Parte 3. Final. "Fantasmas"

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Bueeeeno, pues hemos llegado al final. Muchos querréis matarme y otros sólo darme una paliza, pero eh, los comentarios se agradecen igual. Gracias por estar ahí en estas cuatro partes, y espero veros en los demás fics que publique y en los que tengo que continuar. ¡Muuuuá!

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        Si conseguí dormir algo esa noche, fue por pura suerte, porque no paraba de darle vueltas al tema, al maldito tema que, desgraciadamente, no acompañaría a que la estancia en la casa fuera perfecta. Ella, por el contrario, no se inmutó, estuvo tranquila toda la noche, con una pequeña e imperceptible sonrisa.

            Me levanté con cuidado de no molestarla y en una de mis mochilas busqué la libreta en la que anotaba cualquier canción que se me ocurría, al igual que cualquier idea para un nuevo vídeo. De esa libreta habían salido canciones como Clocks, Núvol o Princesas, y era el turno de una nueva. Después, sentado en una silla y boli en mano, mirándola de vez en cuando, empecé a escribir los versos de una melodía que nunca saldría a la luz. Representaba todo lo que en ese momento pasaba por mi mente, todos los miedos y esperanzas que, ya desvanecidas, esperaba no volver a tener.

            Una hora después, había llegado a la tercera estrofa, la primera después del estribillo. Me estaba gustando cómo iba quedando, y en mi cabeza ya me hacía una ligera idea del sonido de la guitarra una vez estuviera del todo escrita. Cada vez que me salía un nuevo verso, lo tarareaba en susurros, la miraba y volvía a buscar palabras que expresaran lo que necesitaba.

        Miré el reloj, las 5:43 de la madrugada. Arranqué las hojas con la canción ya casi terminada y, tras doblarlas, las guardé en el bolsillo trasero de mi pantalón, para tumbarme luego de ello a su lado e intentar dormir. Componer aquella canción “fantasma” que nadie más escucharía me había hecho despejarme y estaba mucho más seguro de que iba a poder conciliar el sueño. Y así fue, sin apenas darme cuenta, me había dormido.

Punto de vista de Chus

            Al abrir los ojos me di cuenta de que lo que me molestaba era la luz que se colaba por la ventana. Maldito Rush, pensé, no se ha acordado de impedirlo. Me levanté de la cama y fui a cerrarla, para dejarle dormir algo más. Pero, al girarme para mirarle y echarle una sábana por encima, me di cuenta de un papel doblado que se le había caído. Con mucho cuidado y tacto, me acerqué a él, lo cogí y salí de la habitación, cerrando la puerta y bajando al salón.

            Ya sentada en la parte de abajo, en el penúltimo peldaño de la escalera, me decidí a abrirlo. Estaba escrito a mano, con su letra –su bonita e inimitable letra– y de título tenía la palabra Fantasmas. Me llamó la atención, y tras observar que seguía la estructura típica de una canción, lo leí, sacando mis propias conclusiones

            ¿Rush, enamorado? ¿Una chica? ¿Quién? Y… ¿Por qué me afecta tanto?

Punto de vista de Rush

            En sueños me quise dar la vuelta, pero me di cuenta de que no había nadie a mi lado cuando lo último que recordaba era que Chus estaba a mi lado. Me levanté y busqué las hojas que había guardado en el bolsillo trasero, donde no estaban. No le di más importancia, ya las encontraría al hacer la cama. 

        Tras pasar por el baño y echarme agua en la cara que me ayudara a despejarme, bajé al salón. Chus, desayunando, me dedicó una sonrisa. Yo me acerqué a ella y le di varios besos en la mejilla, lo cierto era que hasta el día anterior no la había visto en tres meses, y la había echado de menos bastante.

– Buenos días, fea.

– Buenos días, idiota.

            Ambos reímos, aquella manera de hablarnos era típica en nosotros.

– ¿Has dormido bien conmigo?

– Puede.

– ¿Cómo que puede?

– He dormido genial.

            Le acaricié el hombro, sonriendo, y fui a prepararme mi desayuno, para sentarme junto a mi amiga. Porque eso es lo que era, mi amiga, y no podría verla de otra manera, aunque estuviera locamente enamorado de ella.

Año 2021. Madrid. 18:00h.

– Vas genial, chico.

– Gracias, papá

– Estoy seguro de que se va a emocionar cuando te vea.

– Espero…

            Un cuarto de hora después, el chófer aparcó frente al juzgado. Tras lanzar un suspiro al aire, comido por los nervios, caminé con mis padres hacia la puerta, para saludar a todos nuestros amigos que se habían acercado, aunque yo sólo buscaba a una persona. Y la encontré, con un vestido negro, un recogido precioso y unos zapatos de tacón que no le harían mucho daño si se torcía un tobillo.

– Rush…

– Ven aquí, anda.

            La abracé, cerré los ojos, y me permití imaginar que era ella quien tenía que llegar tarde, quien me haría ponerme nervioso al mirarla y de quien me tendría que enamorar más al verla de blanco.

– Sé que vas a ser muy feliz.

– Espero que tú también, Chus.

– Ambos los merecemos…

– Está claro que sí.

            Se separó de mí, me besó la mejilla y volvió a abrazarme. Estábamos solos en aquella plaza, abrazados, disfrutados de la presencia del otro.

– Sé que leíste Fantasmas.

– Rush, yo…

– Era para ti.

                                                                                        FIN

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