Era tarde… el sol se estaba ocultando para dar paso a la noche. Las aves y los animales que antes cantaban y hacían de que aquel lugar un bosque lleno de vida, ahora estaban regresando a sus hogares, dejando solo el sonido del viento y el sonido de mi llanto.
Mi sollozo reflejaba una tristeza, angustia y culpa muy profunda. Yo Noelle Silva era la dueña de aquel llanto, yo… una miembro de la Casa Silva del Reino del Trébol… una miembro de la realeza, estaba llorando por un mal herido Asta que tengo en mis piernas; él es mi gran amigo y compañero del Gremio Toros Negros del mismo Reino, ambos habíamos estado en una misión para obtener materiales mágicos para un miembro importante de una casa noble.
Mientras hacíamos la búsqueda: fuimos emboscados por bestias mágicas que protegían su territorio, aunque ambos luchamos con todas nuestras fuerza: Asta usando su forma oscura y yo mi atavió de valquiria, la fiereza y el número de las bestias nos superaba. Al final ambos logramos vencer, pero… Asta al protegerme del ataque de una de las bestias, que venia por mi espalda, se interpuso y recibiendo todo el daño.
- Asta… por favor resiste, ya deben estar por llegar los demás -. Le suplicaba en un intento de mantenerlo consciente. Después de que las bestias huyeran, llame inmediatamente a mis compañeros de orden. Aunque solo habían pasado unos pocos minutos de mi llamada, la espera me parecía angustiosamente eterna.
Mis lagrimas caían en el rostro de Asta, trataba de mantener su rostro limpio de aquella gotas de tristeza que brotaban de mis ojos. Él por su parte solo me ve y me sonríe con su amplia y hermosa sonrisa, a pesar de haber usado su forma oscura: las garras de aquella bestia le dejo tres grandes heridas en su pecho; ademas el zarpazo lo lanzo contra un árbol provocando que su pierna derecha se fracturara, de no haber sido por su corpulento y entrenado cuerpo… podría haber muerto.
- Esta bien… Noelle. No voy a morir aquí, aun debo convertirme en el rey mago… -. La voz de Asta salia con dificultad, su respiración era entrecortada y pesada; pero aun mantenía aquella sonrisa esperanzadora. Estaba muy herido, eso era un hecho, pero estaba segura que él no iba a permitir que sufriera por su estado, el como siempre iba a hacerse el fuerte.
- ¡Claro que no tienes permitido morir! -. Demandaba,mi voz estaba quebrada por la angustia. - ¡Es una orden tonto!, y como miembro de la realeza que soy, debes cumplirla! -. Trate de sonreírle de vuelta, para no preocuparlo, pero aun así mis lagrimas no dejaban caer.
Me culpaba a misma por mi incompetencia. Con mi atavió fácilmente podía haber esquivado el ataque de aquella bestia, pero no preste atención a mi ambiente y por ello Asta tuvo que protegerme una vez mas, han sido tantas las veces que lo ha hecho y nunca he podido hacer algo para compensarle.
- Claro princesa -. Bromeaba Asta, pero al decir aquellas palabras empezó a toser y algo de sangre salía de su boca.
Un poco de aquella sangre cae encima de mi ropa y rostro, la desesperación aumento mas en mi, rasgue mi túnica y presione las heridas de su pecho y le ordene que no hablase mas. Si tuviera algún hechizo de sanación para ayudarlo, lo hubiera usado pero todavía no había aprendido alguno, por alguna razón las frías palabras de mis hermanos volvía a mi mente y aquella sombra de inferioridad que había superado, poco a poco volvía a sentirse encima mio.
- Mantente conmigo Asta, no cierres los ojos, ¡es una orden, No cierres los ojos! -. Le reclamaba con insistencia, al ver como él trata de cerrar sus ojos. Sabia que si lo hacia no volverá a despertar, tenia que de mantenerlo despierto, así que le daba pequeños golpes en sus mejillas.
- Parece que pude cumplir con mi deber de plebeyo y pude protegerte -. Asta volvía a bromear en un intento de que la situación no fuese tan deprimente y de mantenerse consciente.
ESTÁS LEYENDO
La realeza y el plebeyo [terminada]
RomansaUna promesa de 2 enamorados de clases sociales distintas pero un amor tan fuerte que superará cualquier dificultad Podrá el amor ser más fuerte que la oscuridad que avecina con apagarlo, podrá la promesa ser tan fuerte para cumplirla??