El demonio negro

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Me encontraba en ese lugar lúgubre otra vez, mi respiración se entrecortaba y un sudor frío corría mi frente, no estaba sudando por calor o algo parecido, era por que el ambiente era muy pesado, de repente sentí una presencia, lo cual me estremeció y no de una forma placentera, si no de miedo, al girar la cabeza mis ojos salieron desorbitados al presenciar una sombra que no alcanzaba a distinguir de quien se trataba.

-¡¿Quién eres tu?!- Me animé a gritar tratando de escucharme neutral

-Eso lo sabrás cuando dejes de tener miedo

Oh... Mierda me descubrió.

-¿D-de qué estas hablando?

-Pronto lo sabras- Dijo aquella sombra

-¡¡E-espera!! Por favor dime ¿porqué sueño esto?

-Pronto lo sabras- Volvió a decir la sombra mientras se alejaba

Quede en aquel lugar vacío atónita -si la próxima vez que volviera a este lugar y encuentro a ese tipo otra vez, lo voy a matar- me dije a mi misma maldiciendo este lugar. Estuve suspendida varios minutos hasta que en el fondo escuche personas gritando, lamentos y sollozos, haciendo que me tapará las orejas ya que los sonidos eran muy fuertes y comenzaban a alterarme tanto que casi me daba un infarto al corazón.

Abrí los ojos de golpe y me levanto para tratar de recuperar el aire y llegar a mi respiración normal.

-Ah... Mierda..- Me refrego la cabeza con la mano para luego abrir los ojos con dificultad y llevar mi visión a el buró, me percate que encima de este había una nota o probablemente era una hoja que olvide guardar. La tome y me dediqué a ver el contenido de la hoja -¿Esto es.... una carta?- Me talle los ojos para ver mejor y en efecto era una carta..... de mi madre.

¡Ruby!

buenos días hija querida
Hoy no podré hacerte de desayunar porque tenia que hacer doble turno en el trabajo, en la cocina te dejé dinero para que compres tu almuerzo y recuerda llegar antes a la escuela para que no estes a las carreras
Te quiero mucho
y suerte en la escuela

Besos, mamá

-Lo sabia- Suspire y tome el celular que estaba cargado sobre el buró para ver la hora y era más de las 12 del medio día y tenía que haber llegado hace 1 hora -¡Voy tarde!- Salte de la cama para dirigirme a mi closet y tomar mi ropa en vez del uniforme por que se me había olvidado lavarlo el domingo.
Me cambie rápido, no me iba a bañar por que eso solo me retrasaría y lo que quería hacer era llegar lo más rápido posible, acomodé todos los libros y cuadernos que me tocaban para el día de hoy, toda la ropa que me puse es de color negro para no llamar la atención;
Un pantalón estilo bombacho que me quedaba hasta la rodilla, una camiseta de tirante, un hoodie, unas botas de desierto, y me vende la mano derecha casi llegado a mi codo, para esconder aquella marca que se quedo conmigo desde el día que nací.

Y solo para estar segura, tome una mochila pequeña que pasaría desapercibida y no haría mucho bulto en la mochila principal, ahí guarde un bolso tipo militar para el muslo, ese bolso contenia gases lacrimógenos y 2 mascarillas, una sudadera de manto negro que me llegaba a las rodillas, guantes de brazo completo sin dedos, una gorra con la visera de color gris, y 2 cubrebocas, uno de tela y otro es un amplificador de voz, lo que hace que cambia la voz de la persona.

Me dirigí a la puerta para salir del departamento e irme a la escuela, pero al abrir esa puerta estaba la silueta de una persona que conocía... Un hombre gordo, casi calvo, su pantalón lo tenia muy por debajo de su abdomen tanto que se le veían los boxers y tenia un desagradable olor a tabaco, ese hombre es persona realmemte horrible, ese sujeto era nada más y nada menos que el propietario del edificio.

Almas CondenadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora