3

20 3 49
                                    

—¿Dominique? — solté anonadada sin dejar de mirar los ojos de aquel muchacho. —¿Él es...?

—Así es, Jessey. — respondió mi mejor amigo con emoción en sus palabras. — Te presento a Dominique Graham 2.0, cien por ciento renovado. Se ve súper raro, ¿no?

Dominique me devolvía la mirada expectante, listo para presenciar cualquiera que fuese mi reacción. Una sonrisa comenzó a asomarse por mi rostro, la adrenalina comenzó a multiplicarse por todo mi cuerpo, y un grito salió de mi boca cuando no pude seguir reteniéndolo más. Me lancé hacia él y lo abracé con todas mis fuerzas. Greg no paraba de reír y Dominique me apretaba contra él con la misma intensidad que yo desprendía.

Sentía mi cuerpo en otra dimensión, como si estuviera viviendo en otro mundo, uno donde solo existe la felicidad.

—¡No puedo creer que estés aquí! —dije respirando de pesadamente una vez que me separé de él.

—Ni yo que te veas preocupantemente igual. —respondió con una sonrisa. —Ninguno de ustedes ha cambiado en nada.

—No puedo decir lo mismo, ¡mírate! —Él desvió la mirada riendo un poco.

La última vez que había visto a Dominique, era un niño extremadamente diferente a lo que ese día tenía frente a mí. No podía procesar completamente aún como es que aquel niño regordete, de mejillas rosadas repletas de pecas, peinado tipo hongo e incluso más bajito que yo, pudo haberse convertido en el hombre que pensé que solo existía en mis fantasías.

Su cabello profundamente negro estaba peinado de manera rebelde, sus cejas estaban bastante pobladas al igual que su barba, la cual estaba muy bien definida, haciendo que pudiera notar lo marcaba que estaba su mandíbula. Su cuerpo estaba muy bien trabajado y, si mis cálculos fueran correctos, su estatura estaba entre 1.85 y 1.90 cm.

No quedaba nada del Dominique que yo recordaba; de quien había sido mi primer amor.

Podía saber que era él por el color y forma de sus ojos, su nariz perfilada y sus pecas aún se notaban si mirabas su rostro con atención. Era él, era mi Dominique.

—No es para tanto, sólo hice un poco de ejercicio y me dejé crecer la barba.

—¡Pareces un playboy, amigo! —Soltó Greg con exagerada impresión.

—¿Eso es bueno? —Me preguntó Dominique.

—Conociéndolo, sí. Es un gran cumplido. —Él me regaló una risa.

—¿Qué hacías por aquí, por cierto? —Le cuestionó Greg.

—Oh, el abuelo nos trajo a desayunar al restaurante de ahí. —Señaló la calle de enfrente. —Pero Violet quiso ir al baño, así que me adelanté y, el resto ya lo saben.

El señor Graham salió de aquel lugar en compañía de una linda chica, a quien inmediatamente identifiqué; fue demasiado conmovedor para mí ver como su cara seguía siendo tan familiar, al contrario de su hermano.

—¿Esa es Violet? —Preguntó Greg con impresión, Dominique lo confirmó con un movimiento de cabeza haciendo que mi amigo agregara: — ¿Qué pasa con ustedes?, ¿por qué son tan guapos?

Dominique estaba por contestar a los reproches de Greg, pero un grito nos interrumpió haciéndonos mirar hacia el otro lado de la calle. Violet ya nos había visto.

—¡Es Jessey, abuelo! —pudimos ver como brincaba y sacudía al señor Graham con entusiasmo, luego volvió a mirarnos y gritó: —¡Jessey, Greg! — agitó sus manos mientras brincaba, como si aún no notáramos su presencia. —¡Hola, soy Violet, chicos!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 11, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Corazón de leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora