Esta noche era una muy importante para tu padre, un importante señor de tu país. El cual se reuniría con varios miembros de overwatch para dejarles asilo en tu hogar mientras partían a su proximo destino, a cambio de que se encargaran de una mafia que amenazaba la seguridad de los ciudadanos.
Porsupuesto no te encantaba la idea de que varios extraños llegaran a quedarse en tu casa, siendo heroes y todo, simplemente no te gustaba mucho la gente.
En realidad eras mas bien asocial y no salías mucho de tu casa, mas bien te quedabas haciendo cualquier cosa que no involucrara hablar con alguien fuera de tu familia. ¡Hasta a veces las mucamas te fastidiaban!.
Sin embargo adorabas a tu padre y esta era una noche importante para él.
Así que ahí estabas tu, preparandote con ayuda de una mucama que le servía a tu familia hace mas de 2 años.
-¿ Es realmente necesario...tanto?- Preguntaste con cierta dificultad para respirar mientras tu mucama ajustaba el corset
- Su padre pidió específicamente que usara ropa tradicional - Respondió con una ligera sonrisa mientras terminaba de apretar tu cintura.
Soltaste un suspiro mientras la muchacha te seguía vistiendo. Al menos el vestido era de tu color favorito.
Prosiguió a hacerte un elegante peinado y te hizo maquillaje.
Terminó al ponerte joyería variada y un maquillaje que seguramente tardarías una eternidad en quitarte-¿ Que le parece ?- Preguntó la mucama viendote a través del espejo
- Perfecto....- Hablaste con sarcasmo notorio
- ¡Que bien!- exclamó viendote como si fueras algo que ella misma creó
<Creo que mis palabras no fueron suficientemente sarcásticas> pensaste con un suspiro mientras alcanzabas una copa que estaba en la mesa y la llevabas a tus labios
- Ademas , usted ya debió casarse hace tiempo ¡Quizá conozca a la persona adecuada!- La mucama sonrió mientras acomodaba tu habitación un poco
Te atragantaste con tu bebida sin llegar a escupirla, solo porque no querías estropear el trabajo de tu mucama.
La misma se apresuró a palmear tu espalda, aún con una sonrisa maliciosa.
- ¡Tu...!- No terminaste de hablar, cuando ella te tendió un hermoso abanico.
- Bueno, bueno. Usted ya debería estar bajando para recibir a los invitados - interrumpió para darte el abanico y posteriormente empujarte suavemente hacia el pasillo.
Suspiraste mientras veías a la muchacha cerrar la puerta e irse por la dirección opuesta a la tuya.
Caminaste por el pasillo escuchando el eco de tus pasos avanzando, y gradualmente se escuchaba musica típica de tu país, cada vez mas y mas fuerte, pero sin llegar a ensordecer, como si fuera música de fondo
Bajaste las escaleras al dichoso salón de la fiesta, mirando la gran mesa llena de comida deliciosa de todas partes del mundo y rodeada de sillas vestidas.
Mirando bien, pudiste ver a tu padre en una esquina del salón hablando con unos sirvientes. Te fuíste acercando tímidamente a tu papa, sin querer interrumpir en realidad
Por suerte él se giró a verte, se despidió rápidamente de los mayordomos y se acercó a ti con una gran sonrísa.
- ¡Mirate, estas radiante! -
- Papa...gracias...pero ya estoy BASTANTE grande, ¿no crees? - dijiste con una mueca parecída a una sonrisa
- Tonterias, nunca dejaré de recordarte esa belleza tuya- Respondió abrazandote con cuidado de no despeinarte.