O1: Planes

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── Así que este es mi plan.

El entusiasmo plasmado en la voz de Miku fue todo lo que el lento cerebro de Fukase pudo procesar, veía con atención los erráticos movimientos de sus manos, como señalaba la libreta que sostenía con firmeza mientras se movía de un lado a otro por su habitación, el peculiar brillo en sus ojos...

¿Sus ojos? ¿En qué momento...?

── ¿Entendiste?

Se había detenido, todos sus pasos y hablar cesaron, y Fukase se encontró completamente en blanco porque no entendió absolutamente nada de lo que la chica había estado hablando.

De todas formas asintió como el buen idiota que era, y esta pegó un saltito chillando ahogadamente por la emoción.

── ¡Si esto no funciona todavía tenemos un plan B! ─Aclaró y los pestañeos del muchacho se volvieron pesados al cargar con toda su pereza. Joder debió dormir más la noche anterior.

── ¿Tenemos un plan B? ─Cansado, cuestionó.

Y la expresión de Miku cambió a una seria repentinamente.

── ¿Lo... Lo tenemos?

── ¿Me lo estás preguntando?

── ¿Lo estoy?

Cayeron en un incómodo silencio viéndose directamente a los ojos mientras ambos trataban de comprender la estúpida conversación que acababan de tener.

Entre los dos difícilmente completaban el coeficiente intelectual del promedio, tenían una sola neurona que encima de todo, compartían.

Miku fue la primera en apartar la mirada para toser en su antebrazo, y seguido a eso aclaró su garganta echándose a un lado del pelirrojo sobre la cama con la libreta presionada a su pecho.

── No tenemos un plan B. ─Habló luego de un rato, ganándose la atención de su adverso a medias, porque su mayor preocupación en aquel momento era mantenerse despierto. ── Lo que quiere decir que no podemos fallar.

── ¿Me repites el plan otra vez? ─Pidió, porque claramente no iba a decirle que no había escuchado una mierda por haberse desvelado completando las tareas que no hizo en todo un mes gracias a una maldita revisión de cuaderno que al profesor se le dio la gana hacer hoy.

── Ugh. ─Musitó, y en lugar de hablar, le pasó la libreta. ── Todo está ahí ya hablé mucho me cansé.

Meticulosamente ojeó entre las hojas, y su seria expresión se fue deformando progresivamente mientras avanzaba entre esa mezcla de escritos confusos y dibujos que dejaban claro que los talentos de Miku se inclinaban hacia otra área.

Dejó la libreta en su regazo, y sin girarse hacia ella, tuvo que aguantarse una risa que murió en su garganta.

── ¿No crees que has estado viendo mucho anime? ─Acusó, pero Miku sólo se encogió de hombros cerrando los ojos. ── Déjame ver si entendí, ¿El plan es empujarme mientras doblo en un pasillo al mismo tiempo que ella para que entablemos una conversación que luego sin más nos llevará al matrimonio?

── O a mi matrimonio con ella. ─Corrigió. ── Yo también voy a estar ahí, te la puedo bajar antes con mi carisma.

Fukase rió, y se permitió descansar sobre las sábanas, recostándose junto a su amiga y fiel compañera de crímenes.

Ninguno dijo nada en un extendido período de tiempo, pero el primero en quebrantar esa calma fue él.

── Si sabes que esto no va a funcionar, ¿No?

El amor (NO) es guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora