En el perpetuo silencio inalterable del mundo yacía su existencia como parte del infinito. Una pequeña partícula que nada tenía que ver con el mundo.
Esa era su vida.
Anclada al tiempo.
Sus ojos capturan la imagen frente a ella, quién se para como si fuera parte del ecosistema, una planta más en el trigal.
Inmensas extensiones de campo se abren camino hasta perderse de vista, desciende la mirada al pequeño objeto semi redondo que descansa en su palma abierta.
“Dime una cosa, ¿Si te contara una historia me creerías?”
Aquella voz llega tan clara y profunda, alza la cabeza con un atisbo de esperanza que muere tan rápido como nació.
Allí en el valle de los olvidados, los condenados a existir no hay nadie y nunca lo habrá.
El campo se burla de su emoción, el cielo observa como una madre desolada a su hija ilusionada atrapada en un mundo de ensueño perpetuo.
Vuelve su atención a la pequeña piedra decepcionada, tal sentimiento se evapora sin dejar rastro dentro de ella. El permanecer tanto tiempo apartada del mundo finalmente había conseguido generar en ella una apatía monumental.
“¿Qué esperas realmente?”
La voz vuelve a susurrar más cerca, siente un frío recorrer su hombro derecho hasta la mano que sostiene la piedra provocando que la deje caer.
Inhala hondo.
Es tu imaginación.
Se dice intentando en vano convercerse de algo que lentamente empezaba a torcerce. No sabía si quería alterar su paz o su soledad.
Pero, aquella delgada línea podría estar desdibujándose lentamente.
“Si sabrías lo que te espera ¿Correrías el riesgo? Si tan solo te atreves.”
¿Cómo podría ella hacer tal cosa? No posee la valentía suficiente para lanzarse a lo desconocido pese a haber sido abandonada en ese sitio hace tanto tiempo, no obstante sabe que si ella cruza los límites vendrán a por su captura, la encerrarán en el abismo de las almas, pero tal vez se equivoca.
El viento azota con fuerza su cuerpo elevando la tela del vestido, sus ojos se elevan al cielo hallando en el nubes grises y oscuras que avisan la inminente lluvia.
Extiende sus manos al cielo sintiendo las primeras gotas caer en su palma.
El suspiro entrecortado escapa de sus labios llenos y desprovistos de todo color que alguna vez poseyó.
Se obliga a volver a la cabaña, dentro del sitio la oscuridad la recibe como una vieja amiga a la que lentamente ha aprendido a dejar de temerle, sus pies livianos la llevan por toda la estancia encendiendo todas las velas y colocando la tetera en el fogón.
Curioso.
Todo en ese lugar estaba hecho para permanecer inamovible en el tiempo, al igual que su existencia.
No se sorprende.
Algo capta su atención lo cual era extraño
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Enith
Short Story"¿Quien la condenó? ¿Por qué fue obligada a quedarse en ese lugar? Tal vez el miedo era un detonante suficiente para paralizar su cuerpo y mente, no obstante la voz de la huida permanece con ella invitándola a romper la sentencia"
