Débil.

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Las burlas han ido incrementado.
Estamos en un pueblo pequeño así que todos lo saben, todos me miran, sus ojos juzgando, susurros, murmuró despectivos, todo cambió desde esa hoguera hace 6 meses.
Todo empezó a ir mal, y todo el pueblo empezaba rechazar mi persona. Solo. Así estaba.

— Eh Kookie, que no quieres chuparme la polla, incate fenómeno —

Estábamos en los vestidores del instituto, todos sabían que pasaba y lo ignoraban.
No podía hacer mucho, si llegará a exclamar la más mínima queja con mi familia mi padre me daría una paliza que me dejaría sin ir a la escuela por semanas.

Estaba vestido aún esperando, que terminarán de bañarse y vestirse. Sin verlos, con la mirada fija en mis botas estilo militar negras. Sin hacer caso a lo que decían.

— ¡Vas a dejar que Jeon te la chupe! Que asco Roy, ¿también eres marica o qué? —

— ¡No estoy enfermo Brad! Pero se ve que quiere, recuerdan la hoguera, lo ha de estar deseando —

Todos se ríen, esto siempre pasa, todos los días, y no me importa. Pueden decir lo que quieran mientras mi padre no se enteré, doy gracias que en el pueblo, la mayoría le tiene miedo al militar Jeon Ki, la última vez que alguien lo insinuó, terminó sin algunos dientes.

Porque yo tenía que ser un hombre.

Y él estaba disgustado conmigo. Jeon Ki siendo un hombre de 1.90m con músculos fuertes, hombros anchos y rostro serio, no estaba orgulloso de que su primogénito fuera delgado, rayando el 1.71m, y con una cara suave y bonita. Me odiaba, y yo me quería morir. Cada día, si seguía viviendo ahí, esperaba morir.

Pero no me podía matar, me daba miedo.

Así que oraba por un día salir de este pueblo abandonado por Dios, donde la gente ignorante se reproducía y tenían una mentalidad tan pobre. Pero casi nadie se iba, como si estuvieran amarrados. Mal augurio decían, la familia Park, con un bonito hijo, habían decidido irse.

Murieron en el proceso de la mudanza.

— Jeon, a la ducha, hay que regresar a clase — exclamó el profesor al salir.

Y me di cuenta de que estaba solo, se habían ido por fin.

Buen inicio de semana Jungkook, lunes. Primer hora de gimnasia para seguir estudiando.

Cada día pedía con fuerzas que pudiera contar con alguien. Después de la hoguera nada quedó. Y no me gustaba la soledad. Cada día que me adentraba al bosque espeso, pedía que llegará alguien. Que el infierno que era vivir en ese lugar se acabará.








— Es la nueva alumna, se mudaron hace unos días, al castillo que está en el bosque —

Escuché mientras me debatía si tocar la puerta o no. Llegaba tarde a la segunda hora, habían atorado la puerta de la ducha.

Toqué.

Me abrió la profesora con mala cara, entré sin decir palabra tratando de no mirar a nadie. No quería problemas. Mirando de reojo todos parecían tan absortos en el pizarrón, ni una mirada recibí.

Suspiré agradecido.

Y alcé la mirada, chocando con unos ojos intimidantes, chocolate oscuro y profundo, enmarcados por tupidas pestañas largas y negras.

Ella me miraba fijamente.

Y sí, yo era eso, pero no quitaba el hecho de que ella era hermosa. Y quedaba corto, la hermosura de su cuerpo muy bien proporcionado, de su cara inexpresivamente despampanante y fría, te atrapaba, eclipsaba a su alrededor.

— Me pueden llamar Kim — dijo, y su voz fue electrizante.

— ¿Y su nombre querida? — sorprendidos de que la maestra más arisca tratará de esa forma a la nueva, la mirábamos fijamente.

— Me pueden llamar Kim — respondió escuetamente, para empezar a caminar hacía mí, y empecé a tener frío, ¿era solo yo? Temiendo empezar a temblar baje la vista a mis manos.

Jugueteando con ellas hasta que sentí el pequeño golpe en mis hombros. Y en el piso vi unos pequeños pies en unos zapatos que se avisaban caros, realmente caros.

— ¿Me puedo sentar? — susurró.

Todos la miraban y cuchicheaban hasta que Roy exclamó.

— Hay un espacio aquí preciosa, para que no tengas que sentarte con ese raro — sin embargo ella se sentó a mí lado.

Si mirar a nadie más que a la maestra que se despabiló e inició la clase.

Casi terminaba la lección, después de casi 40 minutos, cuando sentí su mano en mi muslo, sonrojado volteé a verla.

— Me puedes llamar Tae — susurró dándome una sonrisa al finalizar.

Eso me hizo quedarme frío — Jeon Jungkook — alcancé a decir.

Pero lo que me dejó petrificado en mi lugar mientras recogía sus cosas para cambiar de aula fue lo que respondió.

— Lo sé muy bien Jungkookie, noona te cuidará —



— Lo sé muy bien Jungkookie, noona te cuidará —

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Cap. 1 eeeeeei, quiero hacer esto me emociona esto, espero que salga como lo planeo, besos si alguien lee o llega a leer esto. ❤️

Fuera MELO.

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2020 ⏰

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