Las siguientes semanas habían sido más estresantes de lo que Tobirama podía describir.
El trabajo tras un contrato millonario que había conseguido, había sido agotador. Las largas rutinas de trabajo que había tenido en compañía de Izuna fueron caóticas.
Si, había estado trabajando arduamente de la mano del omega, que había resultado ser un diamante en bruto, nada parecido a lo que Tobirama esperaba de él. De hecho, se había ganado rápidamente su confianza, y su atención.
Y es que él no quería pensar que era por su conexión con el omega, pero realmente el Uchiha lo tenía sorprendido. Era hábil con respecto al trabajo, y esa actitud retadora que tenía hacía su alfa hacía que Tobirama quisiera lanzarse sobre él.
Había tenido el control suficiente para no hacerlo, sobre todo en esas largas noches que se quedaban en su oficina, e Izuna soltaba feromonas cuando estaba muy cansado, demasiado dulces para el bien del alfa.
Se había tomado el atrevimiento de oler el cuello del omega, una noche que se había quedado dormido en medio de su trabajo. No había querido hacerlo, pero tenerlo entre sus brazos mientras lo cargaba con rumbo al sofá había hecho que su sentido común se dispersara un poco.
Él odiaba las cosas dulces, pero el olor a caramelo que desprendía aquel omega era tentador.
Simplemente estaba reaccionando a sus instintos, siendo víctima de las veces en las que el omega solía marcarlo con su olor, solo para molestarlo. Lejos de molestarlo, le gustaba, pero no estaba dispuesto a admitirlo.
Izuna siempre estaba alrededor, haciendo que los nervios de Tobirama estuvieran alerta, nunca sabía que esperar de ese omega.
Era una caja de sorpresas, y a él no le había gustado nunca las sorpresas.
Hasta que lo conoció.
Hashirama había hablado con él, solo para tratar de convencerlo de formar un lazo con Izuna. Casi podía jurar que se había convertido en una copia exacta de su padre.
Madara, el omega embarazado de su hermano, también había hablado con él, si es que aquellos gritos podían considerarse una conversación. El testarudo omega le había exigido que aceptara a su hermano, alegando que se creía más que todos.
Y no era cierto, él no se creía más que nadie, era simplemente que no podía llegar hasta Izuna y pedirle que lo dejara marcarlo, no era tan fácil.
El lazo no era una opción, al menos no lo veía como algo probable en ese momento. Si, Izuna era su omega destinado, y si, su alfa interno se moría por ponerle las manos encima a ese omega con olor tan atrayente, también quería tenerlo cerca el resto de su vida.
Ciertamente no podía dejar de pensar el dueño de esos cabellos negros, pero él lo había rechazado en primer lugar, así que no sabía cómo acercarse ahora. Al menos no de una forma diferente a la que ya hacía.
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O M E G A | TOBIIZU
Fanfiction𝑻𝒐𝒃𝒊𝒓𝒂𝒎𝒂 𝒏𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆 𝒖𝒏 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂, 𝒆 𝑰𝒛𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆 𝒂 𝒆𝒔𝒆 𝒂𝒍𝒇𝒂.