Diario de una Maddox [EN EDICIÓN]

Bienvenidos a Eastern

—Ahora si, alguien me puede explicar ¿Qué demonios les pasa a ustedes dos? —el primero en hablar fue Thomas.

—Si Jessica, como es que vas golpeando la primera zorra que te topas, tu eres una dama no una cualquiera, si te he visto patear culos pero no fuera de un ring —dijo Trent.

—¡Pueden todos cerrar la puta boca y dejarnos hablar! —grito mi papá— me he portado como un verdadero imbécil, con Jessie, por eso el departamento esta como esta, por eso actuó como lo hizo hoy, aparte de que ella solo defendió lo que ama, recuerdan los dos ¿no? —dijo señalándolos— cuando un Maddox ama, lo hace para toda la vida, y estoy seguro que ustedes son la imagen viva de eso, o me equivoco —dijo poniendo sus manos en las caderas.

—Ese no es el punto Travis, ella es una dama —dijo Thomas quien toco mi ego.

—¿Y qué? —dije— el hecho que sea una mujer, no me impidió dejarle la cara echa pedazos a una zorra que hablaba pestes de mi familia —dije acercándome a él— el hecho que sea mujer no quiere decir, que tenga que dejarme pisotear, el hecho que sea mujer no quiere decir que no tenia ganas de patearle el culo a esa zorra, el hecho que sea una mujer no quiere decir que no disfrute haciéndolo, porque quiere saber algo Thomas, lo hice y disfrute cada jodido segundo en que pude destrozarle su fea cara —dije viéndolo directamente a los ojos.

—Esta bueno los dos —dijo mamá— tanto como Thomas y Travis tienen razón, Jessica también, esta bien no era forma de actuar de una dama, pero vamos, quien no a deseado hacerlo, y con respecto a la situación de Travis y Jessie, si ellos lo solucionaron no creo que sea problema de ninguno de ustedes —dijo poniéndose de pie y caminando hacia mi papá, yo seguía viendo fijamente a Thomas, hay algo en lo que dijo papá que no entendía, ¿Por qué Trent y Thomas entendían más que nadie el asunto del amor Maddox?

—Pero Abby, pudo pasar a peores y Cami tendrá problemas remplazando las baldosas llenas de sangre y el taburete quebrado, todo eso saldrá de su paga —Dijo Trent, y en ese momento Thomas cerró los ojos,  humm.

—No te preocupes tío, me pasare por el Red mañana, y yo misma lo reparare —dije viendo a Trent— y ocupo un empleo.

—No lo necesitas Jessie —dijo papá, al mismo tiempo que Trent decía— ¡No vas a trabajar en el Red!

—Necesito trabajar, y si pediré empleo en el Red —dije viéndolos a ambos.

—No lo necesitas Jessica —dijo papá.

—No trabajaras en el Red, mejor trabaja en el salón de tatuajes —dijo Trent guiñándome el ojo.

—No me creas idiota Trenton no necesita ni trabajar en Skin Deep ni en The Red Door ¿está claro? —dijo papá.

—Creo que la decisión es mía —dije.

—Tienes una beca no tienes porque trabajar, y no lo necesitas —dijo mi mama, ok mi frustración sube cada vez más.

—Jessica tienes que estudiar no trabajar —dijo Thomas.

—Yo opino que estaría bien que trabajara, digo tenemos que mantener este lugar —dijo Math— yo también buscaré un trabajo de medio tiempo.

—Ninguno necesita un jodido trabajo —dijo papá claramente enfadado.

—No creo que les venga mal trabajar Trav —dijo el tío Shep.

—Yo también pienso lo mismo, esa experiencia la necesitaran en trabajos futuros —dijo Mare.

—Pues yo opino que ninguno de los dos Tiene que trabajar —dijo Thomas.

—Eso, hasta que al fin mi hermano dice algo inteligente —dijo papa.

—Bueno ya basta todo el mundo, si queremos o no trabajar no es problema de ninguno de ustedes, ya no vivimos bajo el techo de ninguno, bueno según mi papá aun vivo bajo su techo —dije viéndolo— amo el departamento así que ve pensando en un precio de alquiler por que lo pagaré, así tenga que tomar trabajos nocturnos, o turnos dobles —dije e inmediatamente lo entendió, todos empezaron a hablar y me harté— ¡Bueno ya basta! —grité— ya es suficiente, creo que si Math y yo hubiéramos sabido que iban a poner un drama por cada decisión que tomáramos no hubiéramos decidido venir a vivir acá en primer lugar, ambos tenemos 18 años yo pronto 19, vamos a entrar a una nueva etapa en nuestras vidas y como mínimo solo deberían apoyarnos, no cuestionarnos, o mejor dicho, cuestionarme.