Epílogo

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En vista del éxito obtenido previamente con este fic y el resto (sarcasmo, obviamente jajaja nadie aprecia este shipping ;_;) me había sentido con muy pocos ánimos de publicar este pequeño epílogo que se me ocurrió para concluir de una manera más acorde con esta serie de one-shots.

Sin embargo, ChasseCat con sus lindos comentarios me animó a hacerlo, además de que se lo prometí porque su entusiasmo me llenó de alegría y me hizo sentir que todo el trabajo y cariño puesto en estos humildes aportes valió la pena. Por lo tanto, este escrito va dedicado a ella.

Agradecimientos especiales también para mi querida amiga Paulina Sturluson, quien fue mi beta en este proyecto y cuyas correcciones me ayudaron infinitamente a crecer como escritora. Gracias por ello Pau, lamento no haber podido regresarte ese favor a tiempo.

Sin más, espero les guste y gracias de antemano por sus votos y comentarios.

Créditos de la portada de este capítulo: あや @aya_myuu en Twitter.

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Desde aquel abrazo, Gladion y yo no pudimos separarnos por mucho tiempo. Fiel a mi promesa de visitarlo con más frecuencia y también, cumpliendo con la que le hice a Lillie de cuidar de su hermano durante todos los días de su recuperación, me mantuve a su lado. De hecho, más bien, no me fui siquiera de la isla.

Ese día por la tarde, viajé a casa a bordo de un lujoso helicóptero para recoger algo de ropa y artículos personales que necesitaba para una estancia algo larga, me despedí de mi madre después de explicarle rápidamente la situación teniendo que soportar su mirada inquisitiva y su risa un tanto burlona que daba a entender que se dio cuenta de la verdadera razón por la que estaría ausente, y enseguida me puse en marcha para volver al que sería mi nuevo hogar.

Al arribar a Aether Paradise, Wicke tenía todo listo a mi regreso: una amplia y hermosa habitación prácticamente al lado de la de Gladion con una vista increíble hacia el patio de la mansión. Al caer la noche, me costó trabajo conciliar el sueño, aún estaba bastante turbada por todo lo ocurrido durante la tarde.

Gladion ya se encontraba descansando cuando volví, así que no pude verlo de nueva cuenta, pero pensar en que al día siguiente lo haría, seguía enviando una ráfaga de electricidad a todas mis extremidades y acelerando mi pulso cardiaco como pocas cosas en la vida lo habían hecho. Quizá, lo único que comparable había sido cuando me enfrenté a la Elite Four y al Profesor Kukui en búsqueda de proclamarme como la primera Campeona de Alola.

Los días subsecuentes pasaron llenos de momentos hermosos entre Gladion y yo, por fin teníamos todo el tiempo del mundo para conocernos un poco más, de hablar sin necesidad de fingir o tener que cuidarnos de algún peligro externo y para demostrarnos, sin obstáculos, lo que realmente sentíamos el uno por el otro.

Fue así como una tarde sucedió:

Nos encontrábamos paseando por el inmenso jardín de la residencia durante las horas cercanas al ocaso – cerca del transparente barandal que dividía el área habitable con la orilla de la isla artificial el cual impedía que alguien cayera al agua – cuando decidimos tomar un descanso.

Apoyé ambos brazos sobre la barrera y recargué el resto de mi cuerpo en ella para poder observar más cómodamente el atardecer. Los rayos del sol bañaban las aguas de tonos dorados y naranjas que contrastaban con el violáceo que empezaba a notarse por encima de nuestras cabezas, indicio de que el anochecer estaba cerca. Era una vista preciosa y privilegiada, pues no había edificios o algo más que estorbara en el horizonte.

No obstante, en determinado momento, mi ensimismamiento se vio interrumpido por la sensación de ser observada con insistencia. Supe de inmediato quién era el responsable y con una sonrisa en el rostro me giré para confrontarlo.

— ¿Ocurre algo? – le pregunté, al darme cuenta que él también estaba sonriendo mientras me miraba con dulzura.

— No sé a lo que te refieres... – rebatió con un tono de voz suave, sin dejar de sonreir, haciéndose un poco el loco.

— Pues... – comencé, sin saber exactamente cómo explicar lo que sentía – siendo honesta, pensé que estarías observando el paisaje también, hoy tenemos una vista realmente maravillosa – solté, sin más.

— Es verdad... – respondió él, nuevamente sin apartar su mirada y entendí de inmediato a lo que se refería, sintiendo a la par el calor inundando mis mejillas otra vez y sin darme tregua, continuó: – estoy admirando la belleza del paisaje frente a mí. ¿Hay algo de malo en ello?

Fui incapaz de responder algo y solo me limité a bajar el rostro por la vergüenza que súbitamente me había inundado, aunque en mi interior, estaba estallando de alegría y emoción. Si bien durante todos aquellos días que pasamos juntos ya tenía una idea de que no estaba alucinando al creer que él también sentía algo por mí – más allá de la amistad o admiración – esto definitivamente me lo confirmaba.

Sin mencionar nada más, Gladion comenzó a acercarse a mí lentamente y, una vez que la distancia entre nosotros fue nula, con gran cuidado y ternura levantó mi mentón con sus dedos. La vista que me recibió tan solo hizo que sintiera un poco de náuseas por la súbita oleada de nervios que me provocó el ver su rostro tan cerca de mí, a tan solo unos milímetros.

Sabía bien lo que él pretendía y hacia donde se dirigía la situación y no podía estar más contenta por ello, por fin, mi más grande anhelo, se haría realidad.

Sin querer arruinar tan perfecto instante, me acerqué también a él, pegando mi cuerpo al suyo y dejé que él fuera quien al final, hiciera el contacto de su boca con la mía. Sobra decir que la felicidad que me embargó me hizo perder la noción del tiempo, del espacio y de todo lo que había ocurrido antes de poder llegar a disfrutar tan gloriosa experiencia. Un fuerte sentimiento de realización me invadió: ¡por fin... por fin... por fin lo sabía!

Gladion... tú también me amas.

WE ARE BUT LOVERS // MahinaShipping (Gladion x Moon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora