Nueva semana, nueva sesión.
Sin dudas la semana pasada algo había cambiado en mí, no todo, sino una pequeña parte. Siempre me ha dado miedo hablar sobre mis problemas porque escuchando los de los demás siento que son inútiles y que en la vida hay cosas peores. Pero...
¿Qué peor que un corazón roto a los diecisiete años?
Aun no era adulta para preocuparme por trabajar, por llegar a fin de mes, ni siquiera tenia responsabilidades grandes, la única era estudiar y pasar a mi ultimo año.
Podría decir que él siempre fue mi única preocupación, agradarle, hacerlo reír, gustarle. Hasta que crecí, y el día de hoy me encuentro reescribiendo el libro que publique en Wattpad cuando estaba enojada con la vida y necesitaba dejarlo ir porque había comprendido que él nunca se fijaría en mi como yo en Diego.
Sabía que era hora de dejarlo ir y esta fue la mejor manera de despedirme secretamente de él y dejarlo atrás. Todo lo que importaba a esa edad era el primer amor y la desilusión, y como eso era lo único que hacía mi mundo girar y poner patas arriba.
Un chico.
Sentada en la silla de cuero, Mara carraspeo su garganta.
Me sentía idiota por haber revelado eso. Era lo que ella buscaba, que hablara. Conmigo ya más calmada, Mara volvió a hablar.
—¿Y cómo te hizo sentir él? —usó esa pregunta como si no fuese obvio, como si no hubiera sufrido por él.
La miré incrédula e hice una mueca—Demasiado bien la verdad, eh— apoyé mi codo en el escritorio—Lloro de felicidad—la miré seria con mi peor cara.
Levantó sus manos en modo de paz.
Hice un ruido con mi boca—¿Qué tienen los psicólogos con esa clase de preguntas?, ¿es algún fetiche o algo?
Mara sonrió, al parecer le causó risa, aunque era realmente una pregunta seria.
—Algo así... Entonces, ¿podrías introducirme a ese chico?
—Ahh—respondí con tono desinteresado, aunque sabía que en el fondo mi corazón aún dolía—¿Por dónde empiezo?
—Su personalidad, sería genial si comienzas por ahí.
Rasqué mi nariz nerviosa—Es un buen chico— admití—Al principio solía ser frío y distante... Pero luego lo conocí más—aguante una sonrisa tonta—Es... dulce, honesto, le gustaba hacer bromas cuando estaba conmigo y su hermano menor, siempre sabía cómo sacarme una sonrisa o cómo mejorar mis días— termine de hablar tocando mi colgante.
—¿Cómo lo conociste?
—Por una amiga en común—le conté.
—¿Quieres entrar en detalles?
—Nop...
—Heather...—me reprocho.
Molesta, hice tronar mi cuello y hablé—Como dije antes, su amiga salía con mi hermana.
—¿Y? ¿Qué pasó luego?
—Mi mejor amiga... Ella comenzó a salir con Juana. Se hicieron amigas.
—Entonces tu mejor amiga es...— alargo la última palabra esperando que yo la terminara por ella mientras Mara escribía.
—Lesbiana—dije con un tono obvio—Ya sabe, gay, le gustan las mujeres, le gusta la...
—Lo entendí Heather, lo entiendo— dijo interrumpiéndome.
Me encogí de hombros tratando de no reír pegando mis labios en una línea recta y pude sentir como mi hoyuelo derecho aparecía.
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Heather: Después de todo (EDITANDO)
Ficção AdolescenteUnas cuantas horas de terapia no parecen ser bastantes para ayudar a Heather a salir adelante, pero si quiere olvidar lo que sufrió, deberá aceptar el reto y salir adelante.