Capitulo 7

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Nuestra joven pareja, se encontraba descansando de una manera muy poco común, ella estaba conectada a una camilla de hospital y el estaba a su lado completamente sano.

—Keigo—hablo de manera suave la chica mientras acarisiova  el rostro del chico.

—Mmmmm—contestó aquel alado mientras se despertaba de apoco.—Buenos días... Linda.

Una suave carisias despertó por completo a aquel alado ya que recordó donde estaban asustando se.

—¿Cómo te sientes? , no te duele nada—hablo asustado.

—Tranquilo... Estoy bien solo un tanto adolorida por los puntos es todo—Le dedico una suave sonrisa a aquel alado.

—Perdoname... —Hablo triste aquel alado—Todo es mi culpa...

—Keigo... No te culpes, además no fue completamente tu culpa—le chica acarisio con ternura aquel cabello—No te vuelvas a culpar,no me gusta eso.

Una sonrisa llena de cariño de parte de ella fue suficiente para que el alado llorara, sus lágrimas salieron de golpe todas aquellas emociones que guardo por años salió por sus ojos mientras con cuidado abrazaba el frágil cuerpo de su amada.

—No....me vuelvas asustar de esa manera—el lloraba lleno de dolor, pero una mano suavemente tomó sus mejillas y fue guiado a los labios de aquella fémina de cabello rojo, era un beso tierno y lleno de cariño, algo único.

Cuando se separaron el alado estaba sonrojada al igual que aquella chica, que poco a poco limpio las lágrimas de aquel chico.

—Si te vieras en el espejo te reirias de ti mismo—hablo la fémina con ternura y beso suavemente la frente de aquel chico.Ambos estaban completamente enamorados y tenían tanto miedo de perderse a sí mismo que su cara lo demostraba.

Luego de muchos llantos de parte del alado las enfermeras lo retiraron de aquella habitación para revisar a la fémina, sus heridas eran delicadas eh incluso mortales si se abren.Pero el alado tenía planeado muchas cosas para evitar que eso pasara.

Luego de horas de tratamientos médicos le dieron el alta a aquella peliroja,cuando llegaron a su hogar el chico ayudó mucho a la fémina.

—Tu tendrás reposo, nada de levantarse a no ser que quieras ir al baño—Hablo aquel rubio con voz de madre regañando lo.

—P... Pero tengo trabajo—Hablo la chica recibiendo una mirada de enojo por parte de aquel chico—Bien... Tu ganas.

—A sí me gusta, cariño—hablo con una sonrisa ladina y luego la beso suavemente—Tus labios son adictivos, lo sabias.

—Ya empezaste keigo—Hablo la chica entre los labios del rubio para besarlo nuevamente, era algo que ambos querían hacer desde hace mucho tiempo.—Si sigues besándome, quien va a cosínar en esta casa—Hablo con ternura al alado.

—Pues claro que yo preciosa, se que te encantara—hablo de manera tierna y se separó de la chica mientras caminaba a la puerta de aquella habitacion—No te levantes, pronto estará todo listo—salió de la boca de aquel alado para luego perderse en otra habitación.

La peliroja se acostó en esa gran cama, la cual olía a él y poco a poco se relajo, su olor era relajante y embriagador para ella, el sueño le ganó y aquella cama no ayudaba para que se mantenga despierta.

A sí luego de que el alado fuera a cocinar(con un gran tutorial de Internet) terminó, por primera vez en algún tiempo no quemaba nada por distraído, el fue a ver a su bella chica mientras tarareaba una canción.

—Linda, la comida está lista—Vio como ella se encontraba dormida, el simplemente se hacerco y la miró en silencio, estaba enamorado como un idiota de aquella chica, incluso se olvidó de todo a su alrededor y simplemente acarisiaba la pálida mejilla de su amada—Te amo...

Desde ese día ambos actuaban diferente, parecían una pareja aunque nunca se colocaron ese título, en este momento ambos estaban en aquel sofá de cuero negro viendo una serie, aquel alado tenía en sus brazos a la chica mientras miraban la serie.

—! No tienes que ir¡—Hablo al alado a la protagonista, era una serie de romance y drama barato pero ambos se engancharon. —Eduardo no merece perdón alguno—Hablo frustrado, al ver como la protagonista se dirigía a él personaje masculino.

—Keigo, Talvez ella no quiera perdonarlo y va a por venganza, recuerda que Rosalía se metió entremedio—Hablo aquella chica mientras hablaba. —Y si lo mata—

Ambos se rieron por sus suposiciones y se miraron,el alado acarisio con ternura la mejilla de la chica, ella se dejó llevar por aquella carisias del alado.el miraba cada detalle que su rostro generaba.

—Te vez hermosa... —pensó en voz alta y un sonrojo de parte de la chica se formó, esos tonos pocas veces aparecían y eso le sorprendió.

—Y tu un pajarraco—Hablo mirando a otro lado y el alado en venganza empezó a besar el cuello de la chica y dejando mordidas. —K-keigo mmm—Ella se tapó la boca cuando un gemido suave quería salir.

—No soy un pajarraco cualquiera—Hablo el cuello de ella y lo beso—Soy tu pajarraco y no puedes odiarme—Mordió suave y al momento de escuchar un jadeo el se separó para ver tu rostro, tu cara estaba llena de colores y eso lo puso muy feliz, ya que solo el podía hacer que esos colores salieran.

—Claro que eres mio—La chica de un rápido movimiento se coloco a orcadas en las piernas de él, dejando ambas intimidades juntas solo separados por la tela de sus ropas.—A sí que nadie más puede ver tu carita—Ella lo beso y el se dejo llevar por el sentimiento, cuando ella dejó de besarlo el busco denuevo esos labios pero al sentir esos labios en su cuello se le erizo la piel, sus plumas se movieron de manera indirecta a lo que él quería, aquellos besos y carisias eran demaciado para su cuerpo, solo en sus sueños húmedos tenía este panorama que tenía ahora y se dejó querer por su amada chica.

A pesar de tener experiencia con algunas chicas nunta tenía esa reacción en el, cuando sintió las manos de ella a carisias serca de su pantalón, solo tiro su cabeza hacia atrás disfrutando las carisias de su amada, sus manos se dirigieron a aquellas piernas, donde cada rose generaba que el apretara sus muslos.

—Keigo~~—Al escuchar su nombre abrió sus ojos y vio a la chica qye tenía un brillo en sus ojos, sabía que ese brillo significaba.

—Si sigues te lo haré en el sofa—Hablo ronco y apretando las nalgas de ella.

Un beso fue suficiente para darle esa señal que buscaba.

Unidos por las estrellas [Hawks y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora