MORRIGAN. [Seth Clearwater]

━━━━ 000. LUNA NUEVA.

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Cuando Carlisle observo a la vagabunda de 17 años luchar por su vida en una camilla de hospital, no dudó en hacerse cargo de ella.

Luego de su tardía recuperación, la llevó a su casa para que conozca a su nueva familia, formando lazo es estrechos con sus hijos Rosalie y Jasper Hale, quienes estaban encantados con la nueva integrante humana; este último disfrutando al máximo las emociones placenteras que la castaña proporcionaba.

Pero en el momento que conoció a Emmett, nada fue igual. Rápidamente ambos muchachos cayeron enamorados uno del otro, al comienzo formando una hermosa relación que fue tornándose poco a poco obsesiva y tóxica; siendo el real detonante la verdad sobre su nueva familia.

Vampiros.

Había convivido durante un año con vampiros vegetarianos que podían perder el control en cualquier momento. Morrigan no se tomó bien el secreto de los Cullen, encerrándose durante una semana en su habitación sin ser capaz de mirarlos a la cara, siendo Jasper y Rosalie los únicos capaces de poder hacerla salir.

Luego de un tiempo la muchacha se acopló al secreto y fue bajando la guardia poco a poco, recordándose que si querían hacerle daño, ya lo hubieran hecho.

Los siguientes meses transcurrieron con suma tranquilidad, sacando el hecho en el que Emmett y ella se convertían cada vez más posesivos uno al otro, llegando al punto de cambiar sus clases para coincidir en todas ellas.

Pero toda esa calma que poseía la familia Cullen se fue por la borda en el momento que Bella Swan entró a sus vidas, poniendo múltiples veces a Edward entre la espada y la pared para que exponga a su familia ante ella.

Cuando Bella supo la verdad no tardó en acomodarse entre los Cullen, recibiendo el rechazo por parte de Rosalie y Morrigan al invadir su familia.

Morrigan no se había dado cuenta el momento que el divertido partido de béisbol se había convertido en una cacería vampira, siendo Bella quien la encabezaba por el dulce aroma de su sangre y el vampiro nómada que la quería.

Ese hecho se convirtió en pasado cuando los Cullen derrotaron a James y salvaron a Bella, dejando cada vez más a Morrigan de lado mientras que ella era asfixiada por su relación con Emmett. No iba a negarlo, lo amaba. Se sentía bien saber que había alguien dispuesto a cubrirte la espalda por más que esto conlleve celos excesivos, escenas violentas e incluso manipulación.

Pero Emmett siempre la cuidaría. Sin importar que.

Mientras que su familia estaba ocupada en atender a Bella, ella se escapaba a los bosques, internándose entre el verde mediante corridas hasta el exhausto. Hasta que un día, un gran lobo marrón con destellos grises interrumpe su camino; por un segundo, Morrigan creyó que iba a morir pero luego de ver como el lobo sacaba su lengua y la miraba con una sonrisa en su hocico, colocándose en posición de juego, supo que ese animal y ella iban a congeniar.

Los meses pasaron lentamente y cada vez que Morrigan podía, se escapaba de su casa a visitar al lobo; pero un día bastó para cambiar todo.

En el momento que observo como el animal se convertía en un muchacho moreno, se quedó anonadada y sin palabras, tratando de ignorar el hecho que el chico estaba desnudo frente a ella.

Paul Lahote se había cuestionado multiples veces si valía la pena decirle la verdad, sabiendo que Sam Uley –su alfa– no estaba muy emocionado ante la idea.

Su cuerpo se fue tranquilizando a medida que se colocaba unas bermudas, viendo como la muchacha comenzaba a dar saltitos en su lugar, aplaudiendo con una gran sonrisa plasmada en su cara; ante la reacción de su nueva amiga, fue inevitable que se forme una expresión de felicidad en su rostro.

En ese momento, Paul Lahote y Morrigan Hathaway supieron que su amistad seria inquebrantable.

Emmett Cullen no sería su único soporte, y de eso estaba segura.

Despues de que Jasper intente atacar a Bella cuando ella se cortó con un papel en su fiesta de cumpleaños número 18; la familia Cullen decidió irse, dejándola atrás con una gran mansión y una gran suma de dinero en el banco, con su corazón destruido al ver que estaba siendo abandonada una vez más por su familia.

Pero sabía que no estaba sola.

Por eso, en el instante que los Cullen se fueron, Paul Lahote no dudó en llevarla a vivir a la reserva junto a él, bajo la excusa de que su padre se había ido y nunca volvió. Aunque Morrigan sabía que el hombre lobo sólo quería estar pendiente a ella y tener compañía en su solitaria casa, aceptó sin dudarlo; convirtiéndose en una quileute más.

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