Aristeo era uno de los muchos ángeles que habitaban en el cielo, él se caracterizaba por ser muy amable, le gustaba ayudar en lo que fuera a los demás ángeles y cuando le tocaba hacer algún milagro felizmente lo hacía. Había muchos humanos quienes de vez en cuando murmuraban su nombre y cuestionaban su existencia, sus grandes alas, su cabello albino y sus grandes ojos azules eran algunas de las características que hacían de Aristeo un ángel verdaderamente hermoso.
Los ángeles son seres libres, sin embargo tenían una sola regla, "no acercarse a los demonios", el hecho de que fueran dos fuerzas opuestas hacia que pasaran muchas tragedias si se juntaban, así que por eso se decidió establecer aquella regla, pero Aristeo no lo creía así, él pensaba que los demonios solo estaban destinados a cumplir los deseos más oscuros de los humanos, pero, al igual que los ángeles, podrían ser seres amables y bondadosos.
Un día Aristeo pudo observar de cerca a un demonio, su curiosidad de saber más acerca de estos seres se hizo presente en aquel momento que quiso acercarse a él y hablarle, sin embargo este demonio se desvaneció en el momento en que se comenzaba acercar, Aristeo no sabía nada de lo ocurrido así que decidió regresar al cielo como si nada pasara.
Pearce, Otis y Neo eran tres ángeles que constantemente molestaban a Aristeo, les disgustaba que fuera un ángel querido por muchos así que normalmente hablaban mal de él a sus espaldas o trataban de meterlo en problemas, Pearce era quien más estaba obsesionado con molestar a Aristeo ya que a diferencia de él, Pearce no le encontraba algún sentido a su existencia e incluso le disgustaba hacer su trabajo.
Aristeo no le tomaba importancia a lo que pensaran de él los demás ángeles, solo se preocupaba por ayudar a los demás, ese día, el incidente con el demonio lo había dejado completamente sorprendido pero a la vez curioso que no pudo evitar mencionarlo a uno de los ángeles, Aristeo le hizo prometer que no le diría a nadie porque sabía muy bien que si lo descubrían seria castigado, lo que no sabía Aristeo es de que aquella conversación la escucho Pearce, el ángel que tanto odio le tenía.
Unos días después Pearce ya le había contado a otros ángeles, el rumor se fue expandiendo metiendo así a Aristeo en problemas, para detener los rumores Aristeo decidió contarles a los demás ángeles que aquello era cierto pero que él no consideraba que fuese algo malo, entonces como era de esperarse Aristeo fue castigado por los demás ángeles, al principio se había decidido que Aristeo fuera expulsado, pero Otis mandado por Pearce, consiguió que no solo lo expulsaran sino que también le fueran cortadas las alas.
Pearce, Otis y Neo fueron los ángeles encargados de desterrar y de cortarle las alas a Aristeo, este decidió aceptar su castigo y no oponerse, sin embargo Pearce al no notar algún miedo dentro de Aristeo, le corto las alas de forma brusca que fuera lo suficientemente dolorosa para Aristeo, quien soltaba algunas lágrimas de dolor, después de ello lo desterraron sin embargo antes de irse Pearce le dio una advertencia.
"Por tu bien, escóndete de mí, porque si te veo, te matare."
Esas últimas palabras resonaron fuertemente dentro de la mente de Aristeo, aquel ángel le tenía un gran rencor y sabía perfectamente que tenía que tomar en serio aquellas palabras.
Aristeo era un Ángel bastante fuerte, sin embargo aquel corte en su espalda hizo que se desmayara, justo antes de cerrar sus ojos noto como alguien se acercaba a él, cuando despertó se dio cuenta de que estaba en un lugar diferente y que no estaba solo, un hombre parado en frente de él de cabello largo color negro, ojos rojos y grandes alas negras lo miraba con bastante curiosidad.
-¿Quién eres tú? - Pregunto Aristeo tratando de levantarse.
-Mi nombre es Lucius y soy un demonio. -Contesto el hombre con una mirada seria
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A Distant Love
RomanceAristeo es un ángel al que le cortaron las alas, ahora su única salvación es Lucius un demonio que aceptó ayudarlo a cambio de un favor, con el transcurso del tiempo Aristeo se enamora y sus sentimientos perduran incluso al enterarse de una desagrad...