paramédicos entubar al chico que tanto apreciaba y subirlo a una ambulancia lo destrozó por completo.

De camino al hospital llamó a su madre dándole la información respectiva a todo lo ocurrido.

Aguantó todo el camino las lágrimas y el dolor en el pecho se sentía como culpa con miedo por perder a la única persona que siempre había estado a su lado para todo. Era culpable de no darse cuenta lo cuán especial era Roberto en su vida, lo mucho que lo había ayudado y que el pequeño pelinegro siempre estuviera para el le hacía sentir horrible al no llegar a la casa de su amigo tras pocos días de no tener señales de vida.

Se sentía devastado al no poderle ayudar ahora.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2020 ⏰

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