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Esto es para ti; Eres tan fenomal.

..

Debería de terminar con él — Estaba ahí Rusia, aburrido, divagando en su mente mientras gruñía a sus adentros cómo perro henyervado. Realmente no quería aceptarlo, y lo peor de todo era qué el era el único que estaba enterado.

Realmente odiaba verlo a él junto con su padre.
No podía hacer más además de perderse en sus fantasías cuando tenía oportunidad, venía pensando, queriendo romper paredes, y sin poder dormir, únicamente pensando en ese estadounidense. Se sentía como una bola de demolición, estando con esa horrible curva que tuvo su enamoramiento, la cuál, no sabría nada al respecto, sin poner salir de ahí.

Por otro lado URSS usaba a USA, aunque; cada vez más gustoso. ¿Raro? ¿No?, Aunque el nunca iba a admitir que le gustaba comerse al estadounidense con la mirada, le parecía ideal en sí.

Ahora estaban ambas superpotencias, a eso de los 80's, teniendo un momento significativo para ambos: jugar ajedrez. Tremendo gambito. Típico de la Guerra Fría, ¿No lo crees? (además de un par de películas, además de algunas series actuales), aunque, ambos se centraban en que mover piezas sobre el tablero a cuadros no era el único juego activo en ese momento.

Si comunicación estaba siendo pésima en ese momento, verse a escondidas de sus líderes podría presentar problemas.

— Dime.. Iván.. — Había llamado por lo bajo el americano, apenas el soviético alzó la mirada, con cierto cuidado, ya que podría ser una de las movidas del estadounidense que lograba distraerlo, aunque naturalmente se existía la misma posibilidad de que cualquier ganara.

— ¡Yeltsin! — Pronunció exaltado la URSS.
— Who?— Preguntó confundido el estadounidense con tremenda mueca de desorientación, aunque cuando se volteó a unos cuantos pasos estaba cierto hombre, a lo que el rubio volteó pálido, sientiendo como la sangre se le helaba. Era muy tarde para alejarse de la mesa, generaría sospechas, a lo que lo único que hizo fue mirar a la URSS, pero al verlo a los ojos tuvo que aguantarse una carcajada, la URSS evidentemente estaba nervioso, tratando de mantenerse serio, generando una expresión facial divertida para el norteamericano. Ahora la URSS lo miró molesto.

— Я вижу, ты веселишься — Hablo Boris, a lo que la URSS asintió. Estaba fuera de trabajo, no había porque hacerle una muestra de respeto (aunque tampoco es como si le importara).

— Вы позволите нам? у нас что-то важное, сэр — Le dijo al hombre, quién lo miró serio y fastidiado, apenas era su primer año trabajando con él y ya se había cansado.  Evidentemente no se llevaban bien, quizá porque Boris se sentía superior a la URSS. Aunque sean líderes dentro no quiere decir que tengan más poder.

USA se quedó callado, tratando de procesar el idioma, que era una paradoja horrible en su cabeza. Yestlin se alejó haciendo mala cara.

— Ese viejo... Este es el lugar más apartado del parque.. —
— ¿Hm? — Hubo un minuto de silencio.
— ¿Te harán algo si me reconocen? — URSS lo miró reflejando la ternura que le hacía sentir, sin duda alguna no podía ser nada malo. — Tenemos registros de espías americanos, ¿Si sabes? — USA lo miró con desinterés. — No, a mí tampoco me interesa, me imagino que tú también sabes que hay míos en tu territorio, recuerda que casi acabamos con el mundo en el 63' por un par de los míos —
— No pregunté eso, Sovi— fue interrumpido: — No me harán nada, y, tú, no eres una amenaza, Sunny

USA sintió que los colores se le subían a la cara, esa canción realmente le había gustado cinco años atrás, cuando recientemente había salido a emisión. Y tenía sentido; rubio, ojos como el cielo, y piel clara, que a descripción sería llamada amarilla. Quiso hacer un puchero en ese momento, pero.. — Jaque... — Escuchó a la URSS. Ya no había salidas, ambos solían usar el mismo truco sucio. USA hizo su esperado puchero. — Te adoro, USA. —

— Debería regresar a mi territorio —
— Escuché que tus autocinemas siguen activos.. —
— ... —
— ... —
— Let's go —

Russia abrió la puerta, esperando a que el inesperado sea uno de sus hermanos para darle tremendo golpe en la cabeza. Pero, no. Era China. Otro gigante que USA no quería cerca, menos en esa ocasión, que lo bautizaría cómo su salvador.

Rusia se fastidió al instante. — ¿Qué quieres?, ¿Algún inconveniente?¿Necesitas más escuadrones en tu territorio? ¿¡Por qué mierda vienes en Ventisca!? — cuestionó Rusia, no, no le importaba sonar grosero, no con el, después de todo era obligatorio no matarse entre ellos. Así que ninguno pasaría la regla aún en sus límites.

China miró a USA, quién estaba sonriente, agradecía enormemente que su intuición fuera tan buena. Si hubiese llegado en un momento común a Russia le hubiera dado igual. — Sucede que vine a preguntarte por USA, pero veo que aquí está, ninguno de los dos contesta el teléfono además de que los ví terminando la reunión — Mencionó China, acercándose a USA, USA se levantó rápido. — ¿Quieres hablar de nuestro problema en otro lugar? Aunque esté en pijama, ¿Vienes en auto? Podemos hablar en tu auto — Habló usa, intentando no sonar tan obvio. Desde el momento que vió el momento se dió cuenta, sabía cómo fue la URSS, sabía cómo eran sus hijos. Asintió.

— Te puedo regresar después tu ropa, ¿Vendrás a mí territorio en enero, no? Te lo regreso en esa junta. — Caminó descalzo a la puerta, China lo siguió y lo notó; USA estaba dispuesto a caminar descalzo por la nieve. — Me imagino que estarás bien aún con fieb— Le estaba por hacer una recomendación al ruso cuando el asiático Lo levantó a estilo nupcial, lo miró mal, pero el de cabello negro le dirigió una mirada parlante, que decía "Cállate o te mato", o más bien "Cállate o te dejo aquí con el loco", aunque, los tres presentes sabían que los tres estaban locos, que cosas, ¿No?

Russia azotó la puerta apenas pusieron pie afuera. Dos segundos de silencio y el chino se acercó a las escaleras dispuesto a bajar con el americano en brazos. — Bájame, bájame, bájame — pidió el rubio. — No, este piso no me gusta — USA se quedó callado, molesto y con un rostro de indignación (>:0)

— Si te caes te mato — China hizo una sonrisa de lado, bajando rápido las escaleras. En efecto, al americano se le bajó la presión. El auto asegurado por dos guardespaldas estaba en la puerta de los departamentos, uno de ellos abrieron la trasera, dónde el Asiático aventó al americano para después entró. El carro arrancó entre la nieve, algo lento, por cierto. Russia miró desde la ventana con el mismo sentimiento y la misma rabieta que sentía por culpa de su padre.

— ¿Por qué te metes a la boca del lobo? Creí que ya te habías dado cuenta — preguntó el asiático, mirando de reojo cómo el americano temblaba. — Fue accidentalmente.. No me dió tiempo..  Gracias.. — El chino sacó la chaqueta y se la pasó al americano, quedando el en saco. — Eres idiota, eso pasa — El americano se cubrió y suspiró. — ¿Tú cómo te diste cuenta? —

— Conocí a la URSS mucho tiempo, créeme, encontré muchas cosas, me lo esperaba sabiendo cómo se comporta su hijo — USA miró atento al asiático. — Ahora dime cómo pasó. —


























*Dissapears*

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