Capítulo 3: Un abrumador encuentro bajo la lluvia

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Las clases habían terminado y la lluvia no paró en todo lo que transcurrió del día. Debía volver sola a casa, porque Frida tuvo una emergencia y su mamá la recogió unas horas antes de la salida. Por suerte me dejó su paraguas.

Después un largo rato debatiendome mentalmente entre esperar el autobús o caminar a casa, me  decidí por  la  segunda opción. La parada estaba llena a más no poder, y tardaría demasiado  en tomar el autobús.

Iba brincaba de charco en charco a causa del aburrimiento, mientras tarareaba dynamite, hasta que me detuve para observar mejor lo que tenía frente a mis ojos. Un chico en medio de la lluvia que intentaba cubrirse de ésta con su mochila, acto parecía inutil.

Pasé cuidadosamente al lado de él y  cuando no se interponía más en mi  camino, intenté seguir con lo mío, pero  algo me detuvo.

Una fría mano envolvió mi brazo y al  instante mi cuerpo se tensó. Invadida por el pánico, solté un grito que fue detenido por la otra mano del individuo.

—No grites. –Me amenazó y noté lo ronca y profunda que era su voz, por alguna razón me parecía haberla escuchado antes.

Asentí efusivamente  haciéndole saber  que haría lo que me pedía. Intantes mas tarde apartó su mano de mi boca, sin retirar aun su otra mano, con la que tomaba mi brazo. De forma imprevista y con algo de fuerza éste me hizo girar, estaba apunto de gritar nuevamente, hasta que me topé con el rostro de aquel chico, el chico con que choqué en mañana por accidente.

Mi vista dió con la suya y la mantuve
hasta que recordé lo que me había dicho Frida: Si mantienes contacto visual con él por mucho tiempo dará un puñetazo, el famoso puñetazo de chico de onceavo.

Me aparté rápidamente cuando lo vi hacer un movimiento brusco. —No me golpes, por favooor. –Pedí en tono suplicante, más del que desearía.

—Sólo dame el paraguas. –Dijo sacándolo de mis manos y colocándose a mi lado para cubrirnos a ambos con este.

Quería correr y salir huyendo de allí,  pero no pude; no  pude de reaccionar de ninguna manera. ¿Porqué él estaba haciendo eso?

—¿Vas a casa, cierto?. –Preguntó con la vista fija en el camino.

—¿Si?. –Dije con desconfianza. Y esas fueron las únicas palabras que compartimos  en todo el camino, me acompañó hasta mi casa, a la que llegamos sin que le diera ningún tipo de indicación. Cosa que me pareció extraña, pero nada fue más extraño que lo que dijo antes de irse.

—No me gustas, quiero decir que no confundas esto de traerte a casa con eso. Es solo que me estoy acostumbrado a la caridad cuando se trata de ti.

¿De qué estaba hablando este chico, ¿Él estaba en sus cinco sentidos?

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2020 ⏰

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【Un paraguas para dos ☔ 】─  Una historia de amor 💑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora