Noche Azul I

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Se había acabado. Era Game Over. Adiós para siempre a su sueño de una vida tranquila. Risu siempre había sido consciente de su suerte relativamente mala, pero esta situación se encontraba ya a otro nivel.

En ese momento, mientras jalaba sus pelos puntiagudos en busca de alguna solución a su desgracia, rememoró una vez más los sucesos producidos la noche anterior al comienzo de las clases:

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La llave había caído de sus manos mientras miraba estático a la persona que acababa de salir de la habitación contigua. Cuando el amable casero le dijo que podía mantener ese lugar gracias a las generosas donaciones de su único huésped, Risu se imaginó a un tipo majo, sonriente y de apariencia bonachona.
No se le pasó por la mente que el motivo de tal generosidad se debiera al fin de asegurar la guarida de un temible líder mafioso, traficante de drogas y potencial asesino en serie, que ahora lo analizaba de forma escéptica.
Finalmente, éste demudó su rostro a una expresión dubitativa, seguramente indeciso hacerca de cómo deshacerse de su cadáver sin complicarse mucho. O era eso, o Risu estaba un poco, demasiado alterado.
Luego de lo que parecieron horas silencio (al menos para el rubio), el Élite decidió romper la tensión:

-... No dirás nada referente a este sitio- Indicó secamente, logrando de alguna forma que, a pesar del matiz monótono de sus palabras, sonara como una orden.-Por supuesto, tampoco hablarás de .-

En algún sitio de su mente bloqueada, Risu se preguntó cómo el chico dedujo que lo había reconocido. Quizás su existencia era de conocimiento básico en esa ciudad. O quizás Risu se había auto-delatado en el mismo instante en que lo vio (No sabía que expresión llevaba en ese momento, pero al menos era consciente de que su mandíbula colgaba por un lugar no lejano al suelo).

-Te quedarás aquí hasta que resuelva que hacer contigo- Concluyó luego de otra pausa más breve, para seguidamente pasar por completo del rubio y continuar su camino hacia donde sea que fuera a sembrar el terror.

Solo cuando la figura oscura del sorcerer se esfumó de su rango de visión, Risu logró reactivar sus funciones básicas, la de respirar incluida. Dio una gran bocanada de aire y la retuvo en sus pulmones un tiempo, el suficiente para que su cerebro pudiera asimilar que acababa de ocurrir, y una vez logrado su cometido fue expulsada en forma de un estridente "EEEEEEHH??!!!!!"

Y a pesar de comenzar la escuela la mañana siguiente, no consiguió pegar un ojo en toda la noche...

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Ahora que el momento de recuerdos había terminado, Risu reanudó su tarea de auto-dejarse calvo. Por un lado, si lo pensaba detenidamente, ya se cumplía una semana y media desde aquel incidente y realmente no había rastros del jefe cruzado o cualquier otra señal hostil dirigida a él que pudiese detectar. También pudo conciliar mejor el sueño luego del comentario casual de "Muy pocas veces pasa por aquí, al parecer suele dormir en otro lado" que le ofreció el casero un día que lo pilló acechando la puerta del otro. Una parte del rubio rezaba por que el motivo de tal tranquilidad fuera debido a que el azabache había olvidado su existencia, pero sabía que eso era pedir mucho. Quizá, no lo consideraba un problema de prioridad o estaba demasiado ocupado con asuntos más importantes, y eso era alentador e insultante en partes iguales.
En fin, estaba en un buen lío del que no saldría fácilmente (si es que salía) y no tenía idea e que hacer.
¿Qué tal si hablaba con sus amigos? No, es decir, ¿qué amigos? solo conocía a Mizuno (quién francamente no era de mucha ayuda) y se relacionaba apenas con Asu y Nikaido. Los profesores no eran una opción, no es como si estuviese en primaria y tampoco se veían demasiado dispuestos a intervenir en una "disputa juvenil". También había cortado lazos con el exterior antes de decidir comenzar desde cero en ese instituto.
De hecho, en caso de que terminara en el fondo de un lago random con una roca amarrada a un pie, nadie realmente notaría su ausencia... Por el demonio! NADIE NOTARÍA SU AUSENCIA! Estaba solo en el mundo y solo moriría!

Mientras Risu alternaba entre ataque neurótico y crisis existencial, no se percató de que alguien se le había acercado por la espalda, o al menos hasta que una mano aterrizó en su hombro.

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