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Narrador ....

T/N se colocó ropa más cómoda que un uniforme escolar, quedando con un short corto que era tapado por una sudadera de color negro.

Se preparó un sándwich de jamón y subió hasta su habitación, donde procedió a hacer las tareas de la escuela, mientras tarareaba las canciones que se reproducían el timbre la hizo dar un pequeño sobresalto.

Le extrañó que el timbre sonara, su madre tenía llaves, nunca las olvidaba, y otra persona le hubiera avisado que la visitaría.

Bajó las escaleras con curiosidad y al llegar a la puerta la abrió sin cuestionar.

Jean estaba volteado de espaldas acomodando su cabello, y al escuchar la puerta abrirse volteó en dirección.

— Hola. — Saludó Jean quien mantenía sus manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón escolar negro, con su típica sonrisa coqueta, mientras miraba de pies a cabeza la figura de T/N, mordiendo ligeramente su labio inferior con una sonrisa.

— ¿Hola? — Saludó con bastante duda, pero al notar la mirada de Jean su corazón fue más rápido de lo normal al caer en cuenta de su vestimenta.

— Que sorpresa, no sabía que vivías en el mismo edificio que Libardo. — Comentó pasando una mano por su cabello, nuevamente tratando de acomodarlo.

La chica en verdad estaba muy confundida, ¿Por qué Jean Carlo León, el rey de la escuela, querría entablar una conversación con ella? Teorías llegaban a la mente de T/N mientras buscaba las palabras par responder educadamente.

— Bueno, yo tampoco lo sabía ¿Necesitabas algo en especial? — Preguntó T/N.

Jean estaba bastante tranquilo y seguro de sí, había invitado a chicas cientos de veces, no era nada fuera de lo normal para él que se "hicieran las difíciles".

— De hecho sí, bueno Libardo mi amigo, hará una fiesta, y yo me preguntaba si ¿Quisieras venir conmigo? — Preguntó.

T/N se sorprendió bastante; ¿Por qué la invitaría a un evento en el que muchas personas los pudieran ver juntos? De todas maneras, T/N tenía clara su respuesta, no tenía permisos de salir a fiestas, aunque la curiosidad tenía su respuesta por aparte.

— Gracias por la invitación y disculpa pero no. — Respondió firmemente.

Jean no se rendiría tan rápido y su negación le hizo querer insistir un poco más, estaba decidido a llevarla.

— Vamos ¿Por qué no? — Insistió.

— Tengo muchas tareas, y ese no es mi ambiente. — Se excusó.

Jean se quedó callado unos segundos. Ingeniando su siguiente plan.

— De acuerdo, disculpa si te
molesté resulte inoportuno. — Se disculpó Jean con esa sonrisa coqueta que lo caracterizaba. — Nos vemos luego T/N. — Dijo.

Jean se acercó un poco más a T/N permitiéndole oler su colonia, el chico dejó un beso en la mejilla de la chica, muy cerca del extremo de sus labios.

Sin más se marchó dejando a T/N aparte de confundida, en un estado de sorpresa absoluta.

¿Por qué alguien que apenas conocía la invitaba a una fiesta y se despedía con tal confianza?

T/N cerró la puerta de su casa, y tocó su mejilla, recordando los labios suaves y algo húmedos de Jean impactar en ella instantes atrás.

Apartó esos pensamientos de su mente, quitando con el dorso de su mano cualquier rastro del pelinegro y después subió para continuar con sus tareas, ahora con la mente totalmente distraída recordando el fuerte pero buen aroma que desprendía.

Por otro lado el joven subió por el elevador hasta llegar con los chicos, con una sonrisa de confianza absoluta y picardía. Al llegar su piso bajó y abrió la puerta.

— Llegué. — Avisó.

Orzon fue el primero en hablar.

— ¿Que pasó Romeo, ya conseguiste convencer a tu Julieta? — Cuestionó desde el sillón.

El rizado y Libardo se encontraban jugando en la Xbox.

— Dijo que no era su ambiente y que tenía mucha tarea, bla bla bla. — Explicó Jean mientras se acercaba al refrigerador y sacaba una cerveza.

— Sssss. — Se burló Ralf quién estaba en su teléfono.

Jean dió un sorbo a su bebida, mirando cualquier punto en la habitación.

— ¿Y ahora que planeas hacer? — Preguntó Naim.

Jean se encogió de hombros. Simulando no tener planes o un as bajo la manga.

— Ya se me ocurrirá algo supongo. Mientras tanto iré con Nicole, lamento dejarlos, pero así las cosas amigos míos. — Dijo Jean mientras dejaba su bebida en el estante de la cocina.

— ¡Con protección perro! — Gritó Libardo.

Los demás rieron.

Jean rió también.

— ¡Esta vez sí! — Respondió y luego salió de ahí tomando su chaqueta.

[ ... ]

Las horas habían pasado, ya eran pasadas de las ocho de la noche y la prometida fiesta en casa de uno de los chicos más populares del instituto ya era una noticia conocida entre mayoría de estudiantes.

Los chicos ya tenían todo preparado, bebidas, ambiente, DJ, invitados y con qué chicas se enredarían.

Jean por otro lado, la estaba pasando muy bien. Mientras que T/N continuaba con sus tareas aún con la mente no del todo concentrada.

Pov's T/N

Mi madre llegaría hasta el día de mañana, por motivos que no me explicó muy bien.

Seguí pensando en la fiesta, había hablado con Vanne y me informó que habían invitado a toda la escuela y que ella estaba decidida a ir.

Vanessa es algo distinta a lo que los demás creen.

Eran pasadas de las ocho de la noche, dudaba mucho en ir o no ir, es decir, no perdería nada con distraerme un poco, pero simplemente no; además ¿Cómo llegaría de la nada tras rechazar la invitación de uno de los proveedores de la fiesta? Mis oportunidades se habían marchado junto con Jean.

El timbre sonó una vez más en el día, Vanessa no había dicho nada sobre que pasaría antes a mi apartamento.

Bajé las escaleras y me acerqué un poco más a la puerta, la abrí y me encontré nuevamente con aquel chico, Jean Carlo.

— Hola, ¿Ya nos vamos? — Me cuestionó con una sonrisa.

Estaba vestido de una manera muy atractiva, su cabello caía naturalmente sobre su cara y llevaba puestos unos aretes distintos a los de la mañana y noté también un chupetón en su cuello nuevo.

— Recuerdo haberte dicho que no iría. — Me negué, aunque desde hacía un rato me encontraba cuestionando el ir.

— Vamos T/N, prometo regresarte antes de las cinco. — Insistió con una sonrisa. — Estarás bien, lo prometo, yo puedo cuidarte si te preocupa beber de más. Confía en mí. —

Mordí ligeramente mi labio. ¿Debería confiar a ciegas en él? Jean relamió sus labios.

Si mamá se entera de esto, seguramente moriré.

>> 𝑳𝒂 𝑪𝒉𝒊𝒄𝒂 𝑩𝒖𝒆𝒏𝒂 << 𝑱𝒆𝒂𝒏 𝑪𝒂𝒓𝒍𝒐 𝑳𝒆𝒐́𝒏 𝒚 𝒕𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora