IV

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•Narrador omnisciente•

Las ambulancias llegaron al lugar y se llevaron a ambos en cada vehículo, con ayuda de Conway y Volkov.

La herida de Gustabo no había sido grave, por lo tanto le desinfercaron y pusieron los puntos dentro de la ambulancia, pero igual necesitaría una transfución ya que perdió bastante sangre.

En cambio, Horacio, se encontra más grave, por la perdida de sangre y por los tres disparos, de los cuáles, uno de ellos fue en su pierna, la cual estaba algo débil porque siempre le disparaban en ese lugar. La bala quedó alojada en su pierna, aunque no llego a tocar el hueso.

Al cabo de una hora Gustabo ya se encontraba mejor, y estaba junto a Conway, Volkov y Michelle en el pasillo fuera del lugar donde le estaban quitando la bala a Horacio.

El rubio se encontraba muy nerviosos, tanto por los disparos que había recibido su hermano, como por todo lo que antes ese les había contado. Caminaba de un lado al otro intentado calmarse y no comerse demasiado la cabeza. A su vez, Conway se encontraba fumando parado frente a las puertas de esa habitación, se sentía nervioso y muy preocupado por el chico, más no iba a demostrarlo. Volkov estaba a su lado, sentado en una de las sillas y perdido en sus pensamientos, no sabía como reaccionar ante todo lo ocurrido. Y por último, Michelle, está estaba vigilando a los tres hombres ya nombrados, y de vez en vez hablaba por radio con Freddy y los amigos de éste, los cuales estaban haciendo guardia afuera.

Luego de unas horas, Horacio ya se encontraba en una habitación plácidamente dormido, ya estaba estable y todo había salido correctamente.

Coway y Volkov dormían en un sofá dentro se la sala donde el chico se encontraba, y Gustabo le observaba sentado a su lado, sosteniendo su manos, en un vago intento de no caer dormido para poder vigilarlo y ver que todo estaba bien.

▪Narra Horacio▪

Me desperté en una sala que conocía más de lo que me gustaría admitir. Quería pensar que todo había sido una pesadilla de esas que frecuentemente tengo, pero al girar mi cabeza y verlos a los tres ahí, supe que no era así, que una vez más mis pesadillas cobraron vida.

Me perdí en mi mente recordando viejos sucesos, algunos malos y otros aún peor, eran escasos los momentos buenos ya que al final estos se volvía tristes o me llenaban de nostalgia.

Sin darme cuenta lágrimas saladas, cargadas de toda mi tristeza y penurias, comenzaron a deslizarse por mi rostro. Algunas caían suavemente sobre el brazo de mi hermano del alma, el cual me sostenía la mano mientras descansaba con su cabeza a un lado de la almohada, y más demás sobre la fina sábana blanca que me cubría.

En mi mente todo se repetía una y otra vez, sin descanso alguno. Era un ciclo sin fin, donde siempre sucedían las mismas tragedias.

Yo lograba librarme de ellos, me iba a ciudad, cambiaba de identidad junto a mi hermano del alma, empezábamos de cero, y por un tiempo todo estaba bien. Todo eran risas, como lo fue al llegar aquí, o como lo fue al llegar a las afueras de El Pueblo, donde tuve el honor y desgracia de conocer al ser más precioso y brillante de todos los tiempo... Pero las cosas nunca se mantenían así por demasiado tiempo, ellos me encontraban y las tragedias empezaban, me amenazaban con la vida de mis amigos, de Gustabo mi querido hermano del alma, hasta con la vida de él... Ellos mataban o torturaban sin piedad alguna a la gente que quería si yo no hacía lo que decían.

зверь?- Horacio PérezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora