Alfred firmó algunas formas más en el recibidor. La pluma que le dieron era negra, estaba atada por un hilo a un pisapapeles posado a un lado de la señorita. Alguien estaba llamando a Bruce, mientras Jason trataba desesperado de hablar con la doctora.
–Es alérgico a la hidrocortisona...
–Comprendo, señor Todd, ahora necesito que...
–Solo tiene catorce años– Quince, quince años –se corrigió, aunque, hacerlo en este momento se sentía tonto en realidad–. No puede–
–Señor, le suplico que...
–No-no lo pueden dejar solo ahí dentro, yo tengo que... –Jason trató de nuevo, sin embargo, sus palabras se vieron interrumpidas cuando uno de los paramédicos salió corriendo de la sala de shock con el cubrebocas mal colocado y la mirada alarmada.
–Doctora Andrade, la necesitan e–
No obstante, antes de que el joven lograra terminar la oración, las cosas en la habitación en dónde tenían a Tim comenzaron a descontrolarse.
Al instante, la doctora Andrade se apuró para girarse hacia el lugar, dejando una simple palmada en el antebrazo de Jason, como si ese sencillo gesto fuera detenerle en su sitio, y salió corriendo para abrir y cerrar la puerta tras de ella.
Damián observó cómo Jason la seguía unos cuantos pasos, aturdido. Las ventanas traslúcidas de la sala de shock dejaban ver el corretear de los doctores y enfermeros, que trataban de ayudar a que Timothy no muriera desangrado, sus costillas habían dejado de inflarse en el auto camino aquí también. Jason hizo un gesto, levantando su mano como si por un momento la idea de derribar el cristal para entrar a la habitación hubiera pasado por su cabeza, pero, sin energía.
–Señorita ¿Está completamente segura de que no puede llamar de nuevo? –frente a la recepcionista, Alfred básicamente suplicó porque la mujer tratara de comunicarse con Bruce por una segunda ocasión, no obstante, apenada, ella tuvo que negarse.
–Lo siento, solo es una llamada por paciente, y me temo que el señor Wayne fue el que cortó la comunicación antes de que pudiéramos darle más información.
Alfred suspiró, dejando sus codos caer un poco sobre la barra de un material blanco, que Damián podía identificar únicamente como una especie de reproducción más económica del mármol.
–Gracias, señorita –el anciano mayordomo se obligó a exhalar, mientras una de sus manos apretaba fuertemente un mechón de cabello cano en un puño contra su frente.
Viéndole vestido en su modesto pijama –al igual que todos luego de que Timothy hubiera agradecido, y se hubiera excusado de su propia fiesta por un leve dolor de estómago–, Damián pudo comenzar a notar por un momento lo mayor que Alfred realmente era.
Jason jadeó. Girándose sobre sus talones en el pasillo, la sala de shock seguía siendo un caos, mientras él plantaba sus ojos de ese azul tan extraño en el vitropiso con aroma a limón del suelo.
–Alfred... –y ese susurro fue tan natural, tan bajo y desesperado.
"Alfred ¿Qué está pasando?" eso es lo que quería decir, pero, no se atrevía.
La camisa blanca, a juego con sus pantalones grises de yoga estaban manchados de sangre. Alfred se giró apenas haberlo oído. Sus brazos absurdamente dispuestos hacia el frente como si esperara atraparlo. Jason se sujetó de ellos.
–Alfred... –repitió y su ceño estaba fruncido.
Alfred apretó los antebrazos del joven. Los ojos azules encontrándose con los del mayordomo por una vez.
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BatFamily One Shots || Los 29 Días Más Dolorosos
FanfictionPorque, después de todo, la vida sigue. Conjunto de pequeñas historias que irá narrando la vida de Jason, Tim y Damián, tres hermanos que, si bien antes no tenían mucho en común, ahora tienen algo muy importante que comparten: La pérdida. Y, estas...