Capítulo 1: La caida

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Cuando recobré la conciencia no sentía nada, no veía nada, no escuchaba nada, estaba como flotando en un inmenso vacío, totalmente solo, hasta que me di cuenta que en verdad estaba cayendo, giré mi cuerpo a lo que creía abajo, podía ver la tierra, el mundo de los humanos, y me dirigía a él.

No se cuanto rato habrá pasado hasta que por fin empecé a notar como se acercaba el suelo, o como yo me acercaba al suelo, cada vez más y más rápido, empecé a sentir vértigo, algo que jamas en mi vida había experimentado, empecé a temer por mi vida, grandes ciudades se alzaban por todos lados, edificios que crecían conforme caía y una sensación de asfixia recorría mi cuerpo, no podía respirar, como pude giré para quedar de espaldas al piso, la sensación de caída fue más lenta, pero seguía ahí revolviendo mi cabello y tapándome los oídos, por eso no escuchaba nada, me envolví con mis alas para poder respirar, estaba frío, oscuro y solo, por primera vez en toda mi existencia me sentí solo.

Intente acomodarme para ver hacia dónde me dirigía, estaba a poco de impactar contra el piso a una velocidad increíble, me quedaba poco tiempo así que me giré y abrí mis alas, la velocidad descendió pero seguí cayendo, podía ver el mundo a mis pies, enorme, hermoso y corrompido por la humanidad, toda la naturaleza destruida y despojada de sus terrenos para alzar grandes ciudades en las que reinaba el mal y la desesperación, miles de personas encerradas en su propio ser buscando su propio beneficio, sin una pizca de fe en sus corazones, en este mundo no quedaba mucho que salvar, sin esperanza no se podía hacer nada.

El suelo estaba aún más cerca, no me detenía nada seguía cayendo y nadie me podía ayudar, excepto yo, extendí mis alas todo su ancho y las batí, no cambio nada, volví a intentar y nada, no me hacían caso, no tenía control sobre mis propias alas y el suelo se estaba acercando, entre en pánico, moriría aplastado contra el piso, totalmente solo, sin mis hermanos, sin mis alas, despojado de todo lo que amaba, y nadie me recordaría, me estamparé contra el frío pavimento y nadie lo notará.

Entre en desesperación, aterrado y confundido por millones de pensamientos en mi cabeza empecé a luchar contra mi mismo, mis miedos sobre la muerte ¿a donde va un ángel cuando muere? Los ángeles no mueren.
¿desapareceré por completo? ¿Seré castigado por mis acciones? ¿Hasta aquí llego mi existencia?
¿En verdad este será el fin de todo?
Una horrible ansiedad empezó a crecer dentro de mi, este terror que sentía por primera vez, tan humano, tan impropio de un ángel ¿por que me castigaban de esta manera?

-¿ACASO MIS ACCIONES FUERON TAN MALAS? ¿POR QUÉ ESTE FINAL? ¿POR QUÉ CASTIGARME DE ESTA MANERA?-

Mi miedo se convirtió en enojo, como podría alguien castigar a otro de esta manera, no me dejaría morir, mire al suelo de nuevo, diez metros, solo diez metros me separaban del suelo que se acercaba rápidamente, y me estampé.

Choque contra el duro y frío pavimento, totalmente solo, abandonado y olvidado.

L cadutiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora