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25/12/1999

Estados Unidos despertó agitado, saliendo de una pesadilla que se hacía persistente al pasar del tiempo. Apenas iban unos cuantos años desde el fallecimiento de Unión Soviética, y siendo gracias a la inestable e insana relación que llegaron a tener, el americano se obsesionaba más. Con tantas cicatrices sobre su piel, era inevitable que una que otra no fuese de su amado USSR.

Sus caderas dolían, y se mantenía sin ropa, cubriéndose con las blanquecinas sábanas de aquella blanda cama, '¿Tanto me he alcoholizado que soñé haber tenido sexo con él?' se cuestionó, incluso recordaba cómo sintió cómo su cuerpo era abrazado por un par de brazos tan particulares, también... Comenzaba a recordarlo, a él. Pero estaba tan ebrio que todo era borroso, aún así, el ya no existía, por lo que no había forma, gracias al cielo no había forma de que haya sido él... Gracias al cielo solo era producto de lo que había causado tal resaca, bueno, quizás eso quiso creer el estadounidense, después de pasar una fiesta de nochebuena en el hogar del brasileño, junto con otras naciones cuales él no tenía interés absoluto...

...

Regresando a tiempos actuales, el estadounidense había arribadoantes de lo planeado. Estando en el hotel trató de dormir, cosa que no logró, lo cual de provocó ligera frustración.

Agobiado se comenzó a arreglar para verse más presentable en la reunión que tenía junto con sus compañeros, vistiendo un sútil traje negro, retirando el saco y dejando solo el chaleco.

Finalizando se acomodó sus gafas oscuras, y al salir de su habitación le pidió a su único guardaespaldas que le dejara solo un par de horas, que le esperaría saliendo de la reunión. Discreto, salió del hotel, dispuesto a caminar un rato, pero apenas iba a caminar cuando una camioneta negra del gobierno ruso se paró directamente al lado, cosa que le asustó en un inicio pero se tranquilizó a ver a Alexander, un hombre que bien conocía.

- Es temprano aún - comentó el americano acercándose a la ventana del copiloto. Alexander no había pensado en excusas. - Le ví afuera antes - mencionó neutro. América le sonrió y se subió en el copiloto. - Vamos de paseo, en un coche viejo - cantó el estadounidense en un tono animado, haciendo sonreír al hombre que iba de piloto. - Pero no me importa, porque llevo torta - siguió Alexander, empezando a conducir hacia el Centro Panruso de Exposiciones, el cual, a decir verdad no quedaba muy lejos de ellos.

- Así que... Se está hospedando en Shelter-Hotels ВДНХ..- Mencionó con su marcado acento a través del teléfono. - Sí señor.- Reafirmó el conductor de la camioneta. - No olvides hacerlo llegar temprano -

Llegaron. Se despidió del conductor alegremente, pues según era "El civil ruso menos amargado que había conocido", y bajó del automóvil, agradeciendo. Miró el auto arrancar y suspiró con pesadez, disponiéndose a caminar hacia el interior del edificio, en busca de encontrar elr salón correspondiente donde se daría la reunión. No tardó mucho en encontrarlo.

Abrió el portón con suavidad e ingresó a la respectiva sala, captando la mirada de los pocos presentes, siendo en su mayoría países de sucesión eslava, su único hermano presente era Canadá, pero al verlo con su vecino México no pudo evitar sonreír, no quería intervenir viéndolos reír entre ellos mismos en lo que comenzaba la reunión.

Suspiró nuevamente, esta vez con más suavidad, de nuevo sus recuerdos regresaron, pero no tardaron mucho en hacerse amargos.

Sonrió con melancolía después de mirar por última vez a su hermano y a quién se creía que sería su próxima pareja, estaba feliz por ellos. Solo que le provocaba pensar en la idea de tener una pareja, que en su pensamiento estaba muy lejos de él, después de todo le iba a costar demasiado establecer una relación amorosa con cualquier persona, eso creía.

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