4.

5.1K 410 102
                                    

La pesadilla de esa noche fué el comienzo de algo feo, como si todos los pasos que di durante este tiempo los estaba perdiendo a medida que pasaban los días. Me sentaba muy temprano al frente del computador a buscar información sobre nuestro caso y no me movía de ese lugar, solo lo hacía para comer y entrenar, lo que no era del todo sano pero no me sentía con fuerzas para nada.

—Se me hace raro que usen un edificio como centro de operaciones. —dijo Eugenia mirando con atención las pantallas.— ¿No te parece extraño? Primero porque llevan mujeres llamativas a ese lugar ¿Como puede ser que nadie que viva en ese lugar diga algo?

—Por miedo. —respondí.— No es un barrio muy delicado Eugenia —dije con una sonrisa.— Además el edificio tiene dos departamentos por piso, estuve averiguando sobre el vecino y no hay muchos datos, para mi tienen el piso completo para ellos.

—Si, seguro que sí. —dijo Euge mirando con concentración.— Tengo una llamada con Martín, le pedí que nos diera una mano con algunas cosas ahora que lo liberaron un poco más, cualquier novedad les voy contando. Deberías tomarte un ratito para salir a caminar, llevas mucho tiempo acá, ya hiciste un buen trabajo. —dijo con una sonrisa, puso su mano en mi hombro.

—Estoy bien, Úrsula está en la ciudad? —pregunté

—Si, se van a quedar con el Chino, es miércoles y según nuestros registros este hijo de puta visita el edificio hoy, queremos seguirlo pero es complicado porque se maneja con muchas personas, así que seguirlo es muy riesgoso pero bueno, no tenemos otra opción, ya no podemos seguir mirando estos videos porque estamos atascados hace varias semanas, es momento de mover.

—Buenisimo. —dije con una sonrisa.— Ya era hora jefecita, me gusta cuando estas al mando de algo porque podemos opinar mucho más que con el robot Lanzani.

—Peter nos está dando una mano con todo, no seas mala. —rió y me dió un beso en la cabeza.— Las veo luego.

—¡No me diste un beso a mi! —reclamó Bella, regresó corriendo para hacer lo mismo y se fué. Bella me miró con una sonrisa.— ¿Que? Yo también merezco un poco de amor. —agregó mientras escribía estupideces en su computador.— Hemos avanzado mucho, pensé que íbamos a tardar un poco más con todo el material que tenemos, pero por lo menos todos estamos concentrados. Me da mucha rabia ver a estos hijos de puta hacer todo esto con las mujeres, a veces me cuesta dormir pensando en la cara de todas ellas.

—A mi también me da mucha rabia. —dije agobiada.— Acabaremos con ellos, te lo prometo.—chocamos los cinco.

—¿Me quieres dar un besito también? —preguntó con una sonrisa.

—No te pases, solo chocamos los cinco. —respondí mirando el computador.

—En mi mundo chocar los cinco es como invitar a un café. —respondió.

—Entonces ¿Un beso en la cabeza es como tener sexo en tu mundo? —pregunté riendo, mientras ella asentía comiendo una barra de cereal.— Significa que acabas de tener sexo con nuestra jefecita.

—Exacto, pero prefiero que no le digas a nadie. —agregó con una sonrisa.— Es parte de nuestra intimidad.

—Lali, toma tus cosas vamos a salir. —dijo Peter abriendo la puerta de nuestra jaula. Lo miré sorprendida sin entender nada, seguramente Eugenia tenía que ver con todo esto.— Tengo que hacer las compras y te toca venir. —nunca me llevaba a esas cosas, odiaba a Euge.

—Dile a tu novia que terminaré con ella. —Bella comenzó a cambiar de color mientras se ahogaba con lo que estaba comiendo.

—¿Qué novia? —preguntó Peter.— ¿De qué está hablando? ¡Bella!

End game Donde viven las historias. Descúbrelo ahora